STEVEN HYDE.| Nunca estuvo dentro de los planes de Maggie Bennett el mudarse a Point Place, Wisconsin pero tampoco le queda otra opción cuando sus padres le dan por su cumpleaños un departamento en el lugar con la intención de consolidar la...
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CAPÍTULO OCHO: VERDAD Y BESOS.
Margaret durmió plácidamente, apoyando su cabeza sobre el hombro de Steven, hasta el momento en que el vehículo se detuvo y todos comenzaron a bajar.
—Mags, despierta—, susurró Steven a su oído, apretando sus mejillas para despertar a la chica más rápido. Ella abrió los ojos y lo miró, aún somnolienta —. Debemos bajar, tenemos un pequeño problema.
Con el ceño fruncido, Margaret se bajó del auto. Al observar a todos rodear el auto, asumió que un neumático se había pinchado, o tal vez se habían quedado sin gasolina.
Nunca creyó que el anillo de bodas de Kitty Forman se había perdido y ahora ellos deberían de buscar el bendito anillo en el bosque.
Después de que buscaran por un rato el anillo divididos en dos grupos, volvieron a re–encontrarse sólo para notar que Fez no estaba con ninguno de ellos.
— ¿Qué fue eso?—, preguntó Jackie cuando se escuchó un ruido entre la maleza.
—Fue un jabalí salvaje canadiense—, contestó Steven —. Se alimenta de chicas agradables. Estás a salvo. Mags, yo te cuido—, advirtió, acercándose a la morena y tomándola por los hombros.
Margaret alzó los hombros para librarse del agarre del chico —. No quiero que me protejas, quiero ir a dormir. Estoy cansada.
— ¿Saben? Estar aquí sin TV ni revistas me hizo pensar cómo era la vida quinientos años atrás. ¡Increíblemente aburrida!—, se quejó Donna.
Después de merodear otro rato alrededor —y que Jackie se caiga en un arroyo—, Randy sugirió que las chicas se quedaran en un lugar y él y Steven irían en búsqueda de Fez. No obstante, los dos terminaron caminando en un perfecto círculo, que provocó que vieran a Donna haciendo pis entre los arbustos.
Posteriormente encontraron a Fez con el padre de Donna, por lo que todos retomaron su camino de vuelta hacia la ruta. De alguna forma en la que Margaret no se percató, ya que sólo seguía a Steven mientras intentaba no caer dormida, ellos dos llegaron antes al lugar que el resto del grupo.
—Los perdimos—, anunció con una sonrisa el chico, mirando detrás de él entre los árboles.
Margaret se giró, observando en la misma dirección —. ¿Deberíamos ir a buscarlos? ¿Qué pasa si se pierden?
—No—, negó Steven, acercándose a ella y tomándola por la cintura —. Quiero hacer esto primero—, aclaró antes de unir sus labios.
La morena sonrió en cuanto sus labios se rozaron y sus manos rodearon el cuello del chico de gafas, disfrutando el único momento a solas que habían tenido.
No obstante, ambos se separaron de inmediato en cuanto Jackie gritó —. ¿Qué hacen?
—Besarnos, ¿no es obvio?—, se encogió de hombros Steven.
—Iba a decírtelo, Jackie, pero entre una cosa y otra--.
— ¡Maggie!—, la interrumpió su prima —. ¡Nosotros salimos!
El rostro de la morena se descompuso —. ¿Qué?
—No te lo dije, pero salimos—, asintió Jackie.
—Esperen, ¿no sabías que salimos?—, inquirió Steven —. ¿Acaso no era obvio el hecho que nos odiáramos?
Margaret se encogió de hombros —. Son completamente contrarios, creí que era obvio que se odiaran.
—No lo puedo creer—, bufó Jackie, comenzando a caminar lejos de ambos.
—Espera—, pidió Margaret, lista para seguirla pero fue detenida por Steven.
—Oye, ¿cuál es el problema? No es como si siguiéramos saliendo.., puede ser un poco raro, pero no por eso tenemos que dejar lo que tenemos.
La chica se soltó de su agarre antes de contestar —. Tengo que ir a buscar a Jackie, hablamos después Hyde—, culminó antes de marcharse en la misma dirección que lo había hecho su prima.
