34

4.1K 323 89
                                    

Tan cerca pero tan lejos.

Miraba aquella claridad que esa ventana transmitía a esa grande habitación, una habitación con unas comodidades que no había visto en tanto tiempo. Una enorme cama, con mesas de noches bastante limpias y hermosas. Habían dos grandes sofás adornando la habitación, con una mesa de cristal y unas flores espléndidas. Al menos en este oscuro lugar había algo bonito y ordenado. Me senté en aquel cómodo sofá, viendo a aquel hombre dando vueltas y vueltas. Sentía mis ojos pesados, sentía cansancio reflejándose en cómo la falta de sueño me afectaba, las noches aquí no eran color de rosa como lo son en Alexandria y más cuando mi corazón estaba siendo consumido. Me sentía muerta por dentro pero pero mi corazón aún era capaz de latir, aún bombardeaba lleno de vida, sintiéndome yo llena de cansancio. Negan daba vueltas en la habitación, su semblante era diferente al que había conocido por primera vez. Su rostro se veía lleno de tristeza, se veía algo distante y cortante, no era la persona que había conocido y eso me llenaba de curiosidad, me llenaba de misterio.

No sabía el por qué me encontraba en su habitación, no sabía que hacía sentada en este cómodo sofá y con su presencia, lo único que sabía era que no podía dejar de pensar en el rostro de mi hermana. Sus risas, su voz estaban atadas a mis oídos como si ella estuviera presente en estos momentos aquí, ayer me acosté pensando en ella, me acosté pensando en ella aún lado de mi hermano; esperando soñarla y no fue así, ella se había ido incluso hasta de mis sueños. Sentí mi garganta quemarme con el deseo de querer llorar mientras veía mis manos, mientras que observaba mis nudillos con esos colores opacos que demostraban los moretones que me provocó golpear la pared siendo decorados por esas gotas que se salieron de mis ojos ante el recuerdo de Natasha en mi mente. Limpie mis lagrimas, intentando suspirar para no sollozar y llamar la atención de este hombre quien aún daba vueltas en esta habitación.

—Quiero ver a mi amigo, solo quiero verlo.—decidí romper el hielo ante la petición que le hice a Negan, quien se mantuvo en silencio y pude ver cómo negó mi petición.—Solo quiero decirle que mi hermana murió, eran pareja... —susurre sin obtener respuesta alguna.—Vas a marearme si sigues dando tantas y tantas vueltas.—comente observando cómo Negan pisaba fuertemente su talón contra el suelo, resonaba en mis oídos y me molestaba.

—Nunca había hablado con una adolescente molesta y sentida porque perdió a su hermana a causa de mis hombres, intentó tener las palabras correctas para poder comprendernos y llevarnos mejor.—me respondió, seguía dando vueltas y vueltas.—Aunque los hombres que provocaron eso ya pagaron, tú hermano los mato con sus propias manos, oh ese chico, él es encantador; quisiera que liderará este lugar que he formado.—dijo sonriente, algo que me lleno de muchas dudas en cómo este hombre tenía una estrecha y fuerte relación con mi hermano.

—Él nunca será como tú.—hablé algo molesta ante su comentario anterior, ver su sonrisa me atormentaba.—Eres un idiota si crees que podemos ser amigos como Nate y tú.—añadí a mi comentario, viendo cómo la sonrisa de este hombre cesaba.

—Tú hermano desde que llegó aquí cambió mi forma de ver la vida pero no ha cambiado mi forma de querer verla, él será un gran líder algún día y él será mejor que todos los hombres que han estado aquí.—dijo, mientras que me quedé en silencio sin respuesta alguna.—Lamento la muerta de su hermana, él es fuerte y lo sobrellevará, se que tú también lo harás, eres ruda igual que él.—sus disculpas habían sido un tipo de abertura a una herida, así se sentía.—Esto es más difícil de lo que pude imaginarme, demonios.—murmuró observando la ventana, mientras que yo decidí tan solo observar mis manos entrelazadas y evadir su mirada.—Mira, comprendo que estés molesta porque mate a tus amigos, mueren personas todos los días. Diablos, si que mueren. Hace tres días mataste a uno de mis hombres, tenía familia y sufren su muerte.— observe su rostro, la malicia y burla que contagió en su dormitorio, se burlaba.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀 ─𝐂𝐀𝐑𝐋 𝐆𝐑𝐈𝐌𝐄𝐒  ①Where stories live. Discover now