1. El inicio

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En la base principal BLP se encontraba el destacado Instituto A. Fue la primera instalación construida por los puros, como símbolo de una nueva etapa para el mundo.
Había 6 sedes en la base principal rodeando al Instituto A. En la 2b se encontraban los cubos de las presas hembras mientras que en la 4d los machos. En la sede 5e se entrenaba todos juntos los puros ayudaban a las presas con lo basico del combate cuerpo a cuerpo mientras que otros ayudaban a los cazadores y a los guardias a perfeccionar su técnica ya aprendida. En la 3c se encontraba el comedor común entre los depredadores y las presas. La administración estaba en la 1a y en la 6f se compartían los cubos de los depredadores tantos hembras como machos. Aunque no había tanto conflicto ya que las depredadoras eran una minoría.

El combate trimestral ya había acabado y tocaba una semana para recolectar presas nuevas. La pérdida en esta ocasión era grande. Salieron ocho grupos a cazar. El ladrido de los perros retumbaba por el campo alarmando a las escurridizas presas. Ellas tenían los oídos mucho más agudos que los cazadores de uniforme azul. Aunque estos últimos tenían gran destreza para la pelea. Cada uno tenían sus ventajas pero combinadas eran excepcionales, los puros ansiaban esa combinación extraordinaria para un animal superior a todo el universo. 

Una familia de presas se escondían de los azules. La chica voltea sus ojos café en todas direcciones, escuchando a lo lejos las pisadas de sus perseguidores. Se acercaban y la familia se ponía más nerviosa. La hermana mayor de los cuatro, Luana, llevó a ver un cazador cerca de su escondite. El azul resaltaba en la Pampa árida. Sólo pensando en sus hermanos los miro por última vez antes de entregarse voluntariamente. Los cazadores pensaron que ellos por su astucia la habían atrapado. Bajaron sus armas y el grupo de cinco la rodearon hasta llevarla a la camioneta. Meg, al ver lo que hizo su hermana guió a los más chicos en dirección a las colinas, buscando refugio. Sin despejar los ojos a los seis prometió encontrarla. 

El tiempo era eterno para la chica castaña. Las presas del interior de la cabina estaban igual o peor que ella. Algunas caras eran conocidas. Miedo y desesperación denominaban su cuerpo. Las manos llena de tierra le sudaban formando una costra de suciedad. El flequillo tapaba parte de su campo de visión y aprovechó para esconderse de los demás. El vestido representaba el color de la Pampa ayudaba a camufrarse. Si bien los cazadores salían cada tres meses a recolectar presas, una noche por mes salían a cazar. Los encontrados por esas noches eran asesinados sin vueltas. Se los consideraban débiles, inservibles para la nueva sociedad que querían crear. 

El vehículo hizo una frenada para nada delicada y luego de unos segundos las puertas traseras fueron abiertas. Un hombre de ropa negra les sonrió y los invitó a bajar. Se miraron entre ellos sin entender su actitud amistosa. Se suponía que los depredadores eran duros, indiferentes, que despreciaban a las presas y las maltrataban. No eran amables ni mucho menos amigables.
Bajaron del vehículo formando dos hileras, una de hombres y una de mujeres para avanzar a los edificios, una vez dentro las guardias las hicieron despojarse de todas sus pertenencias, desnudarse y bañarse todas juntas, luego les dieron ropa blanca, les asignaron un cubo y un número que sería su nueva identidad.

Una vez dentro del cubo, Luana vio que había dos colchones en el suelo, una lámpara en el medio y una cómoda. En el techo había una araña como luz central. 

-Hola- la saludo su compañera - vamos a estar juntas. Me llamo Lara ¿Y vos?
La miro de arriba a bajo. No se veía mal. Tenía un aura que le inspiraba confianza.

-Me dijeron que mil setecientos nueve- contestó Luana. 

-¿Y tu nombre real? A mi me pusieron mil seiscientos noventa y ocho, pero ese es un número para distinguirnos de los aprendices.

-Luana - le contestó- ¿hace cuanto estás acá?- se atrevía a preguntar.

-Casi medio año. Tuve dos oportunidades dicen que la desperdicio pero quiero estar segura antes de anotarme. Quiero ganar y no morir. 

Se la quedo mirando raro. No entendía una palabra de lo que le estaba contando y al parecer fue muy evidente ya que la chica se rió suave.

- Los combates para convertirte en depredador. Tenes que pelear con uno y matarlo para crecer o morir en el intento. Igual no te asustes tenemos horarios para entrenar después de limpiar y atender a los depredadores. Por suerte tenermos como instructor a un puro bastante blando. Cuando te transformas te delegan un instructor para entrenarte y poder avanza. Por supuesto que nunca llegas a ser un puro porque es bastante obvio. Bueno- la miró- ¿alguna duda?

La de flequillo le dijo no con la cabeza. Era rara su compañera. Sabía mucho para ser una simple presa. Lara, lo más característico de esa chica era su confianza. Se notaba a leguas que era fuerte además lo decían sus genes. Su pelo naranja y cuerpo trabajado. Ella si que no iba a fallar. Luana, al comprarse con esa pelirroja se sintió nada. 

La noche cayó y con ella todos del lugar. La castaña no podía dormir, por lo que habían hablado, la iban a despertar temprano, iban a desayunar bien cargado para tener pilas y limpiar. Se armaba grupos para cada sede, se iban rotando a medida que los días pasaban. Luego el almuerzo y por la tarde entrenamiento, todo eso los días de semana ya que los fines no entrenaban para atender a los puros.

Un ruido espantoso despertó a la pobre Luana, quien no había dormido casi nada del miedo y los nervios que tenía. Lara se levantó como si estuviese feliz de la vida. Se vistió rápido y le tendió la ropa a su compañera. Luego de desayunar se crearon grupos nuevos y de milagro a las chicas le tocó juntas. La pelirroja la tenía bien clara. Le explico con lujo de detalles como dejar impecable la sede que le tocó. El día junto a Lara pasó volando. Comieron, cada quien limpio su cubo y llegó la hora de entrenar.

Si bien en la sede 5e se entranaba había dos horarios para separar a las presas mujeres de las presas hombres. Una vez dentro del sitio se podía observar distintos artefactos de entrenamiento desde pesas hasta armas. A medida que las mujeres iban llegando, Luana se tomó un momento para observar detenidamente las armas. Y se dio cuenta que no había armas de fuego como las que solían usar los cazadores, había espadas, cuchillos, navajas, hachas, arcos y otros artefactos que ella no conocía. Un silencio se hizo presenté y ella se dio cuenta que todas las mujeres estaban presentes mirando al frente. Un hombre vestido de negro esperaba que sólo se escucharán las reparaciones. Luana lo miro con curiosidad, era castaño de ojos verdes que te atravesaban como si no fueras nada. Desde afuera el hombre parecía rudo y frío. En el momento que llegó a sus labios sintió una punzada en su costilla derecha, Lara lo había hecho para que pudiera atención a las palabras del señor intimidante. 

- Buenas tarde, presas. Para las que no me conocen soy Elian, su entrenador. Estoy acá para enseñarles a defenderse por ustedes mismas, sin la necesidad de alguien más. No soy ni su amigo ni una presa, la que se atreva a desafiarme- e hizo una pausa para mirarlas a todas. El entrenador pudo olfatear el miedo-... habrá consecuencias. Para las que no lo saben antes de recolectar presas se hace un combate entre depredadores y presas. Aquellas presas que de pura casualidad logran ganar se convierte en depredadora aprendiz. Tanto el combate físico como el combate de armas es importante que lo aprendan del mejor. Ustedes, presas, sólo tiene dos armas permitidas: la espada y el cuchillo. Las demás son para sus superiores. Saber en qué momento atacar y como cuidarse es la base de este curso. Por el momento vaya a elegir un arma junto a una pareja y comiencen a hacer todo lo que sepan. 

Haciéndole caso a esos bonitos e intimidantes ojos verdes, Luana eligió de la mesa una gran espada que le llamo la atención. Junto a Lara se posicionaron en una lona para combatir.
Mientras tanto, Elian miraba a la tonta, según él, castaña que había elegido una espada más pesada que ella suponiendo que iba a ir mejor que los cuchillos. 

Si bien el depredador no les enseñó como normalmente lo hace, dejo que sus presas más antiguas les enseñará algo a las nuevas. El combate cuerpo a cuerpo era el tema de la clase siguiente.

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Nuestro primer capítulo!! Gracias por leernos!!

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Ojalá les haya gustado
😚😚😚😚

DepredadoresWhere stories live. Discover now