Capítulo 2

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Me desperté de esa pesadilla de nuevo. Estaba cubierta de un sudor frío y jadeaba como si hubiera estado corriendo durante toda la noche.

Ya no aguantaba más soñar con eso. El día de la fiesta. En mi sueño nunca me había girado para verle, pero siempre me preguntaba que ocurriría si eso pasaba. Sacudí mi cabeza, no quería pensar en ello, en lo que me podría pasar... Además, cuanto más pensara en Él más me iba a atormentar.

Me levanté de la cama y fui al baño para intentar relajarme. Me miré en el espejo. Habían pasado ya ocho años desde ese terrorífico cumpleaños. Me tuve que ganar yo sola la vida. como al propietario de la casa le dieron por muerto no cobraban hipoteca, pero al cortar la luz, el agua y el gas, tuve que pasear perros y hacer otros trabajos para conseguir dinero y comprar comida y agua.

Me toqué la cara en el espejo. No podía seguir así, con unas enormes ojeras por no poder dormir, por tenerle siempre en mi cabeza. Me atormentaba continuamente, siempre buscaba la mejor ocasión para asustarme sin que yo pudiera hacer nada. Si le contaba a alguien que era lo que veía y lo que me pasaba pensarían que estaba loca, y esta era una cosa de las que Él se aprovechaba para hacerme sufrir, el tener que guardarme todo para mi sola.

Fui a mi habitación y me puse una camiseta de manga larga y una chaqueta de cuero, mis vaqueros y unas converse negras. Intenté ocultar mis ojeras con un poco de maquillaje pero se seguían notando aunque, un poco menos. Cogí mi cartera y salí a la calle. Siempre intentaba que no me viera nadie por si alguien sospechaba de que yo vivía en la casa.

Fui directamente al trabajo. Con el dinero que saqué pude pagarme una escuela y una universidad, aunque me tuve que desprender de muchas cosas. Mi infancia no fue buena...

Iba caminando de camino a mi trabajo como cajera -no un gran trabajo- cuando vi pasar a un chico de unos dieciséis años con un videojuego en la mano.

- ¡Por fin le tengo tío!- dijo a su amigo- este juego es brutal, ya verás esta noche que miedo.

Cuando pasaron a mi lado miré por encima de mi hombro que juego era. Slender the Arrival. No sabía de que se trataba hasta que vi la portada de la caja donde estaba la imagen mal hecha de mi tortura. Pobres chicos, ellos ya estaban perdidos.

Seguí mi camino hasta la tienda donde trabajaba. Era un pequeño lugar muy descuidado, apenas iluminado y con mucha porquería pero lo peor no era el sitio donde se trabajaba, lo peor era mi jefe. Era un hijo de puta pervertido que se encargaba de joder a todo el que se le acercaba.

- Por fin, ya era hora, llegas cinco minutos tarde- me regañó enfurecido.

- Lo siento, me quedé dormida- admití con la cabeza gacha.

- No quiero más impuntualidades, Ana- contestó.

- Sí, jefe- dije poniéndome mi delantal para atender a los clientes en caja.

Atendí a varios clientes por la mañana y paré para tomarme un descanso mientras un compañero me tomaba el relevo. Mientras comía mi bocadillo de medio día oí un golpe y me asomé al pasillo número dos a ver que era lo que pasaba.

Una reponedora que habían contratado recientemente, había tropezado y se le habían caído algunos botes de champú al suelo. Cuando se agachó a recogerlos el jefe le echó una bronca y le intentó meter la mano por dentro del pantalón. Ella se levantó corriendo y se puso a gritarle cosas como "voy a llamar a la policía" o "le voy a denunciar" y dimitió indignada y ofendida. Después de que se fuera de la tienda el jefe se fue susurrando cosas demasiado... sucias.

"Ojalá te pase algo puto pervertido"

Después de pensar eso, volví a tomar el relevo de la caja y atender a más clientes.

~~~~~o~~~~~

Ya había terminado de trabajar y volvía a casa ya de noche. Había muy poca gente en la calle hasta que llegué a la plaza donde se amontonaba mucha gente para ver los espectáculos de los mimos y gente disfrazada. Me fije en un payaso en concreto. No era colorido como el resto de payasos, era mas siniestro. Tenía toda la vestimenta de color negra y blanca, en sus hombros plumas de color negro y blanco, una nariz en forma de cono hacia fuera con pequeñas anillas negras y blancas y tenía unos dientes afilados.

Me dio bastante miedo, así que andé lo mas rápido posible hasta llegar a mi casa.

Seguí mi camino hasta llegar unas calles más atrás del edificio. No había nadie en la calle, lo que me asustó ya que Él podía aparecer en cualquier momento. Oí unos pasos detrás de mí y sin girarme aceleré mi pasó. Noté un crujido detrás de mí y me giré y vi a un hombre con capucha persiguiéndome. Por más que intenté correr me alcanzó y me empujó a una pared de un callejón.

- Te lo vas a pasar bien preciosa- dijo sonriente desabrochándose su cinturón.

- Por favor, déjame en paz- sollocé.

- No te dejaré en toda la noche- contestó agarrándome de las muñecas.

- Por favor...- dije llorando.

En ese momento vi algo atravesando a aquel hombre. Una especie de tentáculo negro moviéndose.

- No...- dije mirando al violador, que me miraba asustado y sin aliento. Me fijé bien en su cara. Mi jefe. En ese momento cayó al suelo muerto y yo caí también a punto de desmayarme. Aunque antes de cerrar los ojos le ví allí, aquella criatura frente a mí, y, después de notar esa estática horrible en mis oídos me desmayé.

Solo yo puedo verleWhere stories live. Discover now