❪✧❫ Antología || SeKai/KaiHun

❈06❈

❀ Híbridos!AU, Fluff

Cuando JunMyeon se reencontró con su antiguo compañero de instituto, no le sorprendió verlo salir de aquel deslumbrante porsche, ni mucho menos la alianza que brillaba en su dedo anular, sino que fue ver al pequeño híbrido que llevaba en brazos, porque recordaba con bastante claridad las innúmeras veces en la que YiFan juró que nunca tendría hijos.

"Son una carga —había dicho—. Quiero vivir mi vida al máximo, un niño no encajaría en nada. —afirmó el *pívot mientras guardaba el uniforme de baloncesto en su taquilla."

Después de un breve intercambio de palabras, los ex-compañeros de instituto quedaron para tomar un café y ponerse al día sobre sus vidas. Jun había descubierto que al entrar en la universidad, YiFan había conocido a la que, con sus propias palabras, era la mujer de su vida. La chica había tocado hondo en el alto, tanto que renunció a ser un deportista y acabaron casándose.

"— Fue la mejor decisión que tomé —le confesó."

YiFan se había alegrado mucho cuando JunMyeon le reveló que también tenía a un pequeño, invitándole en seguida a comer el fin de semana en su casa y así, que ambos niños jugasen un poco. Toda aquella alegría del más alto le sorprendía de cierta manera, demasiado distinto al chico del instituto que solo expresaba una sonrisa cuando hablaban de baloncesto.

Cuando por fin conoció al pequeño SeHun, YiFan creyó que se trataba de un muñeco de porcelana, tan blanco y quieto, pues en ningún momento el pequeño cambió su expresión facial, manteniéndose en la misma posición con la cabeza recostada en el pecho de su padre. Hasta creyó por un momento que tal vez estuviese enfermo, pero creyó un poco descortés preguntarlo.

Cuando finalizaron la comida, JunMyeon hizo cuestión de ayudar a YiFan y a su esposa a limpiar en la cocina, dejando a ambos pequeños viendo a pororo en la tele del salón.

Mientras JongIn tenía las mejillas rosadas de tanto reír, SeHun miraba fijamente a las orejitas del otro. Eran pequeñas y redonditas de un color marrón, y eso le despertó curiosidad.

Alzó sus manitas y tocó sus propias orejas que acababan en punta, comprobando que no eran iguales. Demasiado curioso, agarró una de las orejas del contrario robando toda la atención de JongIn a él. Deslizó la palma de la mano sobre la superficie blandita mientras disfrutaba del tacto.

Sin que el otro lo esperase, SeHun tiró de su oreja para mirarla de cerca sin ser consciente que su gesto brusco asustaría al pequeño híbrido de oso.

En un acto reflejo, JongIn mordió la cola del contrario, que se alzaba a un lado de él, provocando que el pequeño lobo soltase un agudo chillido, llorando en el segundo siguiente.

Rápidamente, eso tomó la atención del híbrido de lobo adulto, que dejó lo que estaba haciendo para comprobar qué le ocurría a su pequeño.

JongIn observaba atento desde el sofá como el otro niño era consolado por su padre. JunMyeon daba cortos pasos por el enorme salón mientras acariciaba la espalda de su bebé para que dejase de llorar.

Cuando el mayor se sentó en el sofá con SeHun en el regazo, JongIn bajó rápido del sofá y se dirigió corriendo hacia la cocina. Segundos después volvió cargando con una chocolatina, se acercó tímidamente a donde estaban y estiró su brazo ofreciéndole el dulce.

SeHun dejó de llorar al instante y sonrió con alegría al otro, mientras JongIn se acercaba donde estaba su papá YiFan que acababa de sentarse en uno de los sillones.

—Vaya, al fin te veo sonreír pequeño —dijo el dueño de la casa admirando al pequeño SeHun y a su boca, la cual faltaba uno de sus dientes delantero.

—¿La chocolatina era para él? —preguntó sorprendida su mujer—. A JongIn nunca le gustó compartir su comida.

JunMyeon sonrió complacido y acarició las orejitas de su hijo. Al fin y al cabo, los niños parecían que se llevarían muy bien.

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* Pívot: Es una de las cinco posiciones de un jugador de baloncesto, son por lo general los jugadores más altos.