13

63 23 8
                                    



Uday, Marjorie River, 28 de mayo de 1997

QUERIDA IAN,

Los días contigo, no los olvidaré.

Cómo bailamos alrededor de nuestra frecuente fogata de fin de semana, a la harmónica que Luke tocaba impresionantemente, al ukelele que tú tocabas bien habiéndote negado a aprender más que por ti misma, y a la olvidada flauta que yo trataba de tocar torpemente gracias a unas pocas clases que había tomado. Juntos tratamos de aprender a tocar canciones populares, nuestras propias versiones de ellas, y unas cuantas que habíamos creado nosotros, primero como una broma tonta.

Esas noches en que nos acostábamos y observábamos el cielo estrellado, agradeciendo que viviéramos en un pueblo relativamente pequeño, y no una ciudad donde no se nos serían concedidos esos puntos brillantes en la altura oscura...

Ahora te has ido a una de esas grandes ciudades y sacudo la cabeza sin comprender, preguntándome si puedes ver allá lo que yo veo justo ahora. Hiciste tus planes, lo entiendo. Estabas lista para irte, pero yo no lo estaba, para tener otra amistad partiendo. Algunas veces finjo que sigues aquí, y algunas veces, eso ayuda. Viste mi dolor y de manera hermosa me ayudaste a estar bien, como también hice yo. ¿Fui de ayuda? ¿Estás sufriendo por nuestra distancia, como yo?

Supongo que hemos estado cambiando a algo diferente, y lo que soy ahora, te agradezco por ello; pero desearía que la tristeza que me visita de vez en cuando debido a tu partida, no fuera parte de las características que hacen a la presente yo. Una parte de mí está firme en una inhabilidad de ver mi vida realmente continuar sin ti, pero una más grande sabe que ya lo estoy haciendo. De alguna manera, lo estoy haciendo funcionar. Aun así, desearía volar a cualquiera que sea ahora tu mundo. Las puertas están abiertas para que vengas a este en el que estoy atrapada, en cualquier momento.


Amor, luna y estrellas,

Jazz

Inmarcesibles MemoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora