2. Un encuentro raro

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Este capítulo lo escribimos entre las dos!! Estamos muy orgullosas de él.

Fisfrutenloooo

Dentro cap!

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Pasaron dos días y Luana extrañaba cada vez mas a sus hermanos. En las noches se ponía a pensar sobre que podrían estar haciendo, probablemente habían encontrado refugio y marchado para encontrarse con sus abuelos. Tenía recuerdos de sus aventuras juntos. Eran inseparables y esperaba que Meg los estuviera cuidando bien. 

Al cuarto día Lara le había estado contando a Luana algunas de las cosas mas importantes del lugar para que sus superiores no tengan escusas y castigarla. La regla principal era que nunca debía faltar a la limpieza de las sedes, estaba estrictamente prohibido hablar con los instructores fuera del horario de sus clases y por sobre todo la alimentación de las presas tenían un estricto horario. Si se llegaba tarde no podría comer hasta el día siguiente. Luana no le dio mucha importancia a las demás reglas. Ella estaba evaluando si ya podía considerar a Lara una amiga. Dormían, limpiaban, entrenaban hasta comían juntas. Si bien ella no intentaba conversar con otras presas la pelirroja era un poco absorbente ya que tampoco intentaba despejarse de ella. 

Las dos se encontraban en el instituto, limpiando los cubos de los depredadores aprendices con las demás presas. Aunque los aprendices también ocupaban los cubos de a dos personas, ellos a diferencia de las presas contaban con ciertos lujos como: dos camas de una plaza y media acompañadas de una mesita luz, un par de cómodas a tono con un par de grandes roperos, también contaban con un baño privado. 

Una vez que terminaron se dirigieron a los cubos de los puros como sus superiores le ordenaron. Sin duda para ellas el entrar al cubo de un los puros era algo nuevo, ni siquiera Lara había entrado nunca a ellos ya que su turno siempre acababa en los cubo de los cazadores.
Creyendo que la habitación estaba vacía ya que todos los depredadores se encontraban en la sede 5e entrenando avanzaron al interior, pero sin duda ese cubo no estaba vació, al abrir la puerta Luana fue la primera en topándose con un chico de espaldas envuelto en una toalla, el chico escucho ruidos y se giró bruscamente. AL toparse con dos pares de ojos se quedo sorprendido y dicha sorpresa se le fue ni bien se dio cuenta que se trataba de unas insignificantes presas.

-¿Que hacen acá ?- preguntó el puro con un tono de desprecio mirandolas de arriba abajo sin ningún problema. 

Al oír eso las chicas se quedaron estáticas en el lugar. El tono que había usado su instructor las asustó demasiado. Lara siendo la mas obediente estaba apunto de contestar cuando el chico interrumpió.

-Contesten presas, ustedes no deberían estar acá. Ninguna presa puede entrar en la habitación de un puro- contesto en un tono duro- salgan de acá, no necesito sus servicios.

-Pero, señor- le contestó Lara-, los guardias nos mandaron a limpiar. 

Elian las miro y supo en un instante de donde había salido esa orden. De igual manera las sacó de su cubo sin ningún tipo de explicación.

Luego de limpiar todo aquello que se podia ordenar, las chicas se dirigieron a la cafetería, era la hora del almuerzo. La comida para las presas no se veía muy apetitosa pero una vez que ellas se acostumbraban no les parecía tan fea. Al terminar se encaminaron a la sede 5e donde el chico que se habían cruzado hace un rato iba a enseñarles a pelear. En tanto, Luana tenia un sentimiento de preocupación. Lara, por otro lado, estaba un poco emocionada. Sin importarle el inconveniente de hacía un rato disfrutaba de los entrenamientos porque planeaba convertirse en depredadora en el siguiente combate.

Una vez dentro mientras esperaban a sus otras compañeras y su entrenador, Luana se tomo un momento para observar las armas. La clase pasada no le había ido muy bien con la espada, no tenia la fuerza suficiente par mantenerla arriba así que opto por algo mas chiquito, como los cuchillos. Cuando ella estaba afuera siempre tenia un cuchillo en su bolsillo, lo usaba tanto para casar la comida como para defenderse de algún depredador. Observo con detalle cada uno de ellos hasta que encontró uno que le llamo la atención. En el mango del cuchillo tenia una piedra pulida de color azul. Ella aun nadando en sus pensamientos, no se había dado cuenta del silencio que se había formado y que un par de ojos verdes la observaba muy detenidamente. La chica perdida en sus pensamientos se asusto cuando su instructor finalmente le habló.

-¿Sabes usarla?- pregunto Elian con curiosidad, Luana se mantuvo callada. Tenia miedo de contestar. Si le decía que si, seguramente él le iba a pedir una demostración peleando con alguna compañera. Por el contrario, si decía que no, por supuesto que la iba a insultar por se una inútil total. Con cualquiera  de las dos contestaciones ella salía perdiendo.

-Te pregunte algo- dijo Elian ya con algo de impaciencia. Aun con miedo Luana solo se limito a asententir con la cabeza.

-Bien, quiero que lo demuestres, mientras tanto las demás ya saben que hacer, ven conmigo- el instructor se dio la vuelta y avanzo hacia una habitación mientras Luana lo seguía un poco apartada de él- ¿Como te llamas?- dijo Elian cerrando la puerta. Dentro de la habitación, en las paredes, se encontraban los clásicos tiro al blanco.

- Target for shooting- hablo Elian siguiendo la dirección de la mirada- en español objetivos para disparar o tiro al blanco. Sin embargo, te pregunte algo- Luana rápidamente se da vuelta y contesta su pregunta.

-Luana, me llamo Luana- contesto luego de unos minutos de silencio. Al decir su nombre una sonrisa pícara se formó en el rostro de Elian.

-Seguramente no es el nombre que te dieron al entrar. Las presas tienen números, dime que número eres, así te llamaré junto a todos los depredadores- respondió Elian con un aire de superioridad mezclado con algo de gracia. 

-Mil setecientos nueve- contesto muy bajo apenas entendible para el puro. Sintiéndose un poco triste y con impotencia desvió la mirada de él. 

-Bien, mil setecientos nueve, que me muestres esa habilidad con los cuchillos que tanto presumes- dijo entregándole el cuchillo que había estado observando minutos atrás, ese que tenía la gema en el mango-.Para que lo sepas esa gema que tiene en el mango es un topacio. No deberías tener este cuchillo en tus manos, pero por el inconveniente de hace un rato en mi cubo quiero saber si vale la pena enseñarte algo- acotó Elian con desdén. Luana agarro el cuchillo de Elian y con un ágil movimiento lo incrusto en el papel blanco que estaba colgado en la pared. Si bien no dio en el centro, dio lo suficientemente cerca para sorprender algo a su instructor. 

-Bueno, no está mal para ser principiante. Ahora mil setecientos nueve quiero que vayas a practicar con la mil seiscientosnoventa y ocho, tengo entendido que ella se presentara en el siguiente combate, quizá te ayude de algo.- haciéndole caso con rapidez se dirigió a su compañera de cuarto, practicando combate cuerpo a cuerpo las horas pasaron volando.

Al terminar las mandaron a ducharse, una vez fuera de ellas se vistieron y obedecieron la orden de limpiar la sede 6f. Mientras que a Lara le tocaba limpiar los platos en la cocina, a Luana le toco limpiar el enorme candelabro del salón. En esa sede se hacían las fiestas donde el tema principal de celebración eran los combates. Los puro siempre incentivaban tanto a las presas como a los depredadores a triunfar y progresar. 

Ella limpiaba cuidadosamente cada cristal que colgaba en ese gran y hermoso candelabro. Cuando sintió como al inclinarse de más a la escalera, ella caían junto al gran candelabro chocando contra el frío suelo. Para suerte de ella, los puros hacia bastante tiempo tenían el deseo de cambiarlo. La enorme estructura formada por cristal se rompía en miles de pedazos cortando un poco a la chica que estaba en el suelo algo desorientada. El ruido de miles de cristales rompiéndose al mismo tiempo hizo un eco por todo el salón y a lo lejos se podía escuchar unos pasos apresurados.

DepredadoresOù les histoires vivent. Découvrez maintenant