Capítulo seis.

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ANTES DE COMENZAR CON EL CAPÍTULO, ME GUSTARÍA DECIRLES QUE PUBLIQUÉ UNA HISTORIA NUEVA. NO ES UNA FIC, ES UNA INDEPENDIENTE. ME GUSTARÍA QUE LA LEYESEN Y VEAN QUE TAL. SOLO ESO.

La película ya había terminado, y ahora se encontraban los dos en silencio mirando los créditos, sin siquiera mirarse.

Aquello realmente comenzaba a ser incómodo. Alanna estaba un poco molesta por la actitud que notaba en sí misma, tan tímida y cohibida, como si ni siquiera pudiese dirigirle la palabra.

Quería acercársele, romper el hielo entre ellos, avanzar un poco más de lo que ya supuestamente habían avanzado. Conocerlo mejor de lo que creía conocerlo.

Entonces, ignorando los nervioso que le ponían los vellos de punta, decidió hablar.

—Hey, Finn—su voz no sonó tan segura como lo hacía en su mente, pero prosiguió—. ¿No quieres salir un rato a caminar? Todavía no se hace tan tarde.

No pudo evitar la risa nerviosa que salió de sus labios después de eso.

En seguida terminó la oración su mirada se posó en el chico sentado junto a ella, y pudo notar que este la observaba con esa mínima -casi inexistente- sonrisa que tanto lo caracterizaba.

Asintió, aliviando la presión en el pecho de la niña.

Sin más, ambos se levantaron del sofá y salieron de la casa sin preocuparse de decirle a la mamá de Alanna. De todas formas, ella sabía que estaría de acuerdo. Quizá más de lo que imaginaban.

Comenzaron a caminar muy juntos, con sus codos rozándose, e incluso, sus manos. Aquel pequeño roce hacía que la muchacha sintiera un zoológico dentro de su estómago, el cual tanto como molestarla, le agradaba.

Observó al ruloso por el rabillo del ojo, como hace tan seguido, y en ese momento quiso saber que pasaba por su mente; quería saber que pensaba. La misma pregunta rondaba dando vueltas en su cabeza, y esta era si alguna vez ella estuvo allí, en sus pensamientos. Si alguna vez él pensó en su persona más de dos segundos, con eso le bastaría. Claro que, no quería permitirse tener la esperanza de que pasase horas con ella en su mente, justo como le sucedía con él.

Suspiró, no lo invitó a salir para analizarlo, así que tendría que comenzar a moverse hacia su propósito.

—Entonces, ¿Nick regresó para tu cumpleaños? No lo vi cuando estuve allá.

Tras preguntar aquello pensó que quizá no comenzó con el mejor tema.

—No, no pudo. Pero dice que volverá el próxima mes.

El rostro de Finn le hizo creer que no estaba muy convencido de su respuesta y que, de alguna forma, esto lo afectaba.

—¿Estás bien?

Aquello salió por si solo de su boca, tan solo quería saber.

Finn la miró unos segundos, como si estuviese analizando su rostro, y probablemente también su contestación a la interrogación anterior. Alanna esperaba que fuese sincero.

—Supongo—dijo por fin, encogiéndose de hombros—. Solo me gustaría tener a mi hermano aquí de vez en cuando. Para hablar y esas cosas.

Ella asintió, comprendiendo su situación, y feliz de que fuese honesto.

—Bueno yo...—meditó un poco antes de decir lo siguiente—. Puedes hablar conmigo cuando lo necesites.

Apretó los labios, esperando alguna reacción.

La mínima -ahora no tan mínima- sonrisa de Finn volvió a su cara, y ese brillo que había visto en el vestidor apareció nuevamente en sus oscuros ojos.

—Lo tendré en mente.

Aquella fue su única respuesta, pero fue más de lo que Alanna esperaba. Totalmente suficiente.

—¿Te gustan los libros?

La pregunta del muchacho hizo que se volteara de nuevo hacia él. Este no la observaba a ella, su vista se mantenía fijada en el frente.

—Si, me encantan—contestó, sonriente.

Entonces, se volteó hacia ella.

—¿Te gustaría ir a una convención de libros conmigo este martes?—formuló la propuesta con calma, todo lo contrario a como lo hubiese hecho Alanna—. No conozco a nadie que le guste leer, y creo que serías una buena compañía.

No sabía si era real, si en serio estaba pasando. Finn Wolfhard la estaba invitando a salir, en verdad lo estaba haciendo.

«Cita de amigos, Alanna» se repetía a sí misma. «Cita de amigos».

Se encontraba tan conmocionada que se había olvidado de responder.

—Sí—asintió—, si, sería estupendo ir contigo a esa convención.

Finn sonrió por más de segunda vez en el día.

—El martes, será.


SIXTEEN ¡!【FINN WOLFHARD.】Where stories live. Discover now