#36

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Ya habían pasado varios días sin saber de él, y aunque ella deseara verlo lo evitaba. 

Estuvo encerrada en su habitación por días enteros con la meta de olvidar a Jacob Johnson de una vez por todas.. Pero le fue imposible. 

Ahí estaba ella, con las oscuras marcas bajo sus ojos, sus ojos irritados e hinchados y sus labios temblorosos. Era un desastre, un desastre que no tenía arreglo porque ese arreglo se fue y no quedaba otra cosa por hacer. 

Posó frente al espejo, y al ver su reflejo cogió uno de los mechones de su cabello y lo colocó detrás de su oreja intentando ordenarlo un poco. Al no verse satisfecha con ello se hizo una coleta y posó nuevamente, su disgusto se dio a notar y se desarmó la coleta al instante. Pasó sus dedos entre su desordenado cabello y mando unos cuantos mechones para atrás. Volvió a observarse y esta vez detenidamente. 

- Joder Alyssa, ¿qué te estás haciendo?. - Cuestiono a lo bajo. - Soy un desastre total. - Bajo la mirada y volvió a tocar con delicadeza su cabello. - Soy un desastre total. - Repitió. 

Se agachó y buscó en cada cajón de su habitación desesperada, cogió unas tijeras en las manos y se volvió al espejo. Jugó con el mechón de su cabello unos segundos y volvió a mirarse. 

- A veces los desastres necesitan cambios. - Se encogió de hombros y cortó el mechón con rapidez. 

Se observó nuevamente y sonrió ante el cambio, entonces sin apartar la vista del espejo siguió cortando mechón por mechón y al gustarle lo que veía siguió con más rapidez. 

Dejó caer las tijeras en el suelo, acarició su cabello y sonrió ante ello. Agacho la vista a sus pies y estos se encontraban rodeados de mechones de cabello. Escaneó unos cuantos segundos y se recargó contra la pared sin dejar de apartar la vista del suelo por un segundo. 

***

- Llegó la hora. - Abrió las rejas el uniformado. 

Asentó con la cabeza, se levantó de su asiento caminó hasta salir de la celda y dio una última mirada a lo que en ese momento era su compañero de celda. 

El uniformado sin más que decir lo cogió del hombro y lo dejó a la delantera. A pasos lentos avanzaron por los fríos pasillos, todos los ojos estaban sobre él y no eran muy amistosos. Tragó saliva y agacho la cabeza evitando miradas hasta finalmente llegar a la pequeña habitación. 

Una mesilla y dos sillas era lo único que había. En una de ellas su abogado. 

Jacob se adentro en la habitación y se sentó despaciosamente en la otra silla. 

Ya era algo normal, faltaban pocos días para el jurado y los nervios le invadía completamente. No había huellas del verdadero asesino de su padre y eso era lo que estaba aterrando lo, sin pruebas era muy difícil que él saliera fácilmente de la cárcel. Sin embargo, se mantuvo positivo todo el rato que estuvo conversando con el hombre, aún conservaba un poco de esperanza. 

Terminando la plática el hombre cogió su maletín de cuero negro y se marchó no sin antes mencionar que tenía todo bajo control. Aunque Jacob dudo de ello decidió creer en ello, o al menos forzarse a sí mismo en creer.

El uniformado volvió a guiarlo por los pasillos, sólo había sido cinco noches las que había pasado ahí y ya no resistía más. Con la mirada agachada y los hombros encogidos caminaba arrastrando los pies a paso lento. 

- Señor, señor. - Llegó otro uniformado deteniendo a ambos. - La sra. Roberts a venido a hablar y sería de mucha ayuda que sacará el papeleo. 

PAREJA POR ACCIDENTEWhere stories live. Discover now