Capítulo 4: "El chico del fondo"

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Caminamos en silencio, siguiendo al señor Peck, que nos estaba hablando y ninguno le tomaba atención

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Caminamos en silencio, siguiendo al señor Peck, que nos estaba hablando y ninguno le tomaba atención. Por lo menos, yo no lo hacía.

—Vaya sorpresa. —susurró Keegan a mi lado. Claro que era una sorpresa, pero por alguna extraña razón yo sentía que era la que más perdía ante esa descabellada situación.

A mitad del camino el timbre sonó, y todos los estudiantes se apresuraron a llegar a sus salones, cuando llegué al mío, ya no había nadie en el pasillo. Entré al salón y lo primero que vi fue la pelirroja cabellera de Verónica, que al percatarse de nosotros con su mano me indicó que me acercara.

Al lado de Aaron había un puesto desocupado, al costado de una gran ventana que daba hacia el patio de la escuela.

Me dirigí hacia ellos.

— ¿Cómo te fue? —me preguntó Aaron, poniéndose de pie para que pudiera pasar y sentarme. Le sonreí.

—Bien, conocí al director. Parece buena persona.

—Ay mi Emy, que inocente, ese hombre es un pesado. — aclaró Verónica, observando de soslayo al nuevo profesor con mucho interés, Berni parecía igual de fascinada.

—¿Quién es el chico que está hablando con Peck? —preguntó Than, que estaba sentado en la otra fila con un muchacho que no conocía, se había acercado a nosotros.

—El nuevo profesor. —respondí sentándome al fin. Los cuatro quedaron atónitos.

—Es joven. —dijo Bernadette.

Asentí, muy joven y muy guapo, Aaron se aclaró la garganta y me tomó la mano, sorprendiéndome.

—Estás helada—dijo entrelazando sus dedos con los míos—. Así estarás mejor. —continuó ofreciendo una de sus hermosas sonrisas.

No sabría cómo explicarlo, pero sentí mis mejillas algo calientes. Sinceramente no me esperaba algo así de él, yo no iba a ser tan tonta como para rechazarlo, así que le correspondí el gesto, apretando mis dedos con los suyos, acariciando su mejilla con mi mano libre.

—A sus asientos, usen la hora del receso para coquetear—interrumpió Keegan, mirándonos fijamente a los dos. Bajé mi mano de su mejilla y me enderecé en el asiento —. Bien, me presento, soy Keegan Conelly profesor de biología y soy de Nueva York, recién graduado y ustedes son la primera clase que tengo a mi tutela, espero que nos llevemos bien. —se presentó animado, todos parecían estar complacidos con el joven profesor.

Observé el salón y me percaté que en verdad no había muchos alumnos, no más de veinte, más chicas que chicos. Algunas sonreían fascinadas con Keegan, otras hablaban entre ellas, una en particular cruzó miradas conmigo e hizo una mueca de desprecio poco disimulada, ¿qué mierda le pasaba? Al final del salón se encontraba un chico que no parecía encajar mucho con los demás allí. Tenía el pelo largo y alborotado de un color negro intenso, de piel trigueña y ropa no abrigada, me dio frío de solo mirarlo.

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