07

4.5K 242 31
                                    


Los días siguientes en la escuela fueron una lenta tortura. A comparación de las primeras semanas en las que casi nunca lo veía, ahora me cruzaba con Nathan en el instituto en todo momento. Podía sentir su inquietante mirada mientras caminaba a través de la cafetería o cuándo pasaba por el pasillo.

Le rogué – literalmente – a Tina que no se alejara de mi, por otra parte agradecía mentalmente a que Jason allá puesto a Scott para recogerme y traerme hasta aquí. Nathan me estaba haciendo prisionera en el instituto. Una cosa saber que estaba pasando y otra muy diferente que él esté tras de ti a todo momento.

Era sábado en la mañana y hubo temprano, un suave llamado a la puerta.

Estaba tomando el té con mi madre en el jardín trasero que tenía la casa. Mi padre – Jason – había salido a solucionar unos percances que se estaban presentando. Aún así, sabía que estaba pasando algo más grave, debido a que habían reforzado la seguridad en la casa.

Scott se hace presente en nuestro campo de visión.

— Señora Larusso, el joven Nathan Benedict pide hablar con Grace.

Negué de inmediato, mi mamá eleva una ceja y yo me hago pequeña en la silla.

— Dile que pase. — pide mi madre, Scott se retira y ella se pone de pie — Los dejaré.

— ¡No! — me queje.

— No seas así Grace, a lo mejor el chico se quiere disculpar por lo de la caída.

¡Huy si y los unicornios existen!

>> No utilices el sarcasmo. — me riñe.

¿Acaso lo dije en voz alta?

Chasqueo la lengua.

Sosteniendo un enorme ramo de flores Nathan estaba frente a mi. Me los aventó antes de que pudiera gritarle en la cara que se fuera.

— Empecemos de nuevo. — Extendió su mano. — Hola, soy Nathan Benedict. ¿Y tú eres?

Me aferré a las flores – eran de mis colores favoritos – púrpura y azul.

>>Vamos, esta es la parte sencilla. "Soy Grace Larusso y vengo de Inglaterra" .

Su fallido acento británico que había hecho para copiar mi voz había sido espeluznante, tanto así que por poco y me rió en su cara, pero no lo hice.

— Yo no hablo así.

— Claro que lo haces. Adelante. — insiste.

— Hola, soy Grace Larusso. Soy de Inglaterra.

— Ahora tú dices, "Guau, qué bellas flores ¿Qué tal si pasa para una confortable tasa de té?

Ese acento tenía que irse. Eché un vistazo por sobre mi hombro,
preguntándome si Jhoana vendría o mi padre aparecería por arte de magia.

— No vendrán.

Lo mire mal. — ¿Por qué estás aquí?

— Acaso no es obvio, me he comportado como un idiota...

— Estúpido, engreído, gilipollas, fastidioso, malhumorado...

Me interrumpió. — Si, si ya entendí que me porte muy mal.

— Demasiado.

— Vamos a la cocina prepararemos café.

Me siguió.

Las flores las metí en el lugar para plantas al agua.

— Éstas son un buen comienzo.—  en realidad, era la primera vez que alguien me regalaba flores. Me sentía menos nerviosa durante el día, sabiendo que mi madre estaba justo arriba, lo guardias estaban cerca y mi padre llegaría en cualquier momento.

Hija De NarcotraficantesWhere stories live. Discover now