capítulo 24

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Vladimir:

Quizás es mi imaginación pero hace mucho calor, tanto que la ropa me incomoda, es asfixiante, no entra suficiente oxígeno a mis pulmones, el aire se siente muy espeso en el ambiente, que a caso Jessica piensa matarme, una noticia de ése tipo no se debe dar con ésa simpleza, fue como una patada directa en los testículos y ahora mismo los siento atorados en la garganta, para ser sincero no esperaba que sucediera algo así.

La miro sin parpadear buscando en sus ojos algo que me diga que quizás es una de sus bromas, pero no, maldita sea mi suerte.

Necesito un trago para asimilar esto.

Llegué a pensar que estaba dudando  del amor que me tiene o incluso que había otro hombre pero un probable bebé jamás. En que momento me convertí en un irresponsable, yo el metódico y perfeccionistas de la familia, que dejo de hablarle a su hermana por casi un año porque salió embarazada cuando recién se había comprometido, nosotros ni siquiera estamos comprometidos.

No me gustan los niños son unos pequeños monstruos chupa sangre que van terminando con tú paciencia poco a poco hasta volverte loco por completo, son gritones, groseros, desordenados, no tienen control de si mismos (no lo había pensado pero me parece familiar, suena a Jessica, no ella no es así estoy delirando).

Y como si el estrés laboral no fuera suficiente, ahora menos podré conciliar el sueño por las noches con el llanto de un bebé, la idea de cambiar un pañal sucio, ¡ihu!, ¡qué asco!, en mí vida haría algo así, o qué mi traje huela a vomitada de bebé..., en que carajos me metí.

"Quieres saber como te paso, acaso eres imbécil, que no decías que se sentía mas rico, acaso no lo recuerdas, así que ahora por pendejo olvídate de tener sexo seguido y que ella te siga queriendo igual, porque en cuanto nazca el bebe se olvidara de ti".

Escucho con terror lo que mi subconsciente dice. Maldita conciencia hija de puta ya cállate no estas ayudando en nada.

—Amor, porque no dices nada, ¿Estás enojado conmigo?. —su hermosa voz me hace volver a la realidad, está angustiada, puedo ver temor en sus ojitos verdes que ahora están opacados no brillan como siempre, no puedo ser egoísta y pensar solo en mí a demás es mi culpa que estemos en esta situación, soy un pendejo, ella me advirtió desde un principio que no tomaba ningún anticonceptivo porque es muy distraída y siempre olvida tomarlos.

Era mí responsabilidad carajo.

—No tengo motivo alguno para estar enojado contigo, estaba pensando en hacer una prueba casera para confirmar —al parecer no le gusto lo que dije por las muecas de disgusto que hace.

—Ya hice seis pruebas y no salió nada contundente en el resultado. —¿¡que putas!?..., dijo seis y aún así no tiene respuesta. Escucho atento lo que dice pero aún estoy confundido ya no sé que mierdas sucede y todo esto a unas horas de irnos, maldición serán como unas vacaciones de terror y mi idea de tener una noche pasional hoy, se fue directo al inodoro. Pero que hijo de puta soy, como se me ocurre pensar en algo así, ella debe estar pasándola peor que yo.

Termina de hablar y me sirvo el tercer vaso de whisky, lo bebo de un sólo trago para asimilar mejor  la noticia y me dirijo con ella.

—Ya fueron muchas emociones el día de hoy, mañana buscaremos una solución a nuestras dudas, no te preocupes, todo va a estar bien. —La tomo de su diminuta cintura y la siento sobre mis piernas, pasa sus delicados brazos por mi cuello, junto nuestras frentes y me pierdo en la hermosura de sus ojos por unos instantes para después besar sus suaves labios, al tiempo que quito el nudo a su cabello y lo dejó suelto me gusta más así, acomodo un mechón de su rebelde cabellera detrás de la oreja, para acariciar mejor su rostro, la suavidad de su piel me pone loco.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Where stories live. Discover now