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Dulce...

La medalla de bronce no fue por lo que vine, sin embargo llevaba esa sonrisa fingida en mi rostro como si todo hubiera salido de maravilla. Después del acto protocolario de la entrega de medallas me alejé a la cancha de tenis, desde pequeña siempre me atrajeron los deportes, jugaban dos niñas con quienes parecían ser sus madres se veían realmente bien, el amor desbordaba por sus poros y se reflejaba en forma física por las sonrisas que no ocultaban, disfrutaba, disfrutaba del sol y de esa vista.

- Eres buena, cualquiera se equivoca. - Expresó tras de mi el mismo sujeto de ese día en la alberca, de inmediato mi felicidad se deshizo, el tipo lograba alterarme y no sé por qué.

- Te puedes ir por favor- Intenté ser lo mas cortés que pude, no le miré el rostro pero su voz, era algo difícil de olvidar.

- Lastima que no se te quite lo malcriada, sabes- Puedo jugar que llevaba una sonrisa por como sonaba su voz- Debes de aprender a perder.

- Entonces mis emociones se alteraron, ¿Quién se creía para hablarme de esa manera? , él no me conoce como para generar un juicio y juzgarme. - Giré mi rostro para encontrarme con el suyo, dudé un instante, mis ojos se clavaron en sus labios, llevaba la maldita sonrisa que sospechaba pero eso no me distraería de lo que iba a hacer. Cuando estuvimos frente a frente bajo la luz intensa del sol, estiró su brazo.

- Que pena, se me prende lo tuyo, que maleducado soy no me he presentado. Mucho gusto soy Christopher.

Le dediqué una mirada no de esas bonitas.

- Qué? Me dejarás con el brazo extendido? - Frunció el ceño.

Ganas no me faltaban de dejarlo así pero yo no era lo que él pensaba, modales sí tenía.

- Dulce- Intenté que mi sonrisa no saliera tan falsa, le apreté su mano, era cálida, sentí algo extraño en mi vientre cuando entrelazamos nuestras palmas, seguro tenía hambre, eso era todo, pensé.

A lo lejos observé como Valery me buscaba un poco desesperada de seguro prepararianos nuestro equipaje para regresar a nuestra ciudad.

- Bueno Christopher mucho gusto conocerte, pero me buscan- Le indiqué a mi entrenadora y me escabullí de aquella conversación sin siquiera despedirnos como es debido.

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Christopher..

No sé que tenía esa niña pero sentía satisfacción al molestarla, puede que suene inmaduro, pero es la realidad, no sé si fue una excusa para generar una conversación o un acercamiento entre nosotros, aunque se fue sin dejarme su número de teléfono y sin saber quien soy realmente yo, conseguiría sus datos, se qué nuestros caminos se cruzarán, la quiero en mi equipo y lo iba a conseguir, esa niña y yo nos volveríamos a encontrar...

Quisé quedarme otro rato melodeando por el hotel, pero como todo se acaba, esto llegó a su fin, la noche caía, me dispuse a hacer mis maletas, nuevamente regresaría a mi "hogar", me case algo joven y ahora me arrepiento de haberlo hecho, me arrepiento de haberme casado. No supe elegir a la mujer que compartiría su vida conmigo, ahora ese seria mi karma.

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Dulce....

Al día siguiente regresamos del viaje, tuve que soportar algunos malos comentarios pero lo que más me importaba en el fondo era el apreció y la aprobación de mis seres queridos, los demás importan poco.

Me encerré en mi habitación a descansar un rato pero no lo lograba, ese imbécil se colaba en mis sueños, lo imaginaba con esa sonrisa y me despertaba.

...................

Christopher....

Y entonces llegué a la ciudad de México, subía las escaleras lento hasta mi departamento, no sabía lo que me esperaba o que juego nuevo se traería Marina con tal de chantajearme, me sentía harto sin ganas de regresar.

Ingresé y se podía respirar un ambiente tenso, el televisor estaba encendido pero no estaba nadie en la sala. Seguí hasta el cuarto y los dos estaban dormidos. El sueño de ella era liviano, fue como si sintiera mi presencia que abrió los ojos cuando llegué al marco de la puerta.

- Al fin llegas! - Su tono era de discusión y eso era lo que menos queria.

-¿ Cómo están? - Ignoré su antiguo comentario.

- Como ves, aún estamos vivos. - Aún seguía en esa posición, pero como bien dicen por ahí, para discutir se necesitan dos y yo no estaba dispuesto a prestarme para su juego en el cual luego ella sería la víctima.

Me acerqué a darle un beso a Daniel con mucho cuidado para no despertarlo, luego besé la frente de Marina para salir a preparar algo de comer.

Me senté a disfrutar de mi emparedado de salmón mientras veía un partido de fútbol y las muecas de esa adolescente se colaban en mis pensamientos. Por supuesto era cosa de diversión y porque le encontré el talento y la pasión que tanto llevo buscando, solo es eso. No sé por qué suena como si tratara de convencerme.

Como Estar Sin Ti © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora