UNA SIMPLE MASCARA

37 3 0
                                    

CAPÍTULO CINCO

Sentí un ardor en mi mejilla... producto de la bofetada que me dio mi madre, mientras mi padre miraba la escena sentado en el sofá.

-¡¿Se puede saber dónde mierda estabas?¡ y sobre todo, ¡¿Con quién?!- Sentenció mi madre, mientras sujetaba mi antebrazo con bastante fuerza.
Duele, fue lo primero que pensé.

-Tal vez se estaba revolcando con otro tipo por dinero- Habló mi hermana, mientras se ponía de pie.
-¿Qué no han escuchado todos esos rumores sobre ella?, es tan patética que es conocida en toda la escuela como "La zorra blanca"- Comenzó a caminar hacia mí.
-¿Ahora qué planeas hacer con ese dinero?- Sujeto mi cabello y halo de éste.
-No me digas que piensas volver a Corea, estúpida- Soltó mi cabello, al escuchar el chirrido de los resortes del sofá. Se escuchó un rotundo silencio... Era turno de mi padre.

-¿Volver a Corea?- Preguntó con su voz ronca y firme, lo cual provocó un escalofrío en mí y por supuesto que no me atreví a levantar la mirada.
De pronto, se escuchó el ruido estruendoso de los jarrones al romperse. Todos nos quedamos callados ante aquel acto de mi padre.
Después, tomó mi brazo con fuerza y me llevó al maldito sótano...

Sentí ese dolor... cuando caes repetidas veces...
Mi padre me tiró de las escaleras a propósito y cuando pude levantarme, corrí hacia la ventana para tratar de escapar, pero mi padre bajó rápido y me sostuvo del cabello. Yo grité ante tal acción, provocando que perdiera el equilibrio y cayera hacia atrás.
-¡¡Jamás te irás de ésta casa, maldita mocosa!!-Gritó.
Después, sentí más dolor. Mi padre me estaba golpeado, mientras yo gritaba desesperadamente entre fuertes sollozos que jamás serían escuchados... Se detuvo y me tiró de nuevo al piso frío. Acto seguido, subió las escaleras y cerró la puerta con seguro. No saldría de aquí, hasta que ellos quisieran.
Una... dos... tres horas han pasado, después de la golpiza que me dieron, no sabía exactamente qué hora era, sólo seguía recostada en el mismo lugar donde me dejaron... Me dolía todo.
Escuché el sonido de la puerta abrirse, esto indicaba que ya podía salir, así que me levanté como pude, aferrándome de cosas que encontraba para no caer. Subir las escaleras no fue nada fácil, pero lo logré.

Cuando salí completamente del sótano, no había nadie... así que fui directo a mi habitación. Diablos, más escaleras.

______---_____-----______-----_____-----__

Desperté de golpe, tratando de levantarme de la cama, pero mis piernas estaban entumecidas. Gotas de sudor caían por mi cuerpo, producto del miedo que tenía por aquella pesadilla que robaba mis noches de sueño y hoy no era la excepción.
Cuando por fin pude mover las piernas, me levanté de la cama y fui directo al cuarto de baño. Encendí la luz y miré mi reflejo sobre aquel espejo, ésta vez sería difícil cubrir estos moretones con maquillaje. En mis labios yacía una cortada, la cual dolía cuando trataba de abrir la boca, en mis brazos más moretones... Nada que no pueda solucionar una blusa de manga larga o un suéter.
Miré el reloj que estaba en un estante del baño. 04:59 A.M.

Maldición, aún era muy temprano para comenzar el día, pero aún así, ya no podría ir de nuevo a la cama y dormir.
Tomé algunas prendas del guarda ropa y otras del clóset, me di una ducha rápida y posteriormente me puse ropa interior, sólo para volver a aquel espejo de hace un rato y sacar mi maquillaje.
A decir verdad, me dolía cada vez que tocaba mi rostro, pero era normal, así que ignoré aquello y continúe maquillándome.

05:15 A.M.
Ya estaba lista, me demoré más tiempo de lo que pensaba.
Bajé a la cocina para hacer los deberes, o mejor dicho, los deberes que tenía que hacer mi hermana pero nunca hacía y aún así se llevaba el crédito.
Después, fui a la sala y comencé a recoger aquellas cosas que habían sido rotas hace unas horas.

LA CASA DEL AHORCADO (KTH)  Where stories live. Discover now