19. Brought

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"Estoy aterrorizada de esta cosa oscura, que duerme dentro de mí. Todo el día siento sus vueltas emplumadas, su maldad."

—Sylvia Plath.

XIX

Lloro silenciosamente sobre el hombro de mi hermano; él no me aparta, solo se queda quieto.

—Lo siento —murmuro. Nadie puede entender cuánto lamento la muerte de mis padres. Puedo imaginar cómo se sintió él—. Lo siento mucho, Milosh. —Aunque quiero quedarme así con él por un tiempo, mi hermano se aparta, manteniendo la cabeza baja, sus ojos evitando los míos—. ¿Milosh?

Cuando su mirada se encuentra con la mía, veo las disculpas en ella.

—Tengo que hacerlo, lo siento.

Me empuja contra el árbol y siento su cálido aliento en mi cuello.

—Milosh... ¿Qué...? —No me deja terminar y entierra sus colmillos en mi piel. Ya estoy débil, no puedo perder más sangre, pero no lucho contra él. Esta es la única forma en la que puede ver mis recuerdos y confirmar mi inocencia. Mi sangre me abandona y se vuelve parte de él, dejándome más débil. Cierro los ojos, luchando con la sensación de entumecimiento.

Me suelta y caigo al suelo, tratando de no desmayarme. Levanto la mirada hacia él y veo la sorpresa en sus ojos verdes. La lluvia cesa finalmente. Él se voltea, sosteniendo su cabeza con ambas manos para luego golpear un árbol, agrietándolo.

—Milosh...

Él levanta la mano en un gesto para que me quede callada.

Intento levantarme, pero es difícil. Me siento, descansando mi espalda contra el árbol. El suelo está completamente mojado, lleno de barro y hojas. El viento helado mueve las ramas de los árboles y el cabello mojado de Milosh. Él aprieta los puños, sin desviar la mirada. Le doy tiempo, lo necesita. Sé que no es fácil aceptar lo que acaba de ver en mis recuerdos.

Los rayos iluminan el lugar por un segundo. Mi hermano comienza a alejarse sin decir una palabra.

«No...»

—¡Milosh! —grito, pero él no escucha. Utilizando lo que queda de mi energía, me pongo de pie y me tambaleo para seguirlo—. ¡Milosh, espera! —Se detiene de espaldas a mí; mis rodillas se rinden y caigo en el suelo, sintiendo el barro frío contra mis piernas.

En silencio, mi hermano da grandes zancadas hacia mí. Me levanta del suelo y me carga sobre su espalda. Envuelvo las piernas y brazos alrededor de él. Entonces comienza a correr a una velocidad impresionante; sé que vamos a mi escondite. La lluvia finalmente ha parado. El viento sopla el aroma de Milosh directamente en mi cara. Estoy muy sedienta, así que no puedo dejar de mirar su cuello. Me doy cuenta de que su camisa cubre parte de este. El olor de su sangre es diferente a cualquier que haya olfateado antes.

Corre durante minutos que me parecen años, sin decir nada. Cuando estamos a pocos metros de mi escondite, para y me baja de él.

—Gracias —Rompo el silencio, pero él ni siquiera me mira antes de irse.

Me quedo sola en el bosque. Tal vez necesita tiempo para asimilar lo que acaba de descubrir, o tal vez no quiere saber nada de mí. Camino lentamente para salir del bosque, la playa está vacía; enormes olas llegan a la orilla. Necesito sangre urgentemente. Mi mente viaja a la de Shadow, su aroma dulce y poderoso. Me encuentro a Aiden saliendo de la cueva.

—Buenas noches, Morgan —saluda con su frialdad usual. No le respondo, no estoy de humor.

Me pregunto dónde está Shadow. Necesito dejar de pensar en él o en su sangre. Le pedí que se fuera, así que no hay posibilidad de que pueda andar cerca. Sé que he sido injusta con él, porque ahora que puedo recordar cómo sucedieron las cosas sé que él hizo todo lo posible para protegerme. Incluso me preguntó si quería que matara a mi padre para que la tortura se detuviera, pero fui yo quien no le dejó hacerlo.

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