MISIÓN FALLIDA (FairyTail)

Gray y Natsu (IV)

Natsu

Comencé a salir del profundo mundo de los sueños. Mis pesados pensamientos vagaban en la oscuridad, tratando de comprender todo lo sucedido durante estos días. Mis últimos recuerdos conscientes no dejaban de atormentarme. Todo esto es debido a la culpabilidad que reinaba en los ojos opacos de Gray antes de desmayarse. Fue fruto de mis pesadillas durante este trance. Incluso después de todo lo vivido con la princesa de hielo, no sería capaz de culparle por lo sucedido, y era mi deber hacerle entender. Gray tendía a recriminarse a sí mismo todo, aunque él no tuviera la culpa: La destrucción de Brago, la muerte de Ur, el sacrificio de Ultear, Silver... Tenía mucho peso inútil sobre sus hombros, no permitiré que cargue con más. Pensaba con cierta determinación incoherente.

Poco a poco, comencé a despejarme. Trate de abrir perezosamente los ojos. Esta oscuro. Lleno de sombras aún más oscuras. Percibía un goteo lento e irregular que me martillea la cabeza. En cambio oí con alivio, una respiración lenta pero constante. Olía a humedad, sangre y orina, entre todo eso puedo distinguir el olor a bosque nevado, característico de Gray. Intentaba moverme a través de la fría piedra, pero tenía las muñecas y los tobillos atados con restricciones mágicas. Las incomodas cadenas estaban unidas próximas a la pared congelada. Para mayor comodidad trate apoyar la espalda en esta. Buscando con la mirada a Gray.

Pase mucho tiempo observando las frías sombras. Poco a poco, la luz comenzaba a filtrase entre los barrotes de las pequeñas ventanas. Era capaz de distinguir la machacada figura de Gray en la celda de al lado. Durmiendo. Su rostro estaba bañado por las lágrimas. Su pelo oscuro estaba desordenado, aún quedaban restos de tierra y hojas sobre él. La camisa estaba desabrochada pudiendo así distinguir las distintas marcas y heridas que tenía por todo el pecho. Era un desastre. Aparte la mirada de él, sintiéndome culpable. Yo no tenía ni la mitad de heridas que él. Continúe examinando la sala.

Un pequeño y lóbrego corredor conectaba todas las celdas. Al final de este se encontraba una nueva puerta metálica en extremo ornamentada. Parecía que también tenía restricciones mágicas. Olvidándonos así el poder volarla por los aires, como habíamos hecho la última vez. Con un suspiro involuntario devuelvo mi atención a Gray. Le observo dormir, con una sonrisa triste. Esperando a que se despierte.

Un crujido en el lado opuesto de la sala llama mi atención. La puerta metálica esta ahora abierta, y bajo su dintel se encuentra uno de nuestros carceleros. Su capa oscura ondea aun sin viento que la meza. La temperatura de la sala bajo precipitadamente. En la mano de este tenía con un cubo lleno de agua. Solo podía significar una cosa. Desearía que Gray se hubiera despertado antes para poder hablar con él. Y trazar algún plan. Pero ya era tarde.

Gray

- Despierta muchacho.- Gritaron desde el otro lado de la celda. Un instante después sentí el agua congelada sobre mi piel. Gemí ante la sorpresa de ser despertado tan bruscamente. Comenzando lentamente a ser consciente de mí entorno. Recordando también como había llegado a esta situación. Empalando así dolorosamente mi corazón. - Os daré un rato a solas, después retomaremos donde lo dejamos.- comento con cierto sarcasmo el carcelero mientras salía de la estancia, con mirada triste.

- Buenos días princesa de hielo- Canturreo con voz aguda el cerebro de cerilla. Haciendo así olvidarme de mis turbios pensamientos, y subiéndome la ira a niveles estratosféricos.- ¿Tuviste un mal despertar de tu sueño de belleza? – Se cachondeo Natsu, mientras me guiñaba un ojo con diversión. De no ser porque estábamos en celdas distintas y con restricciones. Ya le hubiera quitado esa sonrisa arrogante de su cara y le hubiera pateado el culo hasta dejarlo inconsciente. Pero en vez de eso, me encogí de hombros ante el comentario, y le mire de forma divertida.

- Parece que tu sueño de belleza no ha ido nada bien en cambio, ojos bizcos.- Natsu salto indignado al oír el estúpido mote. Así es como empezamos otra de nuestras típicas peleas verbales. Nos mirábamos divertidos el uno al otro. Esta es la forma en la que mejor nos entendemos.

Nos quedamos absorbidos por un cómodo silencio. El tiempo se paró. Estábamos a escasos centímetros, cada vez nos acercábamos más. Nos separaban unos simples barrotes. Se sentía bien tener tan cerca esa calidez rara que Natsu transmitía. Compartíamos la mirada. No era capaz de apartar la vista sobre sus ojos de color jade, me llamaban como a una polilla la luz. Comencé fuertemente a ruborizarme. Ante la lenta comprensión de esta sensación ilógica pero reconfortante, me quede paralizado. La mirada de Natsu transmitía demasiados sentimientos. Ocasionando que todo mi cuerpo se incendiara bajo su atento examen.

- Te odio.- Susurre apartando la mirada de Natsu mientras notaba mi cara arder. Seguro que estoy igual de rojo que el pelo de Erza. Garantice avergonzado. Note la ligera risa contenida de Natsu. Provocándome explotar. – ¡Cállate bastardo!

- Nunca.- Dice Natsu entretenido pero firme, mientras posa una de sus manos de forma suave, sobre mi cara guiándome hasta hacer contacto visual. Me tenso al instante. Ya no podía escapar. Natsu tenía esa tonta expresión suya, que transmitía un cariño infinito. Al contrario de lo esperado, esto hace que me relaje. Inconscientemente muevo mi cabeza hacia el calor, descansando sobre la caricia de Natsu.

Estábamos ya tan cerca que casi nuestras narices se tocaban. Me derretía bajo su tacto. No podía pensar con claridad. Lo único que era capaz era de oír los latidos de mi corazón acelerado. Y pensar que el estúpido de Natsu era el causante de todas estas sensaciones. Me cabreaba, y mucho. Te odio, fue mi último pensamiento antes de que nuestros labios se unieran en un tierno beso.

Espero que os haya gustado, perdonar por las faltas. Se agradecen las críticas y hasta mi próxima publicación. Y no olvidéis de seguir comentando. ;)