17. Amigos

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Amigos 

[Levi. A]

Eren tenía los ojos bien abiertos, no parpadeaba y su labio inferior temblaba, como si estuviera a punto de llorar pero al mismo tiempo, en el duro intento de contener las lágrimas. Nunca había visto a Eren así y era confuso porque mostraba una apariencia de desagrado, de coraje, pero todo lo que podía ver en sus ojos era un brillo que nunca antes había visto en ellos, mientras miraban a la bonita muchacha de bonitos ojos que observaba a Eren exactamente igual a como los ojos de él la veían a ella.

Y yo, yo no tenía deseos de estar ahí, odiaba conocer tanto a Eren, porque sabía perfectamente lo que sucedería después de esto y no quería presenciarlo.

—Ha pasado un largo tiempo sin vernos, hay tantas cosas que debemos hablar...

Murmuró, entre nerviosa y ansiosa, dio un paso para acercarse un poco más a Eren, pero éste rápidamente retrocedió dos pasos con el ceño fruncido y los labios fuertemente apretados.

—Ackerman— Dijo de pronto, sujetando con fuerza mi muñeca, no me dio tiempo de quejarme siquiera porque él ya estaba halando de mí con fuerza, justo a lado contrario de donde Mikasa se encontraba.— Vámonos, no hay nada que hacer aquí.

Miré por sobre mi hombro a Mikasa, los ojos llorosos y una expresión llena de resignación. Estuve a nada de decirle a Eren que se detuviera, que hablara con ella, pero callé, en ese momento de total egoísmo pensé que así debía ser, con esa mujer muy lejos de él. Lo cierto es que al verlos por primera vez juntos, pude darme cuenta de un par de cosas que no se podían negar y eso no me hizo sentir nada bien.

Dejé que me arrastrara por los pasillos, sin quejarme, sin decir nada porque temía que cualquier cosa que pudiera decir lo hiciera darse media vuelta e ir a buscarla. Finalmente se detuvo cuando estuvimos en el tercer edificio de la escuela, lejos de los vestidores, lejos de Mikasa, juntos, solos, justo en donde estaban los laboratorios de ciencias y computación.

Soltó mi adolorido brazo y hubo varios segundos de un silencio incomodo, en donde lo único que se escuchaba era la respiración agitada del moreno, hasta que Eren poco a poco relajó los hombros, soltando un largo y pesado suspiro fue que por fin mi lengua se separó de mi paladar para hablar.

—¿Jaeger?, ¿estás...?

—Estoy bien— Interrumpió casi de inmediato, sin embargo la voz salía entrecortada de sus labios y lo que era peor, es que ni siquiera me miraba a los ojos.— Es sólo que ella es...

—Lo sé, lo entiendo.

Me miró, en sus labios había un pequeño puchero y los ojos le brillaban a consecuencia de las lágrimas que se negaba a dejar salir. Asintió y se dejó caer en uno de los tantos escalones que daban al piso superior en donde estaba las salas de juntas y los laboratorios de computación, me senté a su lado, sin saber si quiera si él tenía deseos de que yo precisamente estuviera ahí, viéndolo en aquel estado de debilidad que no le conocía y que lo dejaba tan expuesto.

—Apuesto a que Annie y Armin ya lo sabían— Soltó de pronto, torciendo un poco los labios y poniendo los ojos en blanco, como si le causara diversión todo esto.— Apuesto a que están conspirando para que la perdone y vuelva con ella... no, perdón, no sé por qué te cuento estas cosas, ni siquiera somos amigos.

—Podrías intentarlo— Encogí los hombros y Eren llevó su mirada a mí, parecía bastante desconcertado.— Ser mi amigo.

Qué dúo tan patético eramos, un idiota enamorado de otro idiota que seguía enamorado de una chica que lo había traicionado. Lo que yo debía hacer era levantarme e irme, rescatar la poca dignidad que tenía, dejar que Eren sufriera solo por sus problemas amorosos y arreglar los míos que bastante mal me tenían, pero no. Técnicamente estaba rogando por las migajas. Probablemente yo era el idiota más patético de los dos.

Like a girl; EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora