intermediaria

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Henry tenia una sonrisa en el rostro, una enorme y preciosa sonrisa, mientras miraba a Marie. Quien estaba en shock, sentada en una de las sillas de la oficina de él, el ambiente estaba tenso, pero la felicidad de Henry apaciguaba aquel mal ambiente. Este tenia un papel en sus manos, un papel que significaba libertad y para Marie que no todo habia salido como queria.

–No, no...- chillo esta llena de ira, levantandose de su asiento. - no creas que te has librado de mi.
–¿Ah, no?-. Dijo Henry- aqui sale- le lanzo el papel al pecho- que tu y yo estamos divorciados no somos nada y no lo seremos jamas....
–Yo te di mi vida...
–no, no es asi. Tu familia solo le dio a la mia, dinero por este matrimonio y tu necesitas un medico.
–¡¿me estas llamando loca?-. Los gritos de Marie retumbaban aquella oficina.
–Escuchame Marie...- dijo este tan caballeroso como solia hacerlo y respetuoso.- gracias por estos dos años, de eterno sufrimiento y fatiga. Pero es hora de que esto acabe. Tu necesitas dejar de hacer lo que haces...- le hablaba y ambos no se habian percatado que en la puerta de aquella oficina habia una tercera persona escuchando todo. - dejar de seguirme, de acosarme, de comportarte como una psicopata, obsesiva, desquiciada.
–Todo esto es por esa perra ¿verdad?- ante aquello Henry tomo aire.- por esa con la que andabas en Veneccia.
–Obelyx, no es una perra, es una gran mujer. Que tu, con tus mentiras y actuaciones hicistes que se alejara y yo por mi maldita caballerosidad, no me atrevi tan siquiera poder hablarle mal de ti, para que entendiera lo que sucedia.- dijo Henry con ira.
–No estaras con ella ni con nadie de eso me encargare yo-. Le solto esta en un tono tan descabellado que Henry no pudo reconocer la mujer que tenia al frente, ella estaba mal y si hacia esa amenaza era porque seria capaz de cumplirla.
–Marie !basta!- le grito este.- debes entenderlo. Yo quiero que vayas aun medico. Lo necesitas.
–NO, tu tienes que estar conmigo.- dijo y se abalanceo sobre este, tomandolo por la camisa, arrugandola con sus puños, para llorarle desconsolada, en esa fina linea de cordura, locura y peligro- asi yo tenga que matar a esa mocosa, tu estaras conmigo.

Al oir aquello, Henry, perdio los estribos, empujandola lejos de él, con fuerza bruta esta dio varios pasos y tomo una de las botellas rompiendola contra el piso, Henry se quedo frio miro el telefono para llamar a seguridad pero esta  se dio cuenta de aquello y se acerco a Henry con la mitad de la botella rota, como un puñal y este retrocedio hasta la pared.

–Marie, !calmate!, no hagas algo de lo que puedas arrepentirte.
–¿arrepentirme yo?, no, Henry. ! Tu lo haras!-. Esta se hecho hacia atras y puso el pico de la botella en uno de sus costados- Esta botellita tiene tus huellas, y las mias. Aquello era cierto Henry tomaba de ese licor, asi que sus huellas, era lo que mas se denotaba en esa botella, mezlcadas ahora con la de ella.- cuando la policia venga y me vea en el piso, apuñalada. Todo culpa tuya. Porque las evidencias te remiten. Quizas no estes conmigo, pero tampoco con alguna otra y....
–!Hey!- ambos voltearon al oir una voz femenina y cuando Marie se fue a dar vuelta un guante negro, en un puño le impacto en la cara, tirandola al suelo, insconciente ante tan fulminante gancho que le habia propinado la tercera persona en aquella oficina que habia salido sorpresivamente de la puerta. - Hay, dios. Ya me tenia estresada- musito aquella mujer con tono serio, comodandose el cabello y su elegante vestido blanco. - no se callaba.

Henry sintio ver un angel, esta mujer tenia un hermoso vestido blanco largo de esos ceñidos hasta las caderas y abiertos, hasta el piso que se meneaban con el viento, un cuerpo escultural, una piel de un tono trigueño hermoso, pero lo que mas le impresiono fue el rostro hermoso de aquella dama, sus ojos, su boca, que le recordo a la de Obelyx, aquella hermosa melena lisa, hasta las caderas, aquella mujer para él era un monumento de dama.

–¿Quien eres?-. Le pregunto este apenas con un hilo de voz y aquella hermosa mujer le sonrio.
–Tu boleto al cielo, querido Henry-. Dijo divertida y le hizo una reverencia.
Ante aquello este miro fijo a aquella hermosa dama. Aunque miles de preguntas por hacerle surcaron su cabeza,este solo pudo mirar aquella mujer. Acercarse a la oficina de él, tomar su telefono de oficina y llamar. Pudo escuchar que llamaba a la policia, para ver entrando a la secretaria de Henry.

Dragonitt (COMPLETA)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz