𝟬𝟭𝟬 good night

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CAPÍTULO DIEZ:BUENAS NOCHES

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CAPÍTULO DIEZ:
BUENAS NOCHES.




                    Margaret se encontraba haciendo ejercicio en su departamento cuando el timbre sonó. Ella se acercó al espejo para chequear su aspecto. Llevaba un pequeño short de deportes y un bra deportivo. Su cabello estaba atado en una coleta alta y se frente estaba sudada.

      Después de pasarse una toalla por la fuente, se acercó a la puerta y abrió, suponiendo que sería su vecino pidiendo algo prestado. Sin embargo, se quedó congelada cuando abrió la puerta de su departamento para encontrarse con Steven frente a ella.

       El chico se llevó las manos a las gafas para sacarlas del camino y observala con lujo de detalle de arriba a abajo, recorriendo su cuerpo sin pudor antes que la morena cerrara la puerta en su cara y se colocara una campera grande que tapaba casi todo su cuerpo.

      Margaret volvió a abrir la puerta, cruzándose de brazos para taparse lo mejor posible, aunque sus piernas seguían expuestas —. ¿Qué haces aquí?

      —Fez me explicó cómo llegar—, contestó Steven, volviendo a colocarse sus gafas y sonriendo travieso.

      La morena rodó los ojos —. Deja de sonreír así.

      La sonrisa de Steven sólo se agrandó —. No puedo evitarlo.

      —Como sea. ¿Para qué viniste, pervertido?

      Steven suspiró —. Larga historia. El punto es que rompí todos los objetos de la casa de los Forman pero Red ahora no quiere arreglarlas, por lo que mi habitación arde como si estuviera a mitad del desierto.

      Margaret frunció el ceño —. ¿Por qué rompiste las cosas?

      —Para hacer sentir útil a Red.

      — ¿Por qué se sentía inútil?

      El chico suspiró —. No vienes un día al trabajo y te pierdes de muchas cosas, cariño. Red se jubiló y, como estaba aburrido en su casa, vino a la tienda a reparar algo pero, luego, prosiguió a reparar todo. Comenzaba a ser una molestia, así que lo eché. Pero la señora Forman me hizo sentir mal por ello ya que él se sentía inútil.

      —Entonces rompiste todo para que tuviera qué hacer, sin la necesidad de que fuera a la tienda—, culminó Margaret.

      Steven asintió con una sonrisa, señalándola con un dedo —. Tú sí me entiendes, cariño. Entonces, ¿me dejas pasar?

      — ¿Por qué debería dejarte pasar?

      — ¿No me prestas atención? ¡Te dije que mi habitación es el infierno!—, señaló Steven, sin embargo Margaret lo siguió mirando con el ceño fruncido. El chico suspiró, rascándose la nuca —. ¿Puedo dormir hoy aquí?

      —Si preguntas así, claro—, asintió Margaret, riéndose de la reacción del chico antes de dejarlo pasar.

      — ¿Haces ejercicio?—, inquirió Steven al notar la colchoneta en el suelo.

      Margaret tomó rápidamente la colchoneta y la guardó —. Sí—, balbuceó antes de acercarse a la cocina —. ¿Quieres algo? ¿Agua? ¿Café? ¿Té?

      —Estoy bien así—, asintió con una sonrisa.




                    Margaret no entendió cómo sucedió, pero ella estaba compartiendo su cama con Steven Hyde. El chico la abrazaba por la cintura, sosteniéndola con fuerza como si fuera a desaparecer de un segundo a otro.

      Oficialmente estaban saliendo, pero su relación no era del todo normal. No habían tenido una primer cita, ni siquiera algo parecido a una cita. Sólo pasaban tiempo juntos en el trabajo, o cuando todo el grupo de amigos se juntaba. Sin duda, eso no era suficiente para desarrollar una relación.

      A pesar de todo eso, Margaret se sentía conectada al chico que tenía a su lado. Había algo en él que hacía inevitable que lo desee.




                    Steven se estiró en la cama y se sentó sobre ella. Él miró a su lado y se sorprendió al encontrarse solo, por lo que se dirigió a la cocina y abrió los ojos al ver a Margaret sacarse un sostén deportivo. Aunque no podía ver sus senos, podía ver su espalda desnuda, y eso era suficiente para disparar su imaginación.

      El chico dio un paso atrás, intentando volver a la habitación y fingir que no había visto nada. No obstante, lo único que logró fue golpear la estufa detrás de él y asustar a la morena. Margaret se giró, cubriendo sus pechos y abriendo los ojos en cuanto vio al chico.

      — ¡Hyde!—, gritó ella antes de lanzarse al piso, cubriéndose con la barra que tenía en su cocina —. ¿Cuánto viste?

      —Y-yo.., nada lamentablemente—, contestó Steven, pero decidió a agregar algo más cuando la chica salió de su escondite con una mala cara, claro que con el sostén colocado nuevamente —. ¿Qué? Tengo dieciocho.

      Margaret rodó los ojos antes de dirigirse a su cuarto, pasando al lado del chico —. Eres un pervertido.

      Steven tomó a la chica del brazo y la hizo voltear para que lo mirara —. Escucha, no te estaba espiando, ¿de acuerdo? ¡No soy Fez! Me levanté y, como no estabas a mí lado, me dirigí aquí creyendo que podría encontrarte. Claro que no esperaba que estés dando un show de strip tease.

      La morena golpeó su pecho —. Púdrete, Steven.

      El chico rió —. ¡Puedes darme cuántos quieras! ¡Y dónde quieras!

GOODIE GOODIETahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon