XVI

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Qué curioso cómo trabajan el Destino y el Tiempo para hacer que dos personas se unan, de esta forma pueden realizar el más profundo anhelo de algunos así como presentarles a otros sus más grandes errores. Taehyung y Haneul eran mucho más, sus vidas fueron líneas paralelas que se juntan, chocan y se atreven a romper el orden natural para producir una explosión y crear su propio universo, un mundo donde los dos pueden ser y un «juntos» puede existir.

Fue cuestión de segundos para que su cuerpo descansara sobre una superficie sólida de nuevo y notara que contenía la respiración debido a las súplicas de sus pulmones por oxígeno. Creyó que abrir sus ojos y averiguar donde se encontraba aliviaría su desasosiego, sin embargo todos nos equivocamos de vez en cuando. Reconocía esa habitación, las altas paredes de la habitación revestidas con extraordinarias obras de arte que jamás hubiese imaginado, preciosas columnas de mármol que sostienen el techo sobre sus cabezas y el suelo lucía un patrón de rombos que parecía no tener fin... estaban en Edén.

— Muy bien, la extracción fue exitosa... — las palabras del joven quedaron en el aire al hacer contacto visual con ella, su semblante se endureció y resopló con hastío. — ¡Jeon!

— ¿Sí, señor? — habló un muchacho más joven que el anterior. Ambos llevaban lo que podría ser un uniforme pues usaban las mismas ropas negras.

— ¿Me puedes explicar qué sucedió ahí? — fue entonces que el muchacho llamado Jeon abrió sus ojos al máximo una vez reparó en la presencia de la chica.

— ¡Lo siento mucho, Min-hyung!

Mientras la conversación entre los dos seguía su curso, tres pares de personas que llevaban el mismo uniforme entraron por una de las puertas. — Ustedes tres, — Min señaló a los aludidos. — llévense al idiota de cupido. Los demás sujeten a la chica.

— Aguarden... ¡no, esperen! — Haneul no tuvo tiempo de hacer nada cuando Taehyung le estaba siendo arrebatado, sin importar cuánto quisiera sujetarlo su mano acabó por escapar de entre las suyas. — ¡Por favor! ¡Taehyung! — rogó a oído sordos, solamente consiguiendo observar el cuerpo inconsciente de su amigo ser llevado a un lugar que ella desconocía.

Quería llorar, quería gritar, aún más importante, quería deshacerse de las manos que la mantenían en su lugar para ir en busca del castaño ¿pero eso de qué serviría? Él seguiría inconsciente y ella no sabría qué hacer, por el contrario de estas personas, ellos sí podrían cuidar de él y asegurarse de que está bien.

— A ella llévenla...

— A ninguna parte.

La chica dirigió la mirada al lugar del que provino esa voz, encontrándose con un muchacho alto y de cabellos rosáceos, él fue la primera persona en mirarla con pena desde que llegó.


— ₊˚.༄ —


El té fue servido en su taza de porcelana con delicadeza, el líquido tibio se dejó caer con gracia, disolviendo lentamente el terrón de azúcar que descansaba al fondo de esta. Temiendo ser descortés Jung Haneul dio sorbo tras sorbo a pesar de no tener apetito. Frente a ella, Seokjin —el muchacho de cabello rosa— la examinaba cuidadosamente con la mirada. Tras haber interrumpido lo que en la mente de Haneul pudo haber sido su ejecución decidió hacerse responsable de ella, alejándola de la ciudad y llevándola directo a su hogar donde podría conversar con ella sin preocuparse por ser escuchados.

— ¿Quieres contarme lo que sucedió? — inquirió cuidadosamente.

La chica lo examinó de vuelta, escrutando en sus ojos por algo de malicia. Taehyung le había hablado de él anteriormente, era su mejor amigo, la persona en la que podía confiar ciegamente. Ella también puede confiar en él ¿cierto?

— Estábamos en el parque de la ciudad, Tae apareció de la nada frente a mí pero no lo vi realmente, estuve concentrada quitando la tierra de mi pantalón. — no era como que iba a contarle la verdadera razón, no pensó que fuese importante. — Cuando le dirigí la mirada él lucía... — no estaba cómoda diciéndolo en voz alta pues si lo hacía era como si todo se hiciese real. Colmó sus pulmones de oxígeno antes de seguir. — lucía como si estuviera a punto de morir.

Sin muchas ganas de hacerlo, alzó la vista de su taza ahora carente de té y encontró el semblante amable del pelirosa, ofreciéndole una pequeña sonrisa que alivió una parte de su inquietud.

— Está bien, Taehyung estará bien, en este instante están cuidando de él y va a despertar muy pronto. — se quedó en silencio unos segundos para luego cambiar el tema a uno más ligero. — ¿Sabes? Tae me ha hablado mucho sobre ti. — Seokjin fingió no ver el casi invisible sonrojo de la chica. — ¿Aún odia el café?

Las comisuras de sus labios se alzaron levemente al pensar en ello. — No mucho, le ha tomado el gusto al café helado con un poco de leche. — sin embargo, tan rápido como apareció su minúscula sonrisa, esta desapareció. — ¿Cuánto crees que le tome regresar a casa?

Seokjin preguntó de vuelta: — ¿«A casa»? — ganándose el silencio en respuesta. Tanto él como ella se vieron sorprendidos de que se refiriera a su casa como si fuese de ambos. — Yo... — frunció levemente el ceño y sacudió la cabeza. — le tomará semanas recuperarse por completo.

— ¿Siquiera va a regresar? — inquirió pasado un minuto de silencio total.

Al tener la responsabilidad de decirle la verdad y saber de sobra que su amigo significa más que una amistad para ella, mirarla le fue muy difícil. — Seré franco, Jung Haneul, eres una humana y él un ángel, tú no perteneces a este mundo y él no pertenece al tuyo.

Él se quedó sin habla al oír la risa cargada de amargura escapó de sus labios, esta quemó en su garganta como si fuese veneno. Ha sabido eso desde el primer día ¿por qué otra razón intentaría ocultar sus sentimientos por Taehyung y alejarse de él para que estos desaparecieran? Mientras más se involucraba más fuerte podía escuchar esa frase en su fuero interno. «Supongo que deberé aceptarlo... probablemente nunca debimos habernos cruzado y todo esto fue un error.» quizás era su corazón roto hablando, quizás era la realidad.

Indudablemente Taehyung y Haneul eran especiales, sus vidas fueron líneas paralelas que se juntan, chocan y se atreven a romper el orden natural para producir una explosión y crear su propio universo, un mundo donde los dos pueden ser y un «juntos» puede existir. Sin embargo la incertidumbre de poder lograrlo o destruirse en el intento persistirá hasta el final.

de un flechazo al corazón.Where stories live. Discover now