Capítulo 29

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Cuéntame
Damon

– ¿Cómo que no puedes? –Sostuve el teléfono con ambas manos y suspiré. Estaba empezando a volverse complicado– Tienes que poder, es tu deber poder –Se escuchaba molesto, estaba molesto– Yo no tengo idea de que es lo que vas hacer, pero tienes que poder.

–Escucha, estoy en un funeral –Acerqué el teléfono a mi boca para poder hablar en el tono más bajo posible y que él logrará oírme– No puedo.

– ¿Cercano o por compromiso? –Parecía haberse calmado.

Contestar esa pregunta podría volverse un tanto comprometedor para mi si alguien llegara a oírme.

–Realmente es por compromiso –Miré para ver si alguien andaba cerca y tuve la bendita suerte de que no fue así– Pero es un compromiso ¿Te queda claro? Por lo mismo no puedo irme de aquí.

–Puedes comportarte todo lo patán que quieres con tus amiguitos, pero no quiero que me vuelvas hablar así –Silencio– Aquí, en el mundo de los vivos, nosotros los vivos tenemos necesidades.

–Puedes ver otro capítulo del programa de las 3 sin tener culpa de no verlo conmigo, la próxima semana puedes explicarme –Reviré los ojos– tus necesidades se basan en estar encerrado en un motel viendo cosas en la TV y de vez en cuando llamar a tus amigos los Gallagher.

–Si vienes haremos lo que quieras –Me sacó de mis casillas– lo prometo.

–Tengo que estar con Steve, Jamie, es importante.

–Y yo tengo que estar contigo, Damon, es importante –Se había puesto serio e incluso sospechaba cierta molestia– ¿Era lo que querías, no? De todas formas, no te voy a rogar.

Colgó el teléfono antes de que pudiera defenderme.

Dejé el teléfono en su lugar y apoyé mi cabeza a un costado. Lo de Alex era importante para él y no podía irme, todavía eran mis amigos. Tampoco podría quedarme haciendo que Jamie se molestara conmigo y, quién sabe, tal vez dejara de llamarme. Era estúpido poner una prioridad encima de la otra, también era doloroso para el no beneficiado.

–Ya vamos a empezar –Giré levemente la cabeza para encontrarme con Dave.

–Sí, claro, voy –Asentí.

Seguí a Dave hasta el baño. Estábamos los cuatro alrededores del retrete y Alex tenía la pecera entre sus manos, estaba llorando como si en vez de un pez fueran las cenizas de su abuela las que echaría por el retrete. Aunque fue su mascota desde la universidad, tal vez algún día lo entienda.

–Estamos aquí –Tragó saliva y echó la cabeza para atrás, moviendo un poco su cabello– aquí reunidos… –Se le rompió la voz y tuvo que pegar la cabeza al hombro de Dave para no llorar tan públicamente– No puedo, tómala –Le dio la pecera a Graham.

–Reunidos –Prosiguió Graham– Para honrar a… –Alex le extendió un cuadro de papel de baño con algo anotado con tinta azul– Macario Philip Ronaldo ¿James? –Volteó a ver a Alex y él sólo asintió varias veces– el pez de nuestro buen Alex.

–Macario nos enseñó muchas cosas –Sonreí mientras miraba a Alex– cómo que no hay que echarle aromatizante a su pecera porque es tóxico.

– ¿Por qué invitaron a Asesino Albarn a la ceremonia? –Preguntó Alex completamente indignado. Todavía estaba haciendo un favor a la humanidad para que esa pecera oliera bien, pero quién diría que era toxico.

Alex volvió a llorar.

–Bien hecho –Me reclamó Dave– ¿No tienes mejores cosas que hacer?

I D I O T A | Jamion [Gorillaz]Where stories live. Discover now