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Ya no es una desconocida.

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Sentí mis párpados pesados, aún teniéndolos cerrados sentía como si no pudiese ser capaz de abrir mis ojos ante la claridad que aún no veía. Poco a poco fui abriendo mi vista, encontrándome con la claridad de aquel sol que era tapado por esa gran nube gris, pero aún así su claridad sofocaba. Me removí, sintiendo así mi cuerpo lleno de humedad y incluso me sentí algo mojada de las rodillas para abajo, sintiendo también frío. Baje mi vista, observando el río que estaba delante de mi, el mismo en donde nos habíamos limpiado el día anterior y me fijé de que ayer en la noche debimos habernos caído por aquella pequeña montaña llena de lodo. No pude ni siquiera moverme, sentía un terrible dolor en mi cuerpo y solo miraba los caminantes tirados en el suelo, rematados. Confuso ante no recordar lo qué pasó, empecé a buscar con mi vista la única cosa que si recordaba. Busque con la mirada a Aliana, a quien pude visualizar más en la orilla del río como yo me encontraba. Me fui incorporando, pero caí al suelo ante sentir un terrible dolor en mi costado.

Gruñí ante eso, quedándome sentado pero arrastrándome más a la orilla para no mojarme, viendo así, mi sombrero húmedo cerca de las piedras que habían allí. Fui arrastrándome para no sentir la incomodidad que sentía en mi costado, había caído tan duro ayer que creo que me había lastimado una costilla, pues cuando alce mi camisa no lucía mi costado bien. Parecía morado, como un gran moretón y realmente me dolió con descontrol. Nuevamente intenté incorporarme, teniendo éxito y llevando mi mano a mi costado, como si eso fuera ayudarme, pero pareció haber funcionado. Fui caminando hasta la chica quien parecía estar inconsciente aunque a su lado se veía su navaja llena de sangre y incluso ella tenía fragmentos de sangre seca en su ropa. Su pecho subía y bajaba, mientras que su rostro tenía pequeñas raspaduras en donde se podían ver finas líneas de sangre. Observe el lugar, parecía ser medio día. Maldecí ante recordar que estábamos solos ella y yo, sin papá, sin ninguno del grupo y eso me aterró.

—Aliana, oye, vamos. Despierta.—con la punta de mi zapato empecé a removerla con cuidado sin que mi zapato la raspara. Nuevamente empecé a sacudirla con mi pie puesto en su muslo, observando así su cuerpo. Sus pantalones le quedaban ajustado, unos jeans azul bastante oscuro desgastado. Y una camiseta negra que le dejaba ver un poco su abdomen, con una chaqueta también del mismo color de su camiseta.—¡Eh!—di un leve grito, moviéndola con brusquedad con mi pie, notando así como sus párpados se abrieron.

Observe sus verdosos ojos cerrarse nuevamente ante la terrible claridad que la iluminación dio, ella mostró un semblante de molestia. Se tapó su vista para así quedar sentada en el suelo lleno de pequeñas piedras, mientras que quede observando su cabello en vuelto en una trenza y su frente soltaba aquellos cabellos que solíamos decirle... cabellos de bebé. Alzó su vista, mientras que le daba sombra con su mano y me miró fulminante. Mientras que poco a poco fue levantándose, viéndose así no tan confundida como yo lo estuve cuando me desperté. Fui alejándome un poco de ella mientras me decidía si quedarse ahí sentada o levantarse, pero yo solo quería irme. Observe mi navaja tirada en el suelo, maldije ante percatarme que mi arma no estaba en mi estuche y si había caído en el agua, estaba perdida. Giré mi vista, percatándome como ella se levanto ya del suelo, con arma y navaja en manos y no entendía el porqué su arma estaba seca y parecía funcionar al ver cómo ella la recargó.

—Debemos subir de alguna forma, pero debemos avanzar, la Villa esta al norte y hacia allá íbamos.—dije, caminando con dificultad hacia ella, viendo cómo me miraba y negó.—¿Qué?—le pregunté con actitud, y ella poco a poco fue mostrando un semblante de adolorida.

—Me duele demasiado.—hablo, en un tono bajo, alzando su mahón y dejándome ver su tobillo. Estaba morado, realmente hinchado y no tenia con ella el vendaje que Maggie le había puesto.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀 ─𝐂𝐀𝐑𝐋 𝐆𝐑𝐈𝐌𝐄𝐒  ①Where stories live. Discover now