Felix llevó a SooMin a cenar como habían planeado. Ella seguía sin poder creer lo que había sucedido y, en cierto punto, él también. Se encontraba con ella. Sin embargo, su mente no dejaba de pensar en ChangBin.
¿Por qué seguía pensando en él? ¿Por qué seguía lastimándose de esa manera?
«En este momento ha de estar odiandome.» pensó con dolor.
- Jamás creí que me verías de otra forma que no sea como tu amiga. - «Amigo» pensó de inmediato la mente de Felix. "Creía que éramos amigos..." - ¿Desde cuando es que... mm - balbuceó ella - empezaste a verme como mujer? - le preguntó un tanto avergonzada y se tocó los labios con los dedos, recordando el roce de los de Felix. Aunque él la había besado y se había confesado minutos antes, ahora parecía estar perdido en su mente, en sus propios pensamientos.
- Hace un tiempo. - mintió Felix y escuchó a SooMin reprimir un gritito. Sabía se arrepentiría de seguir con ese teatro. Solo lastimaría a SooMin. Aunque, quizás podría funcionar y saldrían y se gustarían mutuamente...y sería bueno. Quizás se olvidaría de ChangBin y todo lo que esté le provocaba. Podría, al menos, intentarlo.
El roce de los labios de ChangBin, aquella sensación recorrió su cuerpo nuevamente y supo, sería imposible.
- Siempre me has gustado y tenía la leve sospecha de que yo a ti. Pero jamás me hubiese imaginado - sonrió conteniendo los latidos de su corazón - que serías así. - rió ella tontamente tocándose los labios - que te gustará tanto.
«Es que en realidad no pensaba en tí.» quizó sincerarse Felix pero se contuvo.
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- ¡ChangBin, detente! - gritó Cen y este se paró en seco - ¿Qué fue lo que sucedió? - inquirió Cen con cautela.
- Lo que sucedió, Cen. - habló ChangBin enfatizando cada una de las palabras. - Es que mi preciado "hilo rojo" - masculló haciendo comillas con los dedos - me ama tanto que en cuanto llegué a él, ya se había olvidado tan fácil y rápido de mí que se encontraba besando a SooMin. Y si, es cierto. - ChangBin pensó que solo sentía enojo y nada más. Enojo al dejar que Felix lo confundiera de esa manera, enojo a sí mismo por tener la esperanza de que quizás alguien si lo querría de esa manera. Enojo por dejarse manipular y enojo por ser tan débil. Pero, al soltar esas palabras el enojo que sentía se transformó en un increíble dolor. Un inmenso y agobiante dolor. Le dolía haber pensado que en serio valía para alguien, le dolía haber creído que era especial, le dolía haber aceptado en voz alta lo que era y que todo haya ido a parar a la mismísima nada. Le dolía ser tan reemplazable. Y por sobre todo, le dolía saber que todo eso se lo había causado el mismo.
Él fue al bar, el accedió a esa estúpida apuesta, él consiguió el empleo, él aceptó ir a la casa de Felix, él iba a besarlo, él se dejó manipular. Él se enamoró. Él perdió.
- ChangBin...yo...
- No, por favor. - la interrumpió ChangBin dejando caer una lágrima. - No digas nada y vámonos. - le pidió suplicante, secándose la mejilla, antes de comenzar a mover los pies sobre el sólido suelo. - No quiero hablar ahora.
***
Ni Cen, ni ChangBin mencionaron una palabra en el recorrido al departamento. Cen caminaba siguiendo la silueta de ChangBin en extremo silencio. Este tampoco emitía un sonido, pero Cen podía darse cuenta de los dorsos de sus manos pasar por sus mejillas de vez en cuando, secando las lágrimas que se escapaban de sus ojos.
La silueta de ChangBin, oscura en medio del paisaje, al igual que la noche. En el silencio podía escuchar sus pasos sobre la calle, las hojas de los árboles moverse al viento, los casi inaudibles sollozos de ChangBin. Su respiración entrecortada debido al llanto. Le dolía verlo así, le dolía de una manera que jamás podría haberse imaginado.
