Capítulo nueve.

3.4K 358 278
                                    

LEER AVISO AL FINAL, POR FAVOR.

Alanna yacía sentada en el mueble con las piernas cruzadas, haciendo un intento vano de no sentirse nerviosa. Cuando besó a Finn, lo último que se le ocurrió fue que terminaría en el sofá de su casa con sus progenitores observándola con atención. Aún así, no se sentía apenada o arrepentida en lo más mínimo. Ni siquiera veía porque tanto alboroto, solo era un simple beso, no es que por ello se casaría con el muchacho.

Por suerte, sus padres no mostraban enojo, aunque de igual forma se les veía serios. Ella estaba esperando a ver qué argumentos le dirían del porqué hacían tan dramático el asunto. Le parecía un poco confuso, puesto que hace unos días su madre se veía bastante encantada respecto a Finn.

—¿Nada para decir, Annie?—la voz de su padre no se escuchó tan severa como seguramente él quería que lo hiciera.

La nombrada puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.

—Fue solo un reto—contestó, tratando de no dar demasiada información.

Sus dos acompañantes asintieron, analizando su no muy alargada respuesta. Los nervios que Alanna antes sentía comenzaban a desalojar su cuerpo, ya había aclarado que aquello había sucedido por un reto, supuso que eso dejaría en claro que entre ella y Finn no sucedía nada además de una amistad.

—Estás consciente, Annie, de que Finn es dos años mayor que tú. ¿No es así?—la pregunta de su progenitor le hizo ver que quizás no lo había dejado tan claro como así lo creía.

Frunció el ceño ante el comentario.

—Ya les dije que fue solo un reto, no estoy en nada con Finn—volvió a asegurar, para luego encogerse de hombros—. ¿Y qué tiene que sea dos años mayor?

Sus padres se quedaron callados unos segundos, por lo que Alanna supuso que estarían buscando una respuesta válida para el confuso comentario que uno de ellos acababa de decir.

—Los chicos mayores a veces buscan otras cosas, querida—la severidad había abandonado la voz de su padre, y ahora era reemplazada por una suavidad cautelosa.

Alanna se encontró a sí misma entendiendo perfectamente aquella insinuación, y eso la mareó un poco. La verdad nunca se había detenido a pensar en ello; en lo que podría o no buscar un chico mayor, así sea por unos ridículos dos años. Por supuesto que había escuchado sobre aquello, a veces proporcionaban charlas en su escuela, hablaban sobre el desarrollo del cuerpo, la masturbación y distintos temas de la pubertad. Sin embargo, jamás se le ocurrió pensar en Finn de esa manera, o catalogarlo como un adolescente hormonal de dieciséis años.

Nunca pensó en él como esa clase de chico que estaba listo para dar ese famoso siguiente paso que ya todos están apresurados por dar a su edad. Lo peor del caso, era que no podía estar segura de si él era tal como esos chicos, puesto que no lo conocía lo suficiente. Esperaba que no lo fuera, no porque juzgara a las personas así, tan solo que Finn siempre le había parecido el chico tierno, aunque serio, que sabía vivir sus etapas y dar pasos en vez de zancadas.

—No sugerimos que Finn sea igual que todos, Annie—intervino su madre, tratando de apaciguar el ambiente—. Solo que seas precavida, que no te dejes llevar y hagas algo de lo que después te arrepientas.

Entonces, cayó en cuenta de otra cosa. Sus padres no solo se lo comentaban por Finn, sino incluyéndola a ella. Aquello la hizo sentirse un poco herida, además de ofendida, no pensaba que sus padres la vieran capaz de semejante cosa a tal edad; era como si pensaran que era ese tipo de niña precoz, que a veces no piensa en las consecuencias. Alanna se conocía a sí misma, y sabía que no tenía ningún apuro y que conocía los límites de la curiosidad, siempre se había considerado una niña muy sensata. Pero ahora, que sus propios progenitores no estaban seguros, la hacía dudar de ello.

SIXTEEN ¡!【FINN WOLFHARD.】Where stories live. Discover now