XI

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Taehyung echaba de menos a Haneul.

Desde que regresó de Edén la ha notado algo distante, también llevaba su celular consigo más a menudo. Intentaba convencerse de que había hecho las paces con su amiga Hyunjin —sí, Hani le había contado todo el asunto con buenos detalles— y se comunicaban por mensajes de texto, sin embargo, días atrás no pudo seguir conteniendo sus dudas y le inquirió sobre su repentino interés en el aparato. Haneul le contó que conoció a un muchacho y que desde entonces se mensajean seguido, le habló de lo agradable e interesante que era, también de lo bien que se llevaban. Taehyung se alegró mucho por ella, había hecho un amigo y al ser tan tímida y cerrada, ¿qué clase de amigo sería si no se alegrara por ese pequeño logro suyo?

Lamentablemente el momento de alegría y orgullo poco le duró. Haneul comenzó a estar más ausente que antes, resulta que su nuevo amigo la invitaba a salir varias veces por semana y la pelinaranja aceptaba cada invitación con gusto.

El muchacho alado se encontraba solo, sentado sobre el techo de la casa de su amiga, sus brazos rodeaban sus piernas y su mentón descansaba sobre su rodilla. Se sentía decaído y triste, como un cachorro juguetón que no se le permite salir al exterior y disfrutar de un día perfecto... «¿Acaso Inu se siente así a veces?» pensó con una mueca. «Espero que ella no se esté olvidando de ti también, Inu. Prometo sacarte a pasear mañana.»

Un par de toques a la madera de la puerta principal llamaron su atención lo suficiente como para cambiar la posición de su cabeza y echar un pequeño vistazo a la entrada, donde un muchacho bien vestido y de cabellos dorados aguardaba con una pequeña sonrisa y sus manos tras su espalda. «Ha de ser él.» algo en su rostro captó su atención, quizás fue la forma en que sonreía... frunció el entrecejo intentando averiguar donde había visto a ese rubio antes. No pasó mucho tiempo para que la voz de Haneul llegara a sus oídos seguida del característico sonido del pestillo de la puerta, sólo cuando ella se dio vuelta para mirarlo nuevamente, él hubo revelado que escondía un ramo de flores detrás de sí. Sintió sus dedos contraerse y —sin fuerza— hacer de su mano un puño, ¿querría golpearlo? ¿Por qué quería golpearlo? Ni siquiera lo conoce.

No quería seguir viendo, no quería ver la expresión en el rostro de ella, no quería ver la sonrisa autosuficiente de él al saber que le gustó su regalo, no quería ver a quien le estaba arrebatando a su amiga y aun así no lograba apartar la mirada. Con el pecho contraído, los observó charlar plácidamente mientras se marchaban caminando por la acera.

«Yo también podría regalarle flores.» pensó antes de apoyar su mejilla por completo sobre sus rodillas. «Quizás termine de arruinar las cosas si lo hiciera.» Taehyung se sentía triste por lidiar con la soledad, desplazado por Haneul y de una forma que no sabía describir pero que hacía presión en su pecho y le hacía sentir peor que todo lo anterior junto.

de un flechazo al corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora