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Mis piernas abrazaban la cintura de Taehyung, ambos pechos se tocaban de por medio con las pieles bañadas en transpiración, misma ejercida por los movimientos de ambos. El castaño tenía pegada su boca a mi cuello, dejando besos y mordidas, sin marcas, como le había pedido de rodillas, prometiendo luego darle aquella mamada que tanta pedía desde hace días.

Mi respiración era bastante agitada, mis labios se mantenían entre abiertos emitiendo sonidos vergonzosos para alguien con el orgullo bastante alto. Mis ojos se mantenían cerrados, logrando abrirlos cada vez que Taehyung me obligaba a hacerlo, con aquel tono grave y ronco, sacando de su boca palabras de mala educación y diciendo los típicos: — Que gusto me das, Jeon.

Por extrañas razones de la vida, aquellas simples y sexuales palabras, me erizaban la piel y hasta llegaba a sentirlas cariñosas, sensuales y hasta cargadas de deseo, no del que tenemos nosotros, si no aquel de estar pegado a aquella persona, tomarse el tiempo para acariciarle los cabellos y decirle cursilerías al oído. Pero claro, sólo eran los efectos del orgasmo cercano, no llegaría a sentir algo por Taehyung nunca, ni acá a mil años.

Aprietas tan bien, santa mierda de Calcuta. — dijo con, ahora, la boca sobre mi oreja, dando leves lametones a mi lóbulo y dejando que los jadeos golpeen contra ahí, excitándome más y dejándome al borde del abismo.

— ¿Po-Por qué nom-bras a un san-to ahora? — trate de cuestionar, dejándome con algunas palabras en la garganta al sentir como la punta de su miembro pegaba rítmicamente contra mi próstata, sacando más unos chillidos que gemidos.

— Deja de hablar y abre la boca. — respondió gravemente mientras separaba su boca de mi oreja y ahora la dirigía a mis labios, quedando de piedra al volver a sentir aquellas leves mariposas en mi estómago, dejando el orgasmo más cerca y que los labios de Kim me lleven a la perdición.

Mi pierna izquierda se tensó, me separé de la boca del castaño para echar más hacia atrás la cabeza y poder gemir con libertad, estiraba mi cuello y ejercía presión en mis ojos y manos, aferrando estas a las tan impecables y ya sucias sábanas del otro.

A los pocos segundos, la sensación de como el preservativo se ensanchaba en mi interior sacó un largo suspiro de mis labios, liberando todo el aire contenido en los últimos momentos dónde mi anatomía no hacía más que recibir a Tae, en uno sólo de sus sentidos.

Mi respiración se logró tranquilizar cuándo el miembro del castaño salió de mi pequeña entrada, dejando que su cuerpo se tiré al lado mío y respirando con fuerza para volver a sus cinco sentidos.

Si Yoongi pregunt— le interrumpo.

Estábamos jugando a la consola. — respondí, siempre era lo mismo. Su hermanastro me había visto varias veces salir de aquí, lo bueno es que Taehyung y él tenían el trato de no involucrarse en la vida del otro, se contaban todo, pero no podían ir por ahí diciendo que se acostaba conmigo y cosas así. Sólo Yoongi y su novia, Dabin, estaban al tanto.

— ¿Sabes que es lo más gracioso de todo esto? — interroga Taehyung luego de un silencio bastante largo, dónde ambos recuperábamos la velocidad precisa de la respiración. Muevo la cabeza como signo de que prosiga — Que no tengo ninguna consola. — sonreí.

— Yoongi ya sabe lo que hacemos, ¿por qué lo ocultas? — pregunto, mientras me trato de dar vuelta, sintiendo como el lubricante cae entre mis muslos. Pongo un codo en el colchón y coloco mi cabeza en mi mano, quedando de lado mirando al otro.

frozen king ; taekookWhere stories live. Discover now