capítulo 3.

13K 566 46
                                    

La semana pasó rápido, más de lo que quisiera, hoy viernes tengo la reunión con la empresa automotriz, después de todo Brawn no desistió de sus planes, ya tengo hasta gastritis de los nervios, toda la semana he ensayado lo que voy a decir, tengo ordenado a la exageración lo que voy a presentar. Aún así tengo miedo de que le pongan un pero a algo y más porque según esto, estará el presidente de la compañía, no lo conozco en persona porque jamás fue necesario un trato directo con él, y pensar googlearlo que pereza e innecesario, sin embargo me han advertido que es un ogro. Cómo sea, no se diga más hoy voy al matadero.

Lo que me quita un poco de estrés, es pensar que por la noche celebraré el cumpleaños de mi mejor amigo y el imaginar que usaré para está noche me ayuda a relajarme, bueno, ni mucho que digamos ya que no tengo idea de que usar.

Estoy jodida.

Al pesado, pervertido de mi jefe lo he visto muy poco esta semana y después de la bofetada que le di, todo lo trato con su secretaria y si nos llegamos a encontrar simplemente me esquiva, él es una maldita gallina, le falta hombría, para hacerse responsable de sus actos.

Por otro lado que tal y está preparando mi carta de renuncia, ¡OMG!..., na, eso no puede pasar, no es por nada pero soy lo mejor que tiene en esta empresa. Ay ya está bien, quizás exagero, pero no tiene nada de malo que de vez en cuando me haga un elogio. Asi mismo yo soy la ofendida y no creo que quiera una demanda laboral.

Después de bañarme, me visto adecuado para la junta, agarró mi cabello en una coleta alta y pongo solo un poco de maquillaje, el tiempo pasa rápido y si no me apuro llegaré tarde y con el humor que trae el jefecito en estos días ahora si me corre. No entiendo cómo es que siempre se me hace tarde.

Voy manejando hecha la madre pero con precaución, cuando de pronto cambia el semáforo y tengo que frenar en seco, sólo escucho el rechinar de las llantas, en ese mismo instante un golpe en la parte trasera del coche me sacude un poco.

¡Santo cielo que suerte la mía!.

Golpeó la frente en el volante en repetidas ocasiones, para poder perder la conciencia y tener una mejor excusa ahora que sí voy a llegar tarde.

—¡Mierda! lo que me faltaba. —ya no se si llorar o reír de todas mis desgracias, observó por el retrovisor que el piloto abre la puerta para bajar del auto y yo hago lo mismo.

Ahora lo que sigue parece sacado de una pésima película de comedia barata. Pero igual no deja de impresionarme.

Estoy que no me la creo..., ¿es enserio?, otra vez este imbécil, el mismo sujeto de la cafetería y creo que él también me ha conocido, camina con mucha decisión hacía a mí, al quitarse sus lentes obscuros pareciera que está en una pasarela, el sol es un reflector iluminando su rostro y un viento que no se de donde demonios salió, alborota su perfecto peinado, se ve encantador.

Se detiene a una distancia muy corta, dejando apreciar con detalle sus encantadores ojos azules, que a pesar de casi echar fuego hacen resaltar su porte, sensualidad, su perfecto rostro tallado por los mismísimos ángeles, se nota que sus padres lo hicieron con mucho amor.

Las cosas que me pongo a pensar en lugar de salir corriendo lo más rápido posible de aquí, antes de que este hombre me mate con esa mirada que derrite a cualquiera. Oh sí, quisiera derretirme con él.

"Jessica"

—Tú cállate que no me encuentro un hombre así todos los días. Reprendo mi conciencia para luego entrar en cordura y poder hablar.

—Que tenemos aquí, nada más y nada menos que el señor arrogante, que por cierto, acaba de chocar mi auto —me mofo sonriendo, levantando una ceja, sé que no debí haber abierto mi bocota de ésa manera pero fue inevitable no hacerlo, de alguna manera tenía que esfumar mis pensamientos libidinosos.

—Tú —me señala con el dedo índice que casi toca mi pecho y con una voz que me dice que está más que encabronado —Eres una chiquilla irreverente y en estos momentos no estoy para tus groserías, eres la culpable de que esto sucediera. —sé que tiene un poquito, pero sólo un poquito de razón, pero por otro lado no se la voy a dar.

Él esta rojo del coraje y si estuviéramos en alguna caricatura, ya estaría sacando humo por la cabeza, es gracioso imaginarlo, ok no.

Su mirada asesina se fija sobre la mía sin parpadear un poco.

—Soy una persona de mucho prestigio y en estos momentos debería estar iniciando una reunión muy importante y no aquí... Contigo.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Onde histórias criam vida. Descubra agora