capítulo 34

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—Jessi..., podemos hablar. —habla Andrew entrando a mi oficina.

Por supuesto que me tenso al escucharlo pero no lo se lo hago saber y trato de parecer lo más normal y relajada posible. Ya ha pasado dos días de lo sucedido y si he hecho todo lo posible por mantenerme alejada de él.

—Sí claro, toma asiento. —le hago una seña para que se siente sin despegar la mirada de la computadora.

—Sé perfectamente que estas poniendo distancia, por lo sucedido ese día y...

—Claro que no. —interrumpo sonando despreocupada, restándole importancia aunque tenga toda la razón, espero no termine creciéndome la nariz como a Pinocho por mentirosa, pensándolo bien, estaría mejor si me crecieran un poquito más la bubis o las nalgas alguien se pondría feliz, sacudo la cabeza saliendo de mis locos pensamientos volviendo a escuchar su voz.

—Por favor Jessi, desde hace dos días no has querido tomar el almuerzo conmigo y te has comportado cortante cada vez que intento platicar, como ahora.

—Mucho trabajo. —alzó lo hombros volviendo a interrumpir sin mirarlo, de pronto lo escucho soltar el aire de un sólo golpe por la boca.

—Bien hoy la mujer está de pocas palabras, pero sabes una cosa, yo si tengo mucho que decir así que por favor no me interrumpas. —deja un silencio quizás esperando que yo diga algo pero no lo hago y continúa.

—Lamentó lo de ese día no quise hacerte sentir incómoda, sé perfectamente que eres una mujer comprometida pero tampoco te pienso mentir, me gustas , así es me gustas mucho más de lo que te puedas imaginar, también sé que no tengo esperanza alguna contigo, yo no elegí esto simplemente pasó.

De inmediato dirijo la mirada en él, siento que mis ojos saldrán de su órbita de lo impresionada que estoy tras su confesión e intento hablar pero lo impide implorando que lo dejé terminar.

Después de ésa tarde pude llegar a tener una pizca de duda pero de eso a que fuera verdad ¡OMG! necesito aire.

—Ese día me dejé llevar por un acelerado impulso, creo que el corazón le ganó a la razón sin embargo logré detenerme parao no besarte, prometo que no volverá a suceder, pero por favor no quiero que huyas de mí cada vez que nos encontramos por los pasillos, déjame seguir siendo tú amigo, sé mi posición como tal, sólo olvídalo, nunca paso e iniciemos otra vez, que dices, te prometo que todo seguirá igual.

Qué que digo, digo que se le zafo algo a su cerebro y que si Bruno escuchará esto diría que tenía razón, en que momento pasó que no lo vi venir, su confesión lo hace todo más complicado como pretende que olvide todo después de sus descabelladas palabras, soy sincera no sé si sea correcto continuar una amistad.

Mientras ordeno mi cabeza, puedo observar que esta impaciente y nervioso esperando mi respuesta.

¡Que diablos! se merece otra oportunidad, además no pasó nada sólo fue el rose de sus labios y ha prometido guardar cordura, está confundido, necesita conocer a alguien para quitarse esa loca idea de la cabeza de que yo le gusto.

—Ésta bien, pero no te vuelvas acercar de esa manera o volverás a sentir mi puño en tu rostro. —respira aliviado mostrando una sincera sonrisa en sus labios.

De un segundo a otro se pone serio, mirándome fijo comienza a mover su lengua en el contorno de sus labios de una manera muy sensual e insinuante, haciendo señas con sus ojos levantando las cejas muy pícaro.

Que carajos le pasa, apenas hace unos minutos acabamos de hablar y ya me está haciendo insinuaciones, maldito mentiroso todos los hombres son iguales no te puedes confiar nunca de ellos. Me levanto molesta y señalando la puerta le pido que se largue en un tono nada agradable.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora