- ¿No te vas a levantar para ir a trabajar? - ChangBin negó bajo las sábanas - ¿Y eso es porque estás muy avergonzado? - ChangBin asintió bajo las sábanas.
«No puedo creer que tenga que hacer esto» pensó la centinela antes de que se escucharán unos golpes en la puerta.
- ¡Aish! ¿Quién interrumpe mi sueño borra memorias? - se quejó ChangBin levantándose de la cama y dirigiéndose a abrir la puerta. En cuanto la abrio lamentó haberse quejado. - Oh hola, señor Kim - dijo al abrir la puerta y ver que el dueño del departamento estaba trás ella.
- Hola, joven Seo. - el saludo le resultó extraño a ChangBin, como si el señor Kim estuviera a punto de decirle que desalojara de inmediato porque le molestaba su cara. - Tengo malas noticias. - «Oh, por favor que no sean por mi cara.» - Tendrá que desalojar el departamento. Lo siento, joven Seo. - ChangBin frunció el ceño perplejo.
- ¿P-Por qué? Si puedo preguntar.- Por un momento le pareció como si el departamento fuera a derrumbarse sobre él y aplastarlo en los escombros. Había vivido allí desde los 17 años, ¿qué iba a hacer si tenía que desalojar de inmediato?.
- Entiendo su situación. Pero ya no puedo seguir cobrando tan poco el alquiler, es casi gratis. Y sé que el departamento no esta en buen estado pero, - soltó aire con una expresión triste surcando su rostro - en serio necesito el dinero y...
- Le daré su dinero, señor Kim. - lo interrumpió ChangBin sin dejarlo terminar - He empezado a trabajar en un nuevo lugar puedo pagarle. - le dijo mirándolo con ojos angustiados. El alivio y la comprensión en el rostro del señor Kim le propinó cierta esperanza - sólo que no de inmediato. - continuó y vió la esperanza esfumarse - Deme una semana, por favor. Recién he comenzado y aún no recibo mi paga. - le suplicó con ambas manos y el señor Kim cedió dubitativo.
- Solo una semana, no más. - sentenció en parte serio y por otra realmente triste.
- Si, gracias. Muchísimas gracias. - le agradeció ChangBin antes de cerrar la puerta y mirar a la niña quien comía unas galletas sentada en la mesa. - Cen, tenemos que ir a trabajar.
- ¿Cen? - preguntó incrédula la niña. - ¿Trabajar?
- Es diminutivo de Centinela. - aclaró ChangBin - Ya cállate y vamos o perderé mi trabajo. - ella sonrió y se puso en marcha.
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- Llega tarde, joven Seo. - escuchó decir al gerente apenas entraba en el bar. Al parecer entrar en silencio, en puntillas y con sumo cuidado no sirve tanto como parece hacerlo en las películas.
Desde el primer día le había causado una sensación de desasosiego y con la cara de pocos amigos que traía temía tener que darle una explicación así que simplemente asintió y tomó su delantal.
- Sí, lo siento. - se inclinó y lo miró con preocupación. Presintiendo que lo que vendría sería un despido seguro. Al parecer la expresión en su rostro suavizó el temperamento de su gerente, ya que no fue así.
- Está bien. - anunció su gerente - Lo dejaré pasar por esta vez. Ni un día más. - le advirtió antes de dejarlo a solas.
- No deberías arriesgarte así. - escuchó esa voz inconfundible, y vió su hilo brillar, volteo los ojos y suspiró dando media vuelta. Cómo al parecer empezaba a acostumbrar, Felix estaba apoyado en el marco de la puerta, observándolo. - Quizás hoy esté de buen humor pero no siempre es así.
- ¿No te cansas de acosarme? - lo encaró ChangBin - Es decir, en serio.
- Me gusta ver rostros bonitos. - soltó con gran naturalidad. ChangBin se tensó de inmediato y Felix soltó una carcajada. Por alguna razón adoraba hacer ese tipo de bromas hacía ChangBin. Le gustaba ver la expresión de su rostro y el desconcierto en sus ojos, como si en verdad pensará que hablaba en serio. - Oh vamos, tampoco eres tan lindo. - El pelinegro abrió los ojos de par en par y lo miró con desconcierto. Caminó hacía él y se plantó enfrente, tratando de lucir prepotente.
