Capítulo 41

5.6K 260 16
                                    

Mi nuevo puesto implica muchas responsabilidades pero sobre todo tiempo, apenas y he tenido tiempo de respirar, mis días consisten en estar todo el día pegada en el computador de la oficina, juntas por aquí, juntas por allá, supervisar ésto, supervisar aquello, comer mientras comparo encuestas, presupuestos, llevarme la laptop o el teléfono al baño mientras realizo mis necesidades del cuerpo humano. Cuando acepté sabía que esto sucedería ya que Parker solo viene una vez por semana y al ser la segunda al mando en la empresa toda la responsabilidad cae sobre mí en su ausencia.

Vida social, ¿que es eso?, prácticamente no conozco a nadie, sonará raro pero es la primera vez que llegó a un lugar y no hago amigos eso no me preocupa en lo absoluto sólo me interesa hacer bien mi trabajo, y no tener distracciones de ningún tipo. Los fines de semana prefiero dedicarlos al formato electrónico que estoy realizando para mí sucesor a pesar de que mi jefe me dió la noticia de que puedo quedarme definitivamente aquí o regresar a New York, la decisión la tengo yo pero aún no lo he pensado, tengo dos meses de plazo para decidirme, una vocecita en mi cabeza me dice que regrese y está por ganar.

Confieso extrañar todo de New York, su comida, el tráfico, mis amigos, el amor..., es difícil no suspirar cuando lo recuerdo.

Llevo cuatro meses, cinco días, nueve horas, treinta minutos, quince segundos, sin saber nada de Vladimir, los tulipanes que envío el día que llegué fue lo último que supe de él, está de más decir que mis intentos por dejar atrás lo vivido con él han sido en vano.

Como explicarle al corazón que deje de amar, que desaparezca ese sentimiento de la noche a la mañana, sólo intento engañarme que estaré bien, que estaré mejor con el paso de los dias, pero la realidad es que lo sigo amando como loca, las noches son nostalgias, tristeza sin él, no hay noche que no llore por lo imbécil que fui, lo sueño casi a diario y despierto con una gran sensación de vacío que me está hundiendo cada vez más. Yo tengo la culpa por no querer arriesgarme a amar.

Sin embargo hoy fue diferente, desde que abrí los ojos y vi entrar el resplandor de los primeros rayos de sol por la ventana, en mi estómago comencé a sentir una sensación extraña, un cosquilleo que recorrió todo mi cuerpo y es que las probabilidades de verlo llegaron a mi cabeza a pesar de que Bruno me dijo que él no estará presente, quizás es lo que mi subconsciente quiere que suceda, pero ésta es un corazonada que no quiero desechar.

Ahora mismo estoy a sólo unos minutos de aterrizar en New York solo he regresado para la boda de mi mejor amigo, yo sé que es extraño decir que Bruno se casa cuando era el más inestable emocionalmente hablando, pero es cierto, de la noche a la mañana sólo tomó la decisión sin alargar tanto la fecha del evento ya que según él no quiso que le pasará lo mismo que a mí, es por eso que se casará a sólo un mes de haberse comprometido.

—¡Jessi!, Amiga, aquí estamos. —escucho la voz efusiva de Jaqui y voy hacia ellos ya que viene con Steve.

Me da un fuerte abrazo de bienvenida igual que Steve.

—Todos te extrañamos mucho, me alegras que vinieras, ¿vamos por tus maletas?.

—No es necesario, esta es la única maleta, mañana regresó témpano, tengo muchas cosas que hacer allá.

—Bueno pero al menos te quedarás con nosotros para pasar la noche.

La verdad es que yo tenía pensado alojarme en un hotel ya que al departamento no le han hecho limpieza en estos meses, ya imagino como estará. Después de meditarlo unos segundos acepto su invitación.

—Esta bien pero sólo si dormimos juntas.

—¿Algo así como una pijamada?, ya estamos algo grandecitas para eso, pero suena buena idea. —Responde entusiasmada a mi propuesta, en cambio a su novio, parece no agradarle nada.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora