Capitulo 1

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Sentí como poco a poco, la gota de sudor recorría desde mi frente hacia el costado de mi ojo izquierdo, quise sacármela pero sería sólo una perdida de tiempo contando que luego aparecería otra y otra y otra y estaría empapado en sudor

-¡Calor del demonio!-murmuré  mientras apoyaba la frente en mi mano en la ventana de la vieja camioneta de Ryan.

Estaba cansado de mirar el mismo paisaje una y otra vez, sin contar que lo veía todos los días a la misma hora.Además mi famoso paisaje no era muy digno de mirar, la calle aturdida de tantos automóviles pasando por mi lado gritando unas cuantas groserías, las mismas tiendas aburridas que me las sabía de memoria y el horrible sol  de  Philadelphia  que justo hoy se le había ocurrido aparecer tan temprano.

A pesar de recien comenzar la primavera, el calor ya era incipiente y acosador, me estaba muriendo de calor casi todos los días y no podía hacer nada, nada más que aguantarme.

Por lo que estaba mirando tendría que estar ahí atrapado a mitad de la calle un buen tiempo más. Ryan mi mejor amigo, gruñía y hablaba palabras que no entendía mientras estaba en la parte delantera del auto tratando de ver que era lo que había causado que la vieja camioneta de mi  rubio amigo hubiera parado de repente y hubiera causado la gran nube de humo que había salido.

Miré hacia el techo de la camioneta y suspiré decidido a quitarme y secarse las gotas de sudor que ya se  habían acumulado en mi frente y me asomé por la ventana del copiloto

-¡Hey Ryan!-le grité tratando de llamar su atención entre todo el humo que aún permanecía ahí-¿Seguro que no quieres una ayuda?-pregunté como por sexta vez-Creo que el trafico que hemos formado llega hasta el centro comercial-lo molesté-y también creo que podría usar varias nuevas groserías que nos han dicho con el anciano de Folls-volví a molestarlo aludiendo a mi maestro de Historia Ron Folls, que le encantaba joderme siempre-¿Ryan?

-¡callate!-exclamó Ryan sacando un poco la cabeza del capot de la camioneta-creo que lo tengo-me miró un segundo

-eso me has dicho las últimas seis veces-susurré, jo.der ya me estaba aburriendo

-¡lo unico que vas a tener va a ser mi pie en tu trasero si no sales de la calle en tres segundos!-exclamó un conductor que pasaba por su lado

-cierra la boca -murmuró Ryan y volvió a su "trabajo"

Definitivamente entre cada segundo que pasaba, más arrepentido me encontraba de no haber aceptado que  Jack mi hermano mayor me llevara a la escuela.Él había despertado al parecer de tan buen humor que me había ofrecido calidamente llevarme a la universidad aquella mañana y yo por tonto-o por ser muy buen amigo- había desechado su propuesta y le había dicho que como todos los últimos días Ryan pasaría por mi en su camioneta.No me preocupaba tanto llegar atrasado a la  universidad , de hecho  casi siempre con Ryan llegábamos tarde y no nos importaba mucho, lo que si me preocupaba era llegar al entrenamiento de fútbol a tiempo y la calor insoportable que no podría aguantar un segundo más,si seguía así llegaría como un pollo asado a clases.

-¡Ryan!-asomé la cabeza por la ventanilla-¿empujo la camioneta?-no obtuve una respuesta-¿sabes que más Ryan?-pregunté abriendo la puerta de copiloto-no me importa tu opinión, voy a empujar este cacharro igual-dije arremangándose las mangas.

Tenía un humor horrible, había despertado con la esperanza de que fuera un día lindo y feliz, diablos eso había sonado tan cursi...pero realmente así lo deseaba después de sentirme fatal las ultimas tres semanas.

Me levantaba con el único propósito de ser una maquina automática programable para la universidad, con el fin de entrar  clases, "tomar atención" rendir los exámenes, entrenar y luego volver a casa. Tan diferente a mi rutina anterior. Era tan feliz, era tan dichoso de tener a mi novia, de tener a esa gran mujer a mi lado apoyándome, _________ había sido la mujer de mis sueños, me había hecho cambiar, a golpes y tropiezos, me había dado cuenta de que el amor existía junto a ella. No todo se trataba de se.xo y alcohol y fiestas, ella me lo demostró con hechos y sentimientos. Yo había cambiado por ella, había recapacitado y gracias a eso había sido el hombre más feliz cuando ella me respondió que quería ser mi novia, ¡mía!  los recuerdos junto a ella me hacían sonreír cientos de veces al día, pero recordar que ya no estaba junto a ella me hacían desaparecer otras cientos de veces más esas sonrisas. Yo era culpable que su relación de un año y cinco meses se terminara, yo lo sabía, me lo recordaba las ultimas tres semanas.

Devuelveme a mi chicaWhere stories live. Discover now