4. Biblioteca

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A la mañana siguiente, Lara no le pregunto más cosas a Luana. Aunque le hacia comentarios como: "hoy en la tarde vemos al instructor" moviendo sus cejas de arriba abajo.
La mañana había sido tranquila para las chicas. Ordenaron alguna que otra oficina, pero aún les seguía quedando trabajo por hacer y ya se había hecho la ahora de almorzar.
En la cafetería luego de una fila eterna lograron obtener algo de comida y se sentaron en una de las mesas más cercana. Lara la ponía al día y Luana observaba a las demás personas tratando de encontrar alguna cara conocida. Sin encontrarla. Solo veía presas desconocidas. Unas tenían cara de miedo, otras preocupadas y algunas eran un tanto alegre como lo estaba siempre la pelirroja. Se chocó con un par de ojos celestes, tan celestes que parecía que mirabas directo al mar, pero ellos también la miraban de un modo curioso. Luana interrumpió la guerra de miradas cuando Lara la llamo, ya era hora de volver a sus cubos para cambiarse de ropa e ir a entrenar.

En el camino a sus cubos se encontraron con Elian quien paso por sus lados, fingiendo que esos días después del candelabro no existieron, como si no se conocieran, como si fueran insignificantes. Lara no tardó en hacer algún comentario fuera de lugar, haciendo que la mirada de Luana bajara un tanto triste, pues sabía que él no volvería a demostrarle cariño. Era un depredador y ella una presa, nunca podría pasar algo entre ellos. La pelirroja al notar su error al intentar hacer reír a la chica. No hubo forma de cambiar su estado de ánimo.

-Vamos Lua no te sientas triste- al notar que no había funcionado prosiguió- . Te enseñare a pelear, y vas a destacar. Va hacer que él no pase de ti sin mirarte, que sepa lo que se pierde.

Si bien en su cara se dibujó una sonrisa en su interior se sentía triste, anhelando que aquello que vivió a su lado vuelva a repetirse.
Una vez cambiadas se dirigieron a su clase de entrenamiento, pero al entrar notaron una persona a dentro, mirándolas con un poco de desprecio, se acomodaron como siempre haciendo un semicírculo al redor del nuevo chico.

Luana se puso a observar al nuevo. Vestía de negro como su instructor, quien aún no había llegado. Sus iris eran marrones, pero no de un tono oscuro sino un color parecido a la miel. Su cabello era negro creando un efecto de contraste con sus ojos claros . Tenía una altura parecida al instructor y su tez estaba bronceada.

Del otro lado se encontraba Elian examinando por la parte de atrás a cada una de sus presas en especial a aquella chica torpe. No podía sacarla de su cabeza, una pregunta lo torturo desde la última vez que la vio "¿se sentirá bien?".

-Bienvenidas señoritas, me llamo Cy- hablo el chico sin quitarle la mirada a Luana-. Hoy les enseñare a usar el arco, cortesía de mi amigo Elian- dijo apuntando a la parte trasera de las chicas.

Elian avanzo hasta ponerse al lado del nuevo instructor.

- No se acostumbren solo voy a estar hoy- dijo señalándose a si mismo-. Cada una tome un arco de la mesa con una sola flecha y hagan una fila- dijo mientras señalaba a una mesa detrás de él.

-Una vez conformada la fila sigan a Cy- esta vez fue Elian el dueño de aquellas palabras.
Las presas emocionadas se apresuraron a tomar sus artefactos y conformar la fila, había de todo tipo de arcos y flechas, Luana eligió un arco totalmente negro, simple y una flecha la cual su punta era dorada, Lara eligió un arco verde, no tenía la oportunidad de ver o usar colores tan llamativos como ese, quería tan solo un poco de color el dia de hoy, rápidamente se dirigieron a la fila, para entrar en esa puerta que la había hecho entrar Elian la última clase a la que ella asistió.
La castaña consideraba a Cy un tanto altanero, pero no era como los demás depredadores que ella conocia. Si bien, como primera impresión, él era un tanto frio se dio cuenta a medida que la clase transcurría era muy simpático. Mientras tanto las miradas con Elian, para ella, eran inexistentes, sin embargo, Elian le daba alguna miradita de reojo al notar el repentino trato que existía entre su amigo y la presa.
La clase termino muy rápido, al menos así lo sintieron las chicas. No fue una clase pesada. Ambas chicas lograron lazar muy buenos tiros, con las indicaciones del nuevo instructor que por desgracia no volvería a enseñarles.
- Mil setecientos nueve quiero hablar con vos- Hablo Elian, al notar como la presa se alejaba dejándolo con esa duda. Al oír ese número Luana se detuvo en seco, hace mucho no la llamaban así.
- ¿Cómo te sentís? Ya sabes por la caída y eso- Después de lo que había sucedido en la tarde lo último que se esperaba era a Elian volviendo a usar ese tono amable de aquellos días en su habitación.
-Bien- dijo apenas audible. No le gustaba para nada que usaran el número como forma de nombre para ella. Elian solo asintió y se marchó dejándola ahí sola.
Luego de las duchas las amigas se dirigieron al edificio 1A, donde debían seguir con la limpieza de las oficinas. Luego de horas de trabajo solo quedaban dos, para terminar más rápido cada una tomo una oficina.
Parecía un tanto vieja, más de lo usual. Contenía un piso de madera muy oscuro y en las paredes tenia detalles en madera de casi el mismo color que el piso. Poseía un papel tapiz que envolvía a la habitación de un color crema con textura. El papel de la pared camuflaba, de una forma muy astuta, una puerta. Ella ni lo dudo y entro. Su naturaleza era ser curiosa, siempre observaba hasta el más mínimo detalle.
Al entrar se topó con unas escaleras de madera con un poco de polvo. Había luz. Lo cual era extraño para una puerta oculta. Bajó el primer escalón y la puerta se cerró. A medida que bajaba se topaba con grandes estanterías cubiertas de libros. Los cuales conformando una especie de laberinto con caminos que se bifurcaban. Avanzo un poco más, tocando y mirando detalladamente la primera librería. Sumida en sus pensamientos se sobresaltó al escuchar esa peculiar voz.
- ¿Qué haces, Luana? No deberías estar acá- la miro un tanto confundido. Él se metería en problemas si alguien se enteraba que se encontraba en aquella habitación. Pero aún más si había una presa ahí.
- Ahora soy Luana- dijo enojada la chica sin pensar en las consecuencias.
- ¿Querés que siga llamándote por tu nombre de presa? - No se había dado cuenta de su error hasta que Lua se lo remarco, ella negó con la cabeza.
-Bien, Lua. Nos tenemos que ir de acá. Vos no deberías haber encontrado esto. No vuelvas a venir o te meterás en problemas serios- un tanto extraño para él, ella creyó que ya estaba en problemas por haber entrado en donde no le incumbe. Pero algo parecía distinto en su instructor. En su torbellino de pensamientos, asintió con la cabeza y se dirigió a la salida junto con Elian pisándole los talones.
Luego de aquel extraño encuentro, el chico salió de la oficina sin cruzar ni palabras ni mirada con Lua. Ella se limitó solo a limpiar aquella área. Una vez terminado el trabajo, junto a la pelirroja se dirigieron a la cafetería. En donde se volvió a encontrar con los ojos sorprendentemente celestes dirigidos a ellas.
-Hola, me llamo Galeno, un gusto- digo aquel chico extraño.

♡♡♡♡

Empieza lo mejor de la historia!!

Esto va estar buenísimo

Que les parece Elian?? Confuso??

Ojalá les haya gustado, niños. Les mando un abrazo

Katti

DepredadoresWhere stories live. Discover now