Maia y Zoe

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Por otro lado Maia le pasaba una y otra vez la lengua a su barquilla de mantecado, animada. Mientras estaba de pie, mirando a su gemela discutir como siempre, saltando de un lado a otro. Inquieta.
Maia ya estaba acostumbrada a ello y sabía que su gemela no necesitaba su ayuda.
Ambas tenían sus uniformes, pero no estaban en clases aun así en aquel bar diurno donde estaban ya eran conocidas y por supuesto ellas como todas Dragonitt se habían dado a respetar.  Y se habían ganado a todos aquellos que frecuentaban casi todos los días aquel bar de mala muerte.  Esas dos niñas eran como faroles de luz en aquel lugar oscuro.

Maia dejo de lamer su helado por unos segundos cuando la puerta se abrió y por ella entraron dos hombres, Maia quien no se fijaba en nadie se quedo boca abierta.

- Wow...- apenas pudo decir, comiéndose con la mirada a uno de ellos, ambos eran muy apuestos, pero uno de ellos quien fue el primero en entrar y mirarla haciendo que se enrojeciera le robo el aliento unos segundos. Volteo de nuevo su vista penosa- no seas babosa es solo un chico-. Se susurro hablando sola y siguiendo lamiendo su helado,
Así era Maia inocente, y desentendida del amor.

Joshua y Tom eran dos estudiantes universitarios que habían llegado nuevos  a la ciudad.

Joshua era alto aun más que Tom y una de las personas más centradas y serias que Tom habia conocido.
Era estudiante de medicina, hijo único y quien centraba y controlaba al descarriado. Tommy, mejor conocido como Tom.
Joshua era delgado de músculos definidos, de ojos azules y cabello amarillo liso bien peinado. Tenía pecas en el rostro y hombros. Y un rostro varonil. Era muy correcto, justo y un gran amigo. Aunque no muy dependiente del amor.

Tom en cambio era más bajo que él, era de enorme músculos, cabello ceniza claro, casi rubio ojos de un café claro. Era el típico chico malo al que todas querían en su cama. Era engreído, egocéntrico y muy prepotente pero tenía un corazón de oro, eso le decía Joshua. Tom se separo de Joshua y se fue directo a la mesa de apuesta, donde por supuesto estaba la avariciosa de Zoe.

-Buenas tardes caballeros-. Soltó Tom al llegar y sentarse. Zoe abrió la boca al verlo. Pero él, no la habia saludado. Mala acción.
- ¿Qué?-. Dijo ella con ruido-. ¿Estoy pintada a la pared?, imbécil-. Soltó ella barajeando las cartas que tenía en la mano. Rodándole los ojos con odiosidad.

Tom miro aquella niña de uniforme y dedujo que tendría unos 16 a 18 años, aunque con ese cuerpo que la pequeña Zoe se gastaba, cualquiera cometería ese adulterio e iría a la cárcel con gusto. Este alzo una ceja mirándola de arriba abajo.

- ¡Ja!-. Aplaudió este-. Ahora aceptan colegiales, lo siento nena. Pero no jugare muñecas contigo-. Ante aquello Zoe dejo de barajear y le sonrió de oreja a oreja.
- Prepárate ¡Imbécil!-. Sonrió repartiendo las cartas la pequeña-. Esta colegial te pateara el trasero. Te quitara tu dinero y te dejare en calzoncillos.

Zoe cuando hablaba lo hacía en serio.

-¿Siempre es tan eufórica?-. Maia escucho una voz masculina y sin voltear a ver, pues aquel hombre estaba a un lado de ella, esta asintió.
- Si-. Dijo comiendo su helado distraída-. Y ese chico acaba de despertar al demonio-. Admitió riendo al saber que en verdad su hermana haría que se fuera en calzoncillo.
- Linda sonrisa, pequeña-. Escucho decir aquel desconocido y Maia volteo para toparse con Joshua que aunque no era su estilo, estaba eclipsado con aquella niña hermosa. Maia le sonrió de oreja a orejas animada.
-Gracias....

Dos horas más tarde....

- ¡Maldición!-. Grito desesperado y mal humorado Tom levantándose de aquella mesa, sin poder creerlo. Aquella mocosa, le habia quitado, su dinero, su reloj, su cartera y ahora le estaba obligando a quitarse el pantalón y la camisa. Mientras, Maia observaba divertida a su hermana. En cambio Joshua más que divertido le daba igual porque habia visto en situaciones peores a Tom y sorprendido en cambio, por la repentina preocupación de que aquellas chicas estuvieran en un lugar así. - No me los quitare-. Rezongo Tom.
- Campeón-. Se levanto Zoe divertida lanzando las cartas y guardándose el dinero en su bolsillo. Dejando lo demás sobre la mesa-. Tú apostaste, tus pagas...
- no lo hare...
- eres un mal perdedor de mierda.- gruño Zoe ya molesta.
- Y tu una niña malcriada y tramposa.
- Oye-. Sonó el traqueo de una escopeta y todos voltearon a ver al bartender de aquel lugar que señalaba a Tom con su arma- en mi bar las apuestas se pagan. Si la niña Dragonitt te gano usted le paga.

Ante aquello Zoe sonrió de oreja a oreja, saltando y aplaudiendo a Tom no le quedo más que obedecer. Por mas buen peleador que él fuera de un arma, no lo salvaba nadie.
Tom empezó a quitarse la ropa frente a Zoe quien no paraba de reír y aplaudir para luego taparse su cara enrojecida, llena de pena pero aun así seguía mirando.
La rebelde Zoe miraba de soslayo al bien dotado Tom, que le entrego a ella su camisa y pantalón.
Zoe dio un paso hacia atrás y Tom lo supo ella se iría con su ropa.
Esa pequeña picara.
Maia se acerco a Zoe y le señalo la hora en cualquier momento Michael, las pasaba buscando a su colegio y ellas no estarían allí.


-Oh no...- ambas se miraron y esta le tiro la ropa de regreso a Tom, tomando de la mano a Maia y huyendo del lugar, corriendo como alma que llevaba el diablo.

Riendo, enérgicas, vivas...

- Menudas chiquillas, en verdad me quito hasta los pantalones-. Admitió Tom, mientras Joshua se acercaba a él-. Me gusta-. Sonrió Tom-. Ahora soy yo quien quiere robarle y no hablo de sus pantalones- aquello le parecía un reto como una de sus conquista solo por un detalle... Zoe no era una chica común.
-¿Quiénes son ellas?-. Pregunto Joshua, volteando a ver al bartender.
- Dos de varias hijas de Osiris Dragonitt. Estudian a unas siete cuadras de aquí. -. los miro el bartender como si amenazara-. Las queremos mucho y cuidamos además que su mama es....
- ¿Es?-. Pregunto Tom
-Es la mujer más hermosa que he visto, pero con la única que no conviene meterse o hacer enojar, en esta ciudad.

Michael aparco el auto frente aquel instituto y ahí estaban ellas, Koren, Aakira, Maia, Zoe y Dyx esperándolo.

Todas las Dragonitt menos Dyx, hablaban animadas entre ellas, de algunas cosas típicas de ellas... y cambios de sus horarios de clases.

- Oye-. Koren le pregunto a Maia-. Pase por su salón de clases y no las vi. ¿Donde estaban?
- Yo solo comía helado-. Murmuro Maia encogiéndose de hombros y esta volteo a ver a Zoe.
- NO...- Aakira negó por última vez a Zoe-. No tengo dinero hermana, no creo que con lo que te de puedas comprarte tu carro.
- He estado ahorrando...- confeso ella y así era todo lo que ganaba en apuestas, rifas y lo que le quitaba a Osiris lo estaba ahorrando-. Yo se que tienes...
-¡No tengo!-. Bufo Aakira-. Pídele a....
- A mí ni me mires-. Susurro Dyx mirando fijo aun chico, que tenía el mismo uniforme que ella, este leía a Shakespeare y su tan clásico Romeo y Julieta.

Un chico  de piel súper pálida se notaba las venas en sus brazos, tenía su cuerpo atlético delgado de naturaleza y no ejercitado, tenía el cabelló negro liso largo pero a propósito despeinado. Unos ojos azules como el mar, intenso, así le parecían a Dyx. Chico que estaba a unos años más adelantado que Dyx en el instituto. Que pronto entraría  a la universidad que era el amor imposible de Dyx, desde que ella tenía uso de consciencia y habia pisado aquel instituto. Su amor platónico.

Sabía todo de él, que se llamaba William, que tenía 18 años, que estudiaría artes en la universidad, que tenía dos hermanas llamadas Emily y Selene como una de las suyas. Que era tres años mayor que ella, y jamás se fijaría en ella porque era una niña, no tenía el cuerpo de Zoe, o lo esbelta de Serene, no era tan sensual con Dayana o Danielle, ni tan única como Obelyx así pensaba Dyx.
Además todas las chicas querían con él, con el callado de Will, el que no prestaba atención a ninguna...

A excepción de que Will estaba perdidamente enamorado de una chica, una chica a la cual jamás se le habia acercado porque pensaba que era mucho para él. Mejor de lo que él merecía.
Una chica muy callada que seguramente estaba más interesada en estudiar y su futuro que en un chico como él, que se desvivía por el arte.
Lo único que mantenía aquel amor imposible para él vivo, eran miradas...
Dyx miraba siempre a Will pero él nunca la miraba a ella, o eso creía ella.

- Pero Dyx-. Chillo Zoe, y este volteo a verla.
- Si limpias mi habitación y lavas mi ropa por una semana. Te daré mi mesada del lunes-. Propuso esta y Zoe asintió varias veces.
- ¡Ya!, trato hecho.
- Genial.- musito Dyx, y le sonrió sarcástica a Zoe-. Porque no he limpiado en meses... ni tampoco lavado.

Todas se miraron y estallaron en risas, incluso Dyx que era la primera en saludar a Michael y subirse a la camioneta, para luego ver como se subía cada una y Michael encendía el auto.


Maia estaba sentada al lado de Dyx, un recuerdo fugaz de aquel chico que conoció en el bar, cruzo su mente y pensó que el algún punto cuando creciera quería un príncipe azul así, en cambio Zoe sonreía sola porque pronto tendría su carro. No solo eso, habia logrado quitarle los pantalones aquel chico guapo y creído.
Koren en cambio pensaba en cómo decirle a su madre que debía partir al día siguiente porque habia sido seleccionada para ir aun intercolegial de idiomas, Aakira solo suspiraba distraída pensando en algún simple príncipe que no habia llegado.

Dyx miraba por última vez a Will mientras se alejaba a su casa.

Will alzo su mirada con las mejillas enrojecidas hirviendo porque en esa camioneta iba su amor imposible.

- Dysthe Dragonitt-. Murmuro bajo suspirando y resignado a su soledad de la que él, era dueño.
















Dragonitt (COMPLETA)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin