23. Problemas en la oficina

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Dallon
Y... no he hablado con él desde hace casi una semana.

Lo sé, puede sonar exagerado; pero me preocupa que no conteste mis llamadas, me preocupa no verlo en la pastelería considerando todo lo que ha pasado en estos días.

La última vez que lo vi fue la noche que se quedó en mi apartamento. Él estaba muy preocupado por el asunto de las notas, y no me escuchó cuando intenté decirle que no pasaría nada.

Y la verdad es que ese asunto también me preocupaba bastante a mí. Intenté calmarlo, fingí que las cosas estaban bien para no asustarlo..., pero no lograba ni calmarme a mí mismo.

¿Qué se supone que debo hacer en esta clase de situaciones? ¿Esperar?, ¿buscarlo?

Y si es así, ¿dónde?

Llego a mi trabajo. No saludo a nadie, camino directo a la oficina de Lisa.

—Hola Dallon, ¿Cómo es-

—Lisa. —Me siento—. Tengo un problema.

Ella deja lo que estaba haciendo, haciéndome saber que me escucha.

—Es... ¿Te acuerdas de las notas que estaban dejando en mi apartamento?

—Sí.

—Pues..., creí que se trataba de una broma, porque se habían ido de repente. Pero ayer estaba con Brendon en mi apartamento y llegó un hombre vestido de Santa. Nos dejó otra.

—Espera, estabas con Bren-

—Eso no importa. Lisa, ¿me estás escuchando? Esto... Tengo miedo de lo que sea que esté pasando. Además, no hemos encontrado al verdadero culpable. Todo lo que te han mandado, los paquetes y eso, solo nos dicen que Ryan Ross no fue el espía corporativo de 2016, pero..., ¿qué tal si el verdadero culpable tiene que ver con esto?

—¿A qué te refieres?

Intento organizar mis pensamientos para explicárselos, sin embargo, cada uno de ellos parece más descabellado que el anterior, y después de un rato me convenzo de que todas estas teorías solo son evidencia de lo paranoico que me estoy volviendo gracias todo este asunto. Las dejo de lado.

—No sé —suspiro, cansado—. Solo digo que debemos llegar al fondo de este asunto lo antes posible.

Nos quedamos callados. Lisa hace algo en su computadora.

—¿Qué haces?

—Le mandé un correo a un amigo de la compañía Howell hace unos días. Creo que me contestaron.

—¿Qué?

Me puse a su lado. Un video comenzó a reproducirse.

—Son las grabaciones del año pasado. Quiero ver si hay algo inusual, o si vemos las matrículas de quien entregaba los paquetes. Algo así.

—Dios mío. ¿Cómo conseguiste eso?

—Ya te dije. Con un amigo.

Miro a Lisa un segundo, analizándola. Luego vuelvo a la pantalla.

No sé por qué no teníamos este tipo de evidencia el año pasado, nos hubiera sido de mucha ayuda.

—Mira... —dice Lisa, parando la cámara en un cuadro. Señala algo... ¡Son las matrículas de la motocicleta!

—Dios mío. ¡Lisa! ¡Esto es increíble!

La envuelvo en un fuerte abrazo. Ella me sonríe.

—Voy a mandarlo a revisar. Probablemente Jon nos diga a quien pertenece la motocicleta... Y por fin terminemos con este asunto.

—¿Cómo es que no se nos ocurrió antes?

¿Nos? —Lisa tosió—. Bueno. El año pasado no había tantas faltas de seguridad en la compañía Howell, y este amigo que te digo... apenas me pudo conseguir los videos.

—Debió ser un buen amigo.

—Sí...

Lisa y yo nos quedamos callados cuando escuché mi teléfono sonar. Contesté antes de que mi vergonzoso timbre comenzara a escucharse.

—¿Sí?

—Shhh... Sal de la oficina, Dallon.

Una grave y distorsionada voz sonaba amenazante desde el otro lado.

—¿Q-Qué?

—Sal. Ve al baño. Y hazlo parecer normal.

—¿Por qué mierda haría eso?

—Bueno... —ríe—. No lo sé. Digamos que fui la persona que puso las cámaras en tu apartamento, y tengo muchas cosas interesantes que podría compartir.

—¿Eh...?

Trago saliva. Miro a Lisa un segundo, y seguido le aviso que tengo que irme. Ella asiente, confundida.

Me dirijo al baño rápidamente.

—Ya —digo, cerrando la puerta—. ¿Quién carajos eres, y qué quieres de mí?

Mira. Estoy escuchando todo lo que pasa, y vengo a advertirte sobre algo.

—No puedes dejar que Lisa mande a analizar el video de seguridad.

—¿Por qué...?

—Porque si lo haces, Ryan Ross saldrá de la cárcel.

—¿Qué? Claro que no. Él... él tiene cargos por varias cosas. Incluso aunque saliera, podría volver en cualquier momento por sus asuntos con la mafia y-

—¡Shhh! Ni siquiera menciones a la mafia. ¿No sabes que hay personas escuchando?

Miro a mi alrededor, algo alarmado.

—Mira —suspiro—. No sé quién eres, no sé qué quieres que haga, ni por qué..., pero voy a reportar esta llamada de inmediato, rastrearán el número y entonces-

—No harás eso.

—¿Qué te hace creer que no?

En ese momento, una hoja de papel se desliza debajo de la puerta del baño. La tomo y la leo rápidamente.

—¿Qué es esto?

—Son las aclaraciones de la sentencia de Ryan Ross. Lee el penúltimo párrafo.

«Al señor Ross solo se le acusa de haber cometido el crimen de espionaje corporativo, indultándolo tanto del asesinato de Laurene Weekes como de los daños causados después del accidente, tráfico de drogas y sus negocios con la mafia rusa y estadounidense; todo esto a cambio de valiosa información que el sujeto nos dio sobre las mismas.» Sí... Yo sabía esto, ¿y qué?

—Lee más abajo. En letras pequeñas.

«... Entendiendo así, que al terminar la sentencia del señor Ross, o si bien se presentara nueva y valiosa evidencia que declarara su inocencia, él saldría de la cárcel y retomaría todas las libertades que tuvo antes de ser procesado...»

¿Qué?

Oh, mierda.

—¿Cómo sé que esto es oficial?

—Mira al reverso. Tú lo firmaste.

—¿Qué carajos...?

Y es así; mi firma esta al reverso de la hoja, así como la de Lisa, el jefe, y un juez.

Probablemente en esos momentos yo estaba demasiado traumado con lo del accidente como para preocuparme por las letras pequeñas. Pero ahora eso representaba un gran problema.

—¿Ya te convenciste? —dicen del otro lado. Yo suspiro.

—Haré lo que me pides, pero solo una cosa —tomo aire, molesto—: déjanos en paz. A Brendon, en especial. Él no tiene nada que ver con esto, y si algo le pasa por tu culpa... juro que te encontraré.

—Dallon, querido. Tu novio tiene muchísimo más que ver en esto que lo que tú piensas. Pero corre, que Lisa ya debe estar por mandar el correo.

Y me colgó, el idiota.

♡ Bubblegum | Brallon ♡Where stories live. Discover now