#6 Myself

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Rose's POV

- ¡Habla!

- ¿Por que no quisiste tener sexo conmigo?

Su pregunta no me sorprende, somos abiertos al hablar de sexo.

- ¿Hablas de la fiesta de mi hermano? - él asiente con la cabeza.

Recuedo más o menos eso, nos besábamos en mi habitación y él se estaba quitando la camisa cuando repentinamente todo mi cuerpo gritaba que no quería hacer eso.

- Ya lo hablamos, fue como un... Apagón sexual.- Respondo sin muchas ganas.

Él niega y se acerca a mi.

- Esa mierda no existe, Rose dime la verdad.- Daniel se acomoda también en el sofá.- ¿Te interesa alguien más?

- Mierda Daniel no hagas esto ¡Somos mejores amigos! Por favor no vayas a decirme que repentinamente estas enamorado de mi y...

- ¡No! Rose jamás dañaré nuestra amistad, es solo que quiero saber, si estas con alguien y ya no podremos tener... Nuestros encuentros ocasionales.- dice refiriéndose claramente al montón de veces que nos hemos enrollado.

Lo pienso un segundo, y por alguna razón me molesta, parece que solo le preocupara el sexo.

No respondo nada, sólo me acomodo nuevamente en el sofá, el chico se sienta a mi lado y me abraza por los hombros, yo espero a caer en su pecho pero en lugar de eso su rostro se acerca al mio.

- ¡Daniel! - lo regaño, él se aparta, me iba a besar.- ¡Que mierda te pasa!

- Ahora si, dime que sucede ¿Ya no te gusto de esa manera? - lo hizo a propósito para que le diera una repuesta, infeliz.- Habla Huffman.

- No me gusta nadie y no quería hacerlo eso es todo.- él sigue con su mirada de interrogante.- ¡Vete al diablo! Si tanto quieres follar por qué no lo haces con... Con mi hermano.

Digo lo primero que se me viene a la mente, la cara de él pasa a ser un gesto de asco total.

- ¡Que asco! No soy maricón.

- Pero sería más fácil, ustedes que siempre están con ganas, incluso él debe besar mejor que yo.- todo esto no es enserio, solo quiero que me deje en paz.

- ¡¿Pero que coño dices?! Primero muerto.- ahora parece tener verdadero odio.- Jamás besaría a un hombre, que puto asco.

- ¿Por qué?

- Por que no está bien, es asqueroso y no digas que Adam besa mejor que tu, me vómito encima, las mujeres son mejores.

Ya nos desviamos totalmente del tema lo cual me alivia, ahora hay algo en todo este tema de conversación que me da curiosidad.

- ¿Mejores? ¿Por qué?

El chico ni siquiera lo piensa y me contesta como si fuera algo obvio.

- Porque son suaves y lindas, bueno en realidad no todas son así pero... Hay algo... - Daniel nunca fue bueno con las palabras.- Son como una manta caliente en una noche fría sabes...

Esa ultima frase fue absorbida por mi imaginación, imaginé mantas de muchos colores y formas en varios tipos de noches frías y no encontré relación con las mujeres, pero entonces repentinamente recordé una foto que mi hermano tiene en la pared de su habitación, es de una mujer en una cama con sabanas de satín rojo y puedo jurar que desde que tengo memoria ese parece ser el lugar más comodo del mundo y no precisamente por las sabanas de satín rojo, tal vez, a eso se quiere referir Daniel.

- Pero los hombres tienen musculos fuertes y parecen siempre descomplicados y valientes.- argumento, Daniel frunce aun más el ceño.

- ¡¿No entiendo a que mierda quieres llegar?! Mira no voy a besarme con tu jodido hermano.- se levanta del sofá y camina en círculos.- Es tan difícil que me des una respuesta.

Doy un largo suspiro, me levanto del sofá también y en un rápido movimiento tomo su rostro entre mis manos y le planto un beso, que en realidad no se siente suave porque él siempre tiene los labios agrietados, pero con esto él aligera su expresión.

- Sólo dame un tiempo, lo compensaré.

Daniel me da una media sonrisa.

- Podemos ir a tu cuarto.- susurra mi compañero.- No para follar.- levanta las manos con inocencia.- Tengo sueño y tu cama es más cómoda.

Al llegar a mi cuarto él se lanza a la cama, lo observó por unos segundos, está boca abajo sin zapatos ni camisa, al parecer ya tenemos este nivel de confianza, pero generalmente nunca me detengo a observarlo y vaya que sí es guapo, pero hay este sentimiento en mi pecho que a veces me quita la respiración.

Por más intentos que haga de amarlo, de darle una oportunidad, de que al menos de forma superficial entre a mi corazón, no lo logro, Daniel es el tipo de chico del que cualquiera se enamoraría, pero a mi ni siquiera me logra gustar, y claro que no es mi primer intento... Hay veces como ahora mismo en las que me pregunto si algún día encontraré a alguien, esa persona que me haga sentir algo, lo que sea, que llene ese agujero que constantemente está en mi pecho, tantos hombres atractivos en el mundo y a veces me da terror pensar que ninguno de ellos jamás será capaz de llenar el vacio que siempre tengo.

Mis ojos viajan por la habitación hasta llegar a los dibujos que hice hoy para clase de arte, son las tres poses femeninas, los observo fijamente.

- ¿Que es lo que más te gusta de una mujer? - Pregunto vagamente a mi amigo que tal vez aún esté despierto.

- Sus labios.

Responde y miro la parte superior de los dibujos, para mi sorpresa, aunque era obvio, no tenían rostro, solo era la figura del cuello para abajo y por lo tanto no habían labios, pensé por un segundo en dibujarlos, pero aunque lo intentara en mi mente no había la idea clara de unos labios femeninos, tal vez jamás había detallado los labios de una chica.

- ¿No quieres acostarte a mi lado? - pregunta Daniel con voz ronca.

- En realidad, quiero salir a caminar un segundo.- me excuso.- Si tienes hambre hay helado y pizza para microondas.

Tomo una chaqueta de mi armario y comienzo a salir pero él me detiene tomando mi mano la cual acaricia, con la otra lo cubro un poco con una manta.

- Eres tan linda Rose.

Y suelta mi mano, salgo de mi casa inmediatamente dandome cachetadas internas, le estoy dando señales equivocadas a Daniel.

Empiezo caminando pero termino corriendo por las calles, hoy por alguna razón me siento asfixiada y correr realmente me libera de tanto estrés, después de casi media hora llego a un barrio que visito muy ocasionalmente, cuando necesito algo de paz.

La casas son muy lindas en realidad, me quedo embobada viendo fachadas y leyendo inscripciones en las entradas de las casas en busca de la única biblioteca decente del pueblo hasta que sin querer choco con alguien.

- Lo siento.- decimos al mismo tiempo.

Mis ojos instantáneamente buscan los de la persona con la que tropecé y se encuentran con nada menos que dos orbes de un color caramelo muy claro, vaya que color tan difícil de averiguar, tal vez por eso la primera vez que los vi fueron indescifrables, pero entonces caigo en cuenta de quien es la dueña de ese par de amarillentas perlas, Skyler Grey.

Mierda, justo ella.

PROHIBIDO | Lesbian © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora