My Exboyfriend » hs (en edición)

XLIX. "Mi Edward"

Quisiera poder detener el tiempo y mantenerme así. Quisiera poder esquivar el dolor, ignorarlo o eliminarlo. Quisiera mi vida justo así.

Sus manos me acarician, como si ellas me fuesen a dañar. Suave, dulce y delicado. Sus toques me deleitan, me cautivan, me relajan. Él se apodera de mi corazón sin si quiera saberlo. Mi corazón, cuelga de sus manos. Él es dueño de todo, él parece controlarme. Soy vulnerable, él me hace así. Sus labios tocan los míos, por un momento, solo los deja así. Disfrutando o anhelando el toque. En cuanto comienza a moverlos, siento el descontrol y el éxtasis por mi espalda. Mis piernas tiemblan y si estuviese de pie, ya estaría en el suelo. No trato de controlar mis movimientos, mis manos ya estan en su cabello, revolviendo cada rizo. Tengo los ojos cerrados. No quiero abrirlos. Siento que, si lo hago, este magico momento desaparecerá. Yo no quiero eso, quiero estar así por la eternidad. Porque así es como debió haber sido siempre.

Sonrisas entre besos.

Nuestros ojos, finalmente, conectan.

Verde y azul.

Azul y verde.

Su sonrisa.

Su sonrisa ilumina cada centímetro de mi vida.

O quizá, tan solo era él. Iluminándolo todo. Mis días, mi vida, mi corazón.

—Harry...—su nombre sale en un suspiro, apenas audible. Sigo disfrutando de sus besos y caricias, mientras él no parece querer detenerse. Pero debe hacerlo—Harry... la puerta...

—¿Hm?—sus toques me vuelven loca, no quiero que pare, pero el timbre de su casa no ha dejado de sonar.

—Harry, basta—lo alejo lo suficiente como para levantarme de la cama. Ajusto la camisa que he usado para dormir, cuyos botones se encontraban desabrochados, revelando la curva de mis senos. Mi rostro se torna caliente y agradezco estar de espaldas y no estar expuesta a él—Ve a abrir, Harry. Puede ser importante.

—Esto es importante—siento su presencia detrás de mi. Su respiración erizando los cabellos de mi nuca. Comienza a besar mi cuello, dejándome aturdida, no hago más que dejarle mejor acceso a mi piel apartando mi pelo de la zona.

Tin tin.

—Mierda—mascullo, poniéndome de pronto, de mal humor—¿Quién mierda toca a estas horas de la mañana?

—Cariño, son las dos de la tarde—ríe él, y confirmo la hora en el reloj de su pared. Recojo mi pelo en una coleta, bajando las escaleras hacía el primer piso con grandes zancadas.

—¡Harry, espero que no sea el cartero porque si es...!

Zayn.

Mis palabras quedan atascadas en mi garganta en el momento en el que un jadeo involuntario sale de ella. La presencia de todos me invade y entran a la casa sin previo aviso. Escucho sus voces saludándome, pero yo solo soy capaz de mirar a Zayn, quien sigue estático en la entrada. No logro descifrar lo que me dicen sus ojos, por lo que no soy capaz de seguir mirándolo.

—¿Qué hacen aquí?—decido preguntar. Me hago a un lado para que entre a la casa, pero no lo hace.

—Debería preguntar lo mismo. ¿Qué haces aquí? Pero supongo que ya sé la respuesta, es la razón por la que no haz contestado los mil mensajes que te he dejado.

—Mi teléfono se ha apagado—no sé porque trato de excusarme. Zayn resopla con diversión y frunzo mi ceño al verlo alejarse. Comienzo a correr, alcanzándolo. Trato de buscar su mano, pero él se aparta con rechazo—Zayn...