24. Juntos y revueltos

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Juntos y revueltos 

[Levi. A]

Desde que Mikasa y yo habíamos acordado en hacer una tregua en la que ambas partes pondrían de su parte para que esto funcionara, ella no se despegaba de mí y Eren, sobre todo de él. Incluso ahora se sentaba con nosotros a tomar el almuerzo, dejando de lado a Annie y Armin, decía que de esta forma ella tampoco tendría que soportar a Annie todo el tiempo, parecía que se llevaban mal, casi todo el tiempo se estaban peleando, contradiciéndose entre ellas y armando gran alboroto.

Pero me daba cuenta de que en el fondo se querían y se protegían entre ellas, se guardaban secretos y aunque alguien estuviera torturándolas para que hablaran de ellos, ninguna de las dos cedería. Ambas eran tercas, probablemente esa era la razón principal de que chocaran todo el tiempo, era divertido mirarlas pelear, tenía que admitirlo. Cuando no estaba coqueteando con Eren en mis narices, me parecía más que agradable, era amable y aunque en realidad no lo fuera, para nada, daba la impresión de ser tan vulnerable como una frágil flor que recién abre sus pétalos. Me agradaba y si no fuera porque Eren estaba justo en el medio, la adoraría como si fuera mi hermana.

Hacía buen equipo con Eren, se reían de las mismas estúpidas bromas y se hablaban en código, diciendo cosas que estaban fuera de mi alcance de poder entender, repetían los mismos diálogos de películas que conocían perfectamente y... me daba una terrible envidia, pero cuando veía a Eren así de bien, todos los sentimientos negativos que pudiera tener hacia Mikasa se esfumaban en un parpadeo. Muchas veces he llegado a pensar que quería que él estuviera con ella, antes de que con cualquier otra ordinaria mujerzuela.

No confiaba en Mikasa, no aún, ni una sola pizca, pero estaba haciendo todo lo posible por llevar bien las cosas con ella y desde luego que ella también hacía su parte, se tomaba muy en serio ese asunto de querer redimirse.

—Mañana es catorce de febrero— Anunció de pronto ella, nos habíamos encontrado en los pasillos y ahora caminábamos juntos rumbo a la cafetería en donde seguramente estaba Eren con Hanji.— Quiero regalarle algo especial a Eren, ¿tú qué me sugieres?

Arrugué la frente, me molestaba cuando Mikasa me agarraba como su consejero personal, como si yo supiera gran cosa acerca del amor.

—¿Por qué me preguntas a mí?— Pregunté de mala gana, ganándome una mirada llena de curiosidad por parte de la mujer.— Deberías preguntarle a Annie, o a Armin, qué sé yo.

—Annie se burlaría de mí y lo último que haría sería ayudarme. Armin por otro lado... no es muy romántico que digamos— Suspiró largamente, luego agregó:— Tú conoces bien a Eren, eres importante para él y de alguna manera te tengo más confianza a ti.

—Oh, qué pésima idea.

—Yo no lo creo así— Se detuvo de repente en medio del corredor que nos llevaría a la cafetería y me miró con algo parecido al miedo combinado con la vergüenza.— Por favor, a puesto a que tú sabes con que tipo de detalles lo conquistó Rivaille en su momento.

Yo también me detuve casi enseguida cuando la escuché mencionar a Rivaille, volteé a verla pero en su rostro no vi nada parecido a la burla, el reclamo o la saña, parecía que ante juicio de ella, era lo más normal del mundo hablar de ese asunto. No era el caso para mí o para Eren, cada vez que Mikasa sacaba a colación el tema de Rivaille nos ponía los pelos de punta, había sido mi error mencionarla, ya que ahora Mikasa parecía demasiado aferrada a saber cosas sobre ella.

—¿Qué? ¿por qué dices esas cosas?

—Escuché rumores... de que Eren iba en serio con ella— Mikasa encogió los hombros y se acercó un poco más a mí.— Me da la sensación de que ustedes eran cercanos, por la forma en como la defendiste el otro día...

Like a girl; EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora