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Chibi!AU, Fantasía (amo los chibis <3).


SeHun admiraba embobado al pequeño ser que antes era su jefe hacer pucheros mientras fruncía el ceño en molestia. Simplemente adorable.

Kim JongIn no era precisamente el jefe más agradable del mundo; siempre tan exigente y sarcástico, no perdía la oportunidad de hacer sentir a los demás como la mierda, y SeHun no era la excepción.

En el año y medio que llevaba JongIn ocupando el puesto anteriormente de su padre, como director en la compañía de su familia, había tenido un total de ocho secretarios. Hombres y mujeres, jóvenes y algunos con una edad ya bastante madura. Todos ellos se fueron por el mismo motivo: no soportaban a Kim. Todos, a excepción de uno.

SeHun no entendía qué problema tuvo los demás con JongIn. Sí, a veces —siempre— no tenía tacto al hablar con las personas pero tampoco era para tanto, ¿no? Él llevaba dos meses trabajando para el hombre y estaba encantado. No es porque fuera atractivo, audaz, inteligente y varonil, para nada, es solo que SeHun sabía apreciar las buenas cualidades y quizá por eso, estaba un poquito enamorado de su jefe.

—¿Qué dijo el brujo? —preguntó JunMyeon, el primo de JongIn, entrando al despacho sin molestarse en lo más mínimo en llamar antes de entrar.

—Hechicero —corrigió SeHun dándole una mala mirada por su osadía al entrar así al despacho de su jefe—. BaekHyun es un hechicero, no un brujo.

—Es lo mismo —restó importancia el mayor de los presentes.

BaekHyun el hechicero, como se hacía llamar el tipo, era un chiflado seguidor de satanás —apodo que le había dado cariñosamente JongIn— que vivía a un par de calles de la empresa y el responsable de lo que había ocurrido a su querido jefe.

Un par de días atrás, cuando volvían de su descanso para comer, JongIn y SeHun tuvieron la mala suerte de cruzarse con BaekHyun al salir del restaurante. JongIn tropezó con él tirándole al suelo y siguió caminando sin importarle el más mínimo en saber si se había hecho daño, cosa que molestó muchísimo a BaekHyun.

El de estatura más baja siguió por más de dos minutos a su jefe en busca de una disculpa, siendo ignorado olímpicamente por él.

Sintiéndose humillado y cabreado, BaekHyun le tiró una maldición, que en aquel momento le resultó demasiado estúpido como para tomarlo en serio, y se alejó soltando insultos a diestra y siniestra calle abajo.

A la mañana siguiente del sucedido, SeHun se preocupó demasiado cuando dos horas después del horario de entrada al trabajo, JongIn todavía no había aparecido y tampoco contestaba sus llamadas. Salió de la empresa rumbo al dúplex de JongIn y después de tocar repetidas veces al timbre de la vivienda, digitó los ya tan conocidos números en el panel de seguridad y entró sin miramientos.

Lo que menos esperaba SeHun era encontrarse con que su querido jefe se había encogido al mismo tamaño de una muñeca barbie. Estaba sentadito en la almohada de su cama maldiciendo a BaekHyun y toda su futura descendencia. Y pese al shook inicial, fue inevitable la oleada de ternura y un profundo instinto de protección hacia el pequeño hombre que invadieron de lleno a SeHun. Desde entonces, el alto estaba siempre a su lado.

—BaekHyun dijo que él volvería a la normalidad cuando pasase una semana desde la maldición —el alto acercó una mano a JongIn y acarició su cabecita con delicadeza. Se habían vuelto muy cercanos en los últimos días.

Desde que lo encontró en ese estado en su dúplex, SeHun había estado mimando demasiado a JongIn, el cual se dejaba hacer.

—No me mires así —la vocecita demasiado aguda de JongIn se hizo oír en la estancia sacando una carcajada a JunMyeon, quien anteriormente le había mirado con una pizca de burla en la cara.

JongIn volvió a fruncir el ceño con molestia y eso fue demasiado tierno a ojos de SeHun, quien soltó un suspiro enamorado sin dejar de observando a su jevecito.

—¡Aww!, eres tan adorable... —dijo con burla JunMyeon, acercando un dedo para tocar las rechonchas mejillas de JongIn—. ¡¡AHH!! —gritó— ¡Me has mordido! —se apartó de su primo y lo miró con incredulidad. De verdad le había dolido.

—Nos tenemos que ir a casa —habló otra vez SeHun al comprobar la hora, su horario de trabajo había finalizado hace cinco minutos.

El alto cogió sus pertenencias que había dejado en uno de los sillones, se acercó a JongIn y juntó ambas manos delante de él, quien se subió a estas sin protestar. SeHun lo acercó a su pecho mientras el pequeño hombre se recostaba contra él con demasiada confianza.

Su primo solo observaba callado toda la escena; cuando el alto se giró para marcharse, JunMyeon tuvo la leve impresión de haber visto a JongIn sacarle la lengua.

Ya en el dúplex del mayor, después de cenar, SeHun le ayudó a subirse en su pequeña cama improvisada y luego de desearle las buenas noches, se metió en la cama de su jefe y apagó las luces.

SeHun había pasado los últimos días cuidando de él; y quizá por estar más pendiente en cumplir lo que le pedía el mayor, no se había percatado de los sonrojos que adquiría su pequeño jefe cada vez que el alto le demostraba cariño.

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❪✧❫ Antología || SeKai/KaiHunWhere stories live. Discover now