2° prologue

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[SEGUNDA TEMPORADA]













Cómo cosa típica en el amor, y más joven. Taehyung y Jungkook se encontraban en la cama, con el menor a piernas abiertas y el acaramelado entre ellas, sólo una fina sábana suave como la seda tapaba sus extremidades.

La boca traviesa y mal hablada de Taehyung dejaba fuertes chupones en las clavículas del más pálido, deleitándose con los gemidos que liberan aquellos cerezos labios, tan deliciosos.

Las cosas fueron mejor, Jungkook agarró de los hombros a Taehyung, alejándolo y girando en la cama, quedando el mayor contra el colchón y el formado cuerpo del menor sobre la pelvis contraria. La sábana dejó de hacer acto de presencia, la inocencia se perdió hace unos años y la intimidad aumentó, las oscuras manos se paseaban por los muslos hasta llegar a las nalgas y apresarlas, soltando jadeos en el azabache.

La necesidad de besarse fue grande, siendo cumplida y escuchándose aquellos chasquidos tan fuertes que la piel se volvía de gallina.

Tan hundidos en su momento íntimo, no se percataron de los pequeños pasos que rebotaban por el pasillo. El acto se acabó al instante que la puerta fue abierta y un grito se escuchó:

¡PAPÁS! — dijo un niñito de no más diez años, cabello negro y altura alta en lo que cabe. A velocidad de la luz, Jungkook se tiró contra el colchón y empujó a Taehyung de la cama, cayendo este al duro suelo y para agregar, con una erección a punto de explosión.

— ¡Seokjin! — gritó Jungkook, alarmado y agarrando una frazada próxima, para la suerte del niño, tenía los ojos cerrados con las lágrimas cayendo a borbotones. — Cariño, ¿q-qué pasa?

¡Ha-Hay monstruos bajo la cama! — decía, pasando sus puñitos por sus ojitos, frotándolos y dejando la piel rojiza. Puchereó y levantó los párpados, viendo a su padre más chico en la cama tapado con una sábana y al mayor en el suelo. No habló del tema, no entendía claro está, ya se había acostumbrado a ese tipo de situaciones dónde Tata se encontraba en el suelo y Cooky con una linda sonrisa, se preguntaba si sus padres se llevaban bien.

No hay monstruos bajo la cama, Jin. — dijo Taehyung, sentándose en el suelo y agarrando una frazada para taparse, la suerte estaba presente y la torre de pizza ya no está inclinada.

¡Sí los hay! — gritó el chiquillo con las mejillas húmedas. El mayor gruñó y le volvió a responder:

Que no hay, hijo. — rodo los ojos e intentó sentarse en la cama, sin dejar rastros de que estaba desnudo y antes que su pequeño aparezca estaba en una escena comprometedora.

¡Que sí! ¡Uno me toco el pie y fue asqueroso! ¡Tengo miedo! — gritaba. Eran las dos de la mañana, los vecinos seguro que estaban cansados de escuchar los gritos de aquel chiquillo a tal hora o tal vez otros, pero no es el tema principal.

Mira hijo, no hay monstruos bajo la cama. Es todo mentira, ¡no existen! — decía con voz gruesa y enojada Taehyung. Jungkook, por otro lado, se agarraba las sienes, era la misma situación todo el tiempo, había días en los que pensaba "cuándo fue el momento que adopté dos hijos" El mismo que te acostaste con el rey frío.

¡Papá! ¡Te estoy diciendo que uno me tocó el pie! — pataleaba contra el suelo y fruncía el ceño, las lágrimas no existían ya, pero si el enojo.

Ya basta. — dijo cansado Jungkook, miró a su hijo y le siguió hablando: — Seokjin, ¿qué te parece si traes tu almohada y duermes con tus papás? — le sonrió dulcemente. Aquel chiquillo amaba la sonrisita tierna que tenía su segundo papá, aquel que lo hacía llamar Cooky, Tata era más gruñón a su parecer, pero igual lo quería. El azabache sabía que, aunque ambos Kim se la pasen gritando, se querían a más no poder, más Taehyung quien llegaba agotado del trabajo y le hacía maratón de cosquillas a su niño, le compraba juguetes o golosinas, lo amaba, era la segunda persona que más amaba en el mundo, ya saben quien es la primera.

¡CHI! — gritó feliz el niño. El azabache sólo sonrió y vio desaparecer a su hijo por el umbral de la puerta a la par que escuchaba sus piecitos dar contra la madera. Giro su cabeza, riendo a tono elevado a la mueca tan característica que tenía puesta Taehyung.

¿Qué acabas de hacer? — dijo Tata. Tenía los ojos puestos en la nada, pensando seriamente en lo que acababa de ocurrir.

Tu hijo tiene miedo a los monstros, no va a dormir si no está con alguien. Y dime, ¿quieres que me vaya a dormir con él a su habitación? — habló Jungkook, mientras se levantaba y buscaba en el cajón dos pares de bóxer, uno para él y otro para el alma en pena sobre la cama al borde del acv.

Agh, te odio por momentos, pero por otros te amo tanto. — decía, levantándose y poniéndose detrás de su esposo, abrazándolo por la espalda y agarrando su ropa interior. Le planto un beso en la mejilla y se dispuso a ponerse la tela, lo mismo con Jungkook.

Una vez que ambos tenían la ropa interior puesta, el menor de ellos se puso a buscar la camiseta de su esposo, esa que usaba para dormir y tan linda le quedaba según el castaño. Por otro lado, Taehyung buscaba sus pantalones, habían desaparecido mágicamente una vez entró a la habitación y vio a su pareja con su ropa para dormir.

Ya vestidos y felices, se dieron un corto beso no más de eso porque el pequeño Seokjin apareció por la puerta con una cara de felicidad inexplicable. Se tiro contra la cama y agarró las frazadas con fuerza, les sonrió a sus papás y les pidió con la mirada que se metan. Los mayores se miraron y sonrieron.

La posición en la cama era la siguiente: Seokjin, Jungkook y Taehyung, pero la pregunta es... ¿por qué no el niño entre los dos? Fácil, el castaño se había adaptado a dormir abrazado a su esposo, y que este abrace a su hijo, indirectamente estaba abrazando a Seokjin, ingenioso.

Taehyung se desveló, mirando a su esposo e hijo dormir, como ambos tenían los ojitos cerrados y los labios levemente abiertos. Con la cabeza sobre su mano y el codo en el colchón, con la izquierda acarició la mejilla de su Cooky, y después se dirigió a su hijo, acariciando sus cabellos y sonriendo por como este se arropaba más con las frazadas, soltando un suave gruñido y perdiéndose entre Morfeo. A su esposo, le dio un besito en la mejilla, dejando su corazón hecho bolita por como este se empezó a mover nerviosamente por la pérdida de tacto. Volvió a acostarse, abrazando más fuerte a su musculoso y enrollando las piernas como un koala entre Jungkook y Seokjin.

Eran felices, mucho, tanto.

No se arrepentía ni un poquito de haber tomado aquella decisión. Y pensar que Kim Taehyung nunca pensó en casarse, ponerse en pareja seriamente y tener un hijo, pero mírenlo, abrazando a su esposo e hijo, con la mejor cara de felicidad que el mundo pudo darle. 









muy pronto...

tuni / 300618

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tuni / 300618

frozen king ; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora