Capítulo doce.

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Finn.

Hace unas semanas que su familia no se veía con la de Alanna, puesto que sus padres se encontraban muy ocupados con asuntos del trabajo. Sin embargo, hoy parecían tener tiempo de sobra, por lo que no dudaron en invitarlos para pasar el rato. Su madre preparaba los postres mientras que su padre la ensalada, a la vez que Finn se dedicaba a arreglar el mesón de la cocina.

Habían puesto un poco de música para poner más acogedor el ambiente, y el muchacho se había encargado de limpiar partes de la casa con la ayuda de la señora de limpieza. No quería demostrar mucha emoción ante la visita de Alanna para no delatarse a sí mismo y que sus padres comenzaran levantar sospechas, eso era algo que hablaría con ellos luego. Aunque traía la esperanza de que sus padres no pensaran igual que sus vecinos.

Para su mala suerte, cuando sus progenitores se sentaron frente a él en las banquillas frente al mesón, supo que todas esas esperanzas se habían convertido en basura.

—Oye, hijo—lo llamó el señor Wolfhard. El nombrado levantó la cabeza mientras seguía limpiando—. ¿No hay nada que tengas que decirnos?

Los adultos le dedicaron una mirada, esa que dejaba en claro que ya sabían la respuesta de lo que preguntaban, pero querían que saliera de sus labios. Más Finn no lo hizo así.

—No, en realidad no—contestó, tratando de no sonar tan cortante. Empezó a a mover el paño sobre el mesón con más insistencia, ansioso porque sus padres dejaran el tema estar.

El señor Wolfhard puso la mano sobre la suya para que se detuviera y buscó su mirada, con el ceño fruncido.

—¿Lo tuyo con Alanna no es algo que quieras decirnos?—inquirió el hombre, con un tono de reproche en la voz.

"Lo tuyo con Alanna". Aquella frase, por alguna razón, se le había hecho bastante atractiva. Más aún así, no dejó que sus progenitores se dieran cuenta de ello e intentó relajar su expresión.

—No sé de qué hablas—dijo, tratando de no parecer tan tenso—. Entre ella y yo no hay nada.

Una sensación molesta recorrió su cuerpo al decir esas palabras.

—¿Vas a decirnos que no se besaron?—esta vez fue su madre quien habló.

Finn no se sorprendió por el hecho de que la señora Allina le haya comentado algo al respecto, ellas se lo compartían todo, y más aún si tenía que ver con sus hijos.

—Fue solo un reto—se excusó, encogiéndose de hombros, simulando restarle importancia.

—Entonces, ¿No sientes absolutamente nada por ella?—la pregunta de la señora Wolfhard lo tomó por sorpresa, dejándolo sin habla. Por lo que, lamentablemente, su respuesta quedó clara—. Finn, sabes que eres dos años mayor que ella.

En seguida miró a la mujer, incrédulo. Estaba comenzando a enojarse, le parecía ridículo que hicieran tanto drama por ese tema, no entendía cual era el afán de recalcar que era dos años mayor que ella. ¿Por qué se escandalizaban tanto por ese hecho? ¿Es que de verdad pensaban que él podría aprovecharse de la muchacha? Solo eran dos años, solo dos. ¿Que diferencia tan inmensa podría haber entre una chica de catorce y un chico de dieciséis? No veía lo catastrófico allí. Entonces se encontró a sí mismo triste porque, aunque no quisiera admitirlo, eso suponía un obstáculo para lo que sea que él y Alanna pudieran tener.

—¿Y eso qué significa?—preguntó, ocultando el miedo que la respuesta le provocaba.

Su madre lo miró, con una mirada preocupada y afectuosa, una que empeoraba las cosas.

—No están en la misma etapa, cariño—la mujer apretó los labios—. No buscan las misma cosas. Sabes que Alanna es muy pequeña para ciertas cosas, ¿No?—su tono se volvió más severo—. Tú también lo eres—apaciguó la voz e hizo algo parecido a una sonrisa de comprensión—. Pero quizá te sientas más listo que ella.

Finn, entonces, experimentó el mismo sentimiento que Alanna. Sus padres estaban insinuándole algo que, aunque para su edad era para nada anormal, él no había comenzado a considerar. Era como si lo estuviesen acusando de tratar de quitarle la virginidad a una niña, y no se daban cuenta de que él también era virgen y que en realidad no pretendía aquello en lo absoluto. Estaban juzgándolo por tener cierta edad, generalizando, haciéndolo sentir como uno más del montón. Como si todos fueran iguales a esa edad.

Quizás si, la mayoría de las personas de su edad estén listos para tener sexo, o cualquier cosa que se le acerque, pero eso no significaba que todos lo estuvieran. Eso no significaba que en el caso de que alguna vez saliera con Alanna trataría de convencerla de hacerlo, porque la verdad era que ni siquiera él se sentía listo para ello. Hacían un drama por algo que no era más que una estupidez causada por prejuicios idiotas.

Finn, por el contrario de Alanna, si decidió defender su punto.

—Si lo que piensan es que estoy buscando tener sexo con Alanna, les aclaro que no; no planeo tener sexo con ella—soltó el paño que en toda la conversación no se había desprendido de su mano—. Son solo dos estúpidos años, y lo único que ustedes y los padres de Alanna están haciendo es juzgarme por esa razón. Demonios, ¡Son solo dos años! ¡No me voy a aprovechar de ella por eso!—bufó, irritado, y luego prosiguió—. ¡Y si, me gusta Alanna! ¡Quizá me gusta mucho y quizá me gustaría tener algo con ella! ¿Y qué si es así? ¡No por eso la voy a desvirgar! ¿Está bien?

Cerró la boca, sorprendido ante sus palabras. Lo había dicho, había confirmado lo que tan confundido lo tenía. La razón era clara, era por eso que siempre estaba pensando en la niña, por eso le gustaba detenerse a mirarla, por eso quiso besarla el día de la convención, por eso sentía esa corriente eléctrica cuando hacían contacto físico. La causa era tan simple como que tenía sentimientos más allá de los de una amistad por ella.

Alanna le gustaba.

Le gustaba quizá mucho.

HOLAAA. ESPERO QUE LES GUSTE ESTE CAPÍTULO. ME GUSTA TOCAR ESTE TEMA, PORQUE LOS PADRES SUELEN TENER CONFLICTO CON QUE SUS HIJOS SALGAN CON ALGUIEN MAYOR POR DICHOS PREJUICIOS, ASÍ SEAN UNOS TONTOS DOS AÑOS. CLARO QUE, SI ES VERDAD QUE VARIOS ADOLESCENTES SE APROVECHAN DE OTROS MENORES INGENUOS PARA CONSEGUIR CIERTAS COSAS, PERO NO POR ELLO TODOS LO HACEN. ESTAMOS CLAROS QUE EN ESTE TEMA SON LOS HOMBRES A LOS QUE MÁS SE JUZGA, Y AUNQUE, REPITO, SI HAY ALGUNOS QUE SE APROVECHAN DE CHICAS O CHICOS MENORES O INCLUSO DE SU MISMA EDAD, NO SIGNIFICA QUE TODOS LO VAYAN A HACER.

PORQUE A VECES OIGO A MUJERES DICIENDO LA TÍPICA FRASE: "TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES". PERO NO LO SON, NO PORQUE UNO SEA UN IMBÉCIL TODOS LO VAN A SER. DE LA MISMA FORMA CON LAS MUJERES. POR SUPUESTO QUE TODAVÍA HAY CHICOS BUENOS POR AHÍ, QUE NO SOLO PIENSAN EN SEXO, Y LO CUALES PROBABLEMENTE SE SIENTAN MUY OFENDIDOS POR COMO SE LES GENERALIZA DE TAL FORMA.

SALUDOS.

Kisses.


SIXTEEN ¡!【FINN WOLFHARD.】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora