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-¿Dónde está la pelota? -Preguntó Carol sonriendole a la pequeña que estaba sentada frente a ella, la cual tomó la mano derecha de Carol, donde estaba la pequeña pelota- ¡Muy bien Ofelia!

Ella le sonrió y aplaudió cuando Carol también lo hizo, sabía que había logrado algo, últimamente se daba cuenta de las cosas que hacía bien y por eso intentaba recordarlas para repetirlas. Carol siguió con el juego de esconder la pelota y que Ofelia la encontrará, mientras Guillermo y su madre los observaban jugar.

-Está mas grande que la otra vez que la vi -comento su madre sonriendo.

-En dos semanas cumplirá los nueve meses -dijo Guillermo, recordando en ese momento la primera vez que la vio, tan pequeña y vulnerable. Ahora era una bebé llena de alegría.

-¿Ya ha dicho su primera palabra?

-Lo ha intentado -dijo Guillermo muy emocionado, ya que ella casi decía papá, pero Samuel estaba presente por lo que le rompió la ilusión al hacerle ver que había dicho baba en su lugar- pero nunca logra decir una sola.

-Bueno pronto lo hará y además querrá caminar, o al menos intentará -comento su madre- Carol lo intento cuando cumplió los diez y tú a mitad de los nueve.

-No quiero que crezca más. No sabré cómo cuidarla del mundo.

-Oh Guillermo -su madre le sonrió orgullosa- estáis siendo grandes padres. Tú y Samuel.

Guillermo sonrió, viendo hacía el sofá donde Samuel estaba, algo adormitado sin prestarle atención a la película que se suponía estaban viendo todos, y no podía culparlo ya que de no ser porque estaba hablando con su madre también se quedaría dormido.

-Estáis cansados -su madre observo a ambos chicos- Carol y yo nos quedaremos hasta mañana, estamos en casa de una amiga mía. Podríamos cuidar de Ofelia hasta la tarde mientras ustedes descansan.

-No quisiéramos molestarlas.

-No lo hacen cariño -su madre le sonrió- se merecen su momento.

Guillermo aceptó la idea y fue con su madre a arreglar una pañalera para que Ofelia pasará con su tía y abuela.
Guardo todo lo que creía que necesitaría para una tarde; pañales, biberones, una muda de ropa, incluso el gato de felpa que Samuel le había dado, y se la dio a su madre una vez estuvo lista.

-¿A dónde vamos? -preguntó Carol cuando vio a su madre con la pañalera.

-Tendremos una tarde de chicas -Carol sonrió ante la idea- mientras ellos descansan de anoche.

-Me parece bien, ¿A ti no hermosa? -Ofelia balbuceo, algo que Carol entendió como una afirmación, la chica le dio un beso en la mejilla para levantarse he irse.

Guillermo le dio muchos besos a Ofelia, aunque la vería en unas pocas horas, Samuel también lo hizo y Ofelia recibió todos los besos sin quejarse.
Pero, justo antes de que Carol y la madre de Guillermo salieran tocaron la puerta.

-Deben de ser alguno de los chicos -dijo Guillermo sin tomarle mucha importancia- debieron de haberse tomado el descanso para venir.

Guillermo abrió la puerta, sorprendiendose a si mismo y a la persona que estaba afuera del apartamento.

-Oh, hola Guillermo, no esperaba verte aquí -dijo Hellen.

-Ni nosotros ¿Por qué la visita es ahora? -Guillermo la dejo pasar.

-Bueno, una de las últimas visitas también incluían una en el horario donde ustedes no estáis -Hellen les sonrió a los demás a modo de saludo.

Ofelia || WigettaWhere stories live. Discover now