LIII. "Debiste ser mía"

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Un leve tintineo hizo eco en mis oídos. Me removí apenas noté el dolor de cuello, pero se me fue imposible moverme apenas unos centímetros. El cuerpo de Zayn cubría por completo el mío. Su cabeza reposaba en mi estómago. Si no fuera por su rostro angelical y sus labios levemente abiertos produciendo un ronquido adorable, ya lo habría tirado de la cama.

Aunque esta no es mi cama, pensé.

Fruncí el ceño. Zayn me había dejado dormir aquí luego de nuestra extraña reconciliación.

Comenzando el día bastante aturdida, caí en la cuenta de que me había quitado la ropa, y mi cuerpo descansaba en la cama junto a su torso desnudo tan solo con una sudadera gigante.

Me removí nuevamente, esta vez con más cuidado y audacia. Zayn se quejo, pero lo ignoré en cuanto logré salir de su fuerte agarre. Ya de pie al lado de su cama, lo contemple una última vez. Su cabello caía por su frente cubriéndole los párpados. Ahogue una risita cuando sus ronquidos se volvieron más profundos.

11:34 am, marcaba su reloj en la pared.

Tenía que irme de aquí.

Si mamá descubría que había dormido fuera...

Quizá era otra persona que me preocupaba. No mi madre.

Me sobresalté cuando Zayn se removió en su cama. Creí que despertaría, pero solo palpó la cama unas cuantas veces, aún con los ojos cerrados, acerco la almohada a su cuerpo y la abrazo.

Sus ronquidos volvieron.

Caminé hacía el baño. No quería darme una ducha y arriesgarme a que Zayn reaccione con el sonido del agua. Por lo que, al momento de entrar, solo me lave la cara y pasé tres veces mi dedo indice lleno de pasta por mis dientes. Logré hacerme una horripilante trenza luego de los mil intentos fallidos en desenredar la paja en mi cabeza. Mi pelo estaba como si hubiera metido los dedos en el enchufe.

Salí del baño aún secándome la cara. Zayn seguía en la misma posición. Me encaminé al sofá en forma de L que tiene en una esquina al momento de divisar mi ropa perfectamente doblada en el.

Zayn es asquerosamente ordenado para mi gusto.

O tal vez tan solo soy yo, una amante del desorden.

Me subí los jeans rápidamente, para luego ponerme los calcetines y botas.

El leve ronquido de Zayn me tranquilizaba y me recordaba todas esas veces que cubrí su rostro con cualquier cosa con tal de detener sus ruidos.

Volví a un lado de la cama al terminar de vestirme. Procure sentarme con cuidado a su lado, para mirarlo dormir una vez más.

Le aparte el pelo de la cara y lo acaricié por unos segundos. Sus párpados se movieron levemente pero no reacciono.

Me alegraba el hecho de no haberlo perdido por mis malditos errores. Zayn era una de esas personas que te hacían cuestionar tu existencia, te hacía cuestionar que diablos hacía alguien como él a tu lado, queriéndote. Su alma estaba llena de pureza y lo amaba por ello. Lo amaba por hacerme tan bien.

No tenía muy claro que sería de mi si él se fuera de mi vida. Jamás me perdonaría si aquello sucediera por mi culpa.

Bese su mejilla antes de alejarme de él y caminar con cuidado hacía la puerta de su habitación. La cerré por detrás de mi y baje rápidamente las escaleras.

Me dirigí a la cocina y prendí la cafetera. Me haría un vago café para reaccionar y comería algo antes de salir.

Zayn al vivir solo, solo tenía tocino, un par de lácteos y una caja de jugo abierta en la nevera. Fruncí la nariz, decidiéndome tan solo por el yogurt de mora.

My Exboyfriend » hs (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora