Formalidades

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Mi sueño fue interrumpido por un olor muy particular, baje las escaleras y mi mamá estaba preparando unos pancakes. Sonreí.

-Buenos días, amor. Hice tu desayuno favorito.-Dijo esa señora rubia de ojos verdes, casi 43 años, la cuál yo amaba con locura.

-Ya me di cuenta, mamá. Gracias.-me acerqué a ella y le plante un beso en la mejilla.-Huele delicioso.

Ella tomó un plato y sirvió unos cuantos pancakes con blueberries, mis favoritos. La ayudé a poner la miel sobre la mesa y los cubiertos también. Mi madre no solía hacer esto regularmente, desde que papá nos dejó ella ya no se molestaba en hacer desayuno pues decía que yo era lo suficientemente grande y podía hacerme desayuno sola; pero sé que esta vez lo hizo por lo que sucedió la noche anterior.

-¿Y cómo te la pasaste anoche, linda? -preguntó mi mamá antes de darle un sorbo a su taza de café.

-Bien... el señor Jackson es una persona muy inteligente.- admití, ella me miro durante unos segundos sin decir nada, luego alzó las cejas en forma de sorpresa.

-Bueno, me alegro que te lleves bien con tu maestro.- sonrío y yo hice lo mismo. Sabía que esa no era una sonrisa verdadera. -¿Cuantos años tiene? ¿Es joven? ¿Tienes algún tipo de interés amoroso por él?

Me ahogué con el jugo y comencé a reír.

-Tiene 40 años.- mi madre abrió sus ojos en forma de sorpresa. -Y no... no, mamá, claro que no.- sacudí mi cabeza y le dí otro sorbo a mi jugo.

Quería evitar ese tema a toda costa, pues resulta que mi maestro era dos años menos que mi procreadora, y también resultaba que me parecía extremadamente atractivo... y sexy.
Quería sacar esos pensamientos de mi cabeza, pero no podía. Las últimas semanas había estado solo pensando en él. Tengo 17 años, yo debería estar pensando ese tipo de cosas con chicos de mi edad, pero simplemente no podía, el señor Jackson era muy muy muy atractivo. Incluso coqueteaba con él, él siempre se quedaba mirando a mi dirección pero yo no estaba segura si realmente sentía lo mismo que yo. Pero me quedó muy claro después de ese día que decidí ir a buscarlo.

..

Había llegado a la escuela bastante temprano, hoy quería hablar con el señor Jackson y ser honesta con él, hoy era un día donde lamentablemente no teníamos matemáticas; usualmente no lo lamentaría pero ahora las clases se habían hecho parte interesante de mis días.
Eso no era impedimento para buscarlo después de 4 largas horas. Él se encontraba en la sala de maestros, lo sabía porque anteriormente lo había visto salir de ahí a estas horas. Caminé hacía ahí y di un largo suspiro antes de abrir la puerta, cerrandola con seguro por detrás de mi. Hoy debía ser la persona más afortunada del mundo, ya que solamente estabamos él y yo.

- ¿Qué está haciendo aquí, señorita Cooper? es un área restringida, y ¿no debería estar en clase? - me miró desafiante pero podía notar un ligero nerviosismo en su forma de hablar.

-No me digas señorita Cooper, pensé que después de ayer podría considerarte mi amigo, señor Jackson.- dije molestando, él frunció el ceño.

-No se confunda, mientras yo tenga un pie dentro de esta institución, sigo siendo su maestro y usted mi alumna, no se quiera pasar de lista porque no le va a traer nada bueno. - dijo seriamente, yo me encongí de hombros, pues se notaba molesto

¿Cómo podía cambiar tanto de ayer a hoy? entiendo los protocolos pero no era necesario que fuera tan frío, después de habernos contado todo ayer.

-Me caía mejor ayer, señor Jackson. Pero tiene razón, aquí solo soy su indefensa alumna, mientras usted es mi maestro. Espero que no abuse de su poder. -Yo sonreí coquetamente y me acerque un poco más a él.

-Bueno será mejor que se vaya porque no es buena idea que esté aquí. - dijo nervioso acomodando el cuello de su camisa, él sabía perfectamente mis intenciones, y a mi me gustaba.

Mis pasos conducían hacia su dirección, cada paso que yo daba, él retrocedía uno. - Solo quise pasar a saludarlo, no veo nada malo.

Su cara era de impresion, pero estaba nervioso podía notarlo por su mirada desviada, no se atrevía a mirarme a los ojos. Me acerqué un poco más a él hasta que él ya no pudo retroceder más porque su espalda chocó contra la pared. Pusé mis manos sobre su corbata tratando de arreglarla, él trago saliva fuertemente. Observé detalladamente sus labios, los cuales él humedecia con su lengua varias veces.

Su respiración chocaba contra la mía, hasta que mis labios se posaron sobre los suyos, los cuales estaban ligeramente humedos; comencé a besarlo lentamente, él me siguió la corriente, pero estaba tenso. Me aparté de él lentamente para tomar aire y continuar pero él se hizo a un lado bruscamente.

-¿Qué pasa?- cuestione curiosa. -¿Acaso no te gusto?- acaricié lentamente su cuello pero él aparto mi mano y camino unos pasos lejos de mi. Tomó su cabello entre sus manos mientras daba pasos en el mismo lugar.

-No vuelvas a hacer eso, nos vas a meter en graves problemas, y no, no me gustas. Eres demasiado joven y muy inocente si piensas que vas a lograr algo con esto. -Se tapó el rostro con sus dos manos, estaba sonrojado.-

-¿Por qué no? Estoy a unos meses de cumplir 18, y nadie tiene que saberlo, señor Jackson.- traté de acercarme a él pero se apartó y tomo su maletín.

-Si sigues con esto tendré que acusarte con la directora, así que si me disculpa, me tengo que ir, y espero que mañana se comporte y entienda su lugar.- dicho esto salió apresurado por la puerta dejándome ahí sola y confundida.

Él no me podía dejar así, no a mi. A mi nadie me decía que no. Primero me coqueteaba de vuelta durante las últimas semanas y cuando tuve la oportunidad de decirle lo que sentía me dejó como una idiota. Me tendría que vengar y hacer que él fuera para mi. Desde ese día nada fue lo mismo. Las clases del señor Jackson no eran lo mismo.

Mr. JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora