LLEGADA DE VISITAS

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Amber.

Salgo de clase de teatro y me encuentro con Nan y Micaela que pasaban por el pasillo. Las escucho hablar del hermano de Nan que ha conseguido un empleo y que Micaela ha tenido un tipo de pelea con Dylan.

Algunas personas que pasan por el pasillo se quedan mirándome debido a que tengo en uniforme de porrista puesto fuera de horario. Algo que no hago por opcion propia. Debía interpretar un papel y... era una porrista. Así que para sacar una buena calificación incluí el atuendo. Mala opción. No pensé lo que pasaría al salir de la clase.

Micaela mira mal algunas niñas de primero que me observan como si fuera una striper o algo parecido.

Me gusta estar con ellas pero aún no puedo contar libremente mis asuntos con ellas como lo hacía con Carmen. A ella le podría contar que desde el domingo no he tenido mayor noticia de Cole y que uniendo cada pieza de los recuerdos y conversaciones que ha tenido por teléfono me llevan a pensar en Samantha. Pero luego de un rato me siento ridícula y paranoica por pensar que se conocen solo porque los dos son de Alabama. Y aunque quiero una segunda opinión no me siento muy cómoda con mis dos nueva amigas para comentarles.

- ¿Y qué piensas?- Nan me saca de mis pensamientos y no hay manera de contestar a su pregunta sin quedar como una total despistada que ni sabía de que le estan hablando.

- Chicas, perdón. Ustedes son geniales pero...

- Extrañas a Carmen.- Completa Micaela.

-Sí. Pero ustedes han sido unas amigas geniales. Nan a estado ahí y con lo de Cole, mi madre... - Han pasado muchas cosas en muy poco tiempo.

- Y lo estaremos. O por lo menos yo lo digo de mi parte.- Nan me abraza por los hombros.

- Conmigo también.- Responde Micaela abrazando mis hombros por el otro lado.- Sé que no nos conocemos hace mucho pero eres mi heroína desde la paliza de Kendal.

Nan y yo la miramos algo confundidas pero luego ella suelta una carcajada.

- Obvio no, Amber.- La miro inquisitivamente ya que una parte de mi... bueno, no solo una parte creé que nuestra amistad se inició por eso.

- Ok. Admitiré que no te hubiera hablado si no la hubieras puesto en su lugar. Aunque ahora que te conozco me arrepiento por no haberme acercado a ti antes.-Me abraza.

Me sorprendería la manera descarada en que Micaela acepta que se acercó a mí al saber la pelea contra Kendal. Pero las últimas semanas que he pasado con ella, he descubierto su actitud extremadamente sincera y algunas veces imprudente. Aunque  suene loco me estoy acostumbrando y no me parece tan mal.

- Bueno en este momento es lo de menos. Ustedes han estado conmigo en este remolino que sea vuelto mi vida.- Les correspondo el abrazo a cada una y al llegar al parqueadero nos subimos en el auto de Nan.

Micaela se adueño del puesto de copiloto desde comienzos de semana y después de discutir dos días seguidos en la mañana y la tarde me resigne y le di el lado bueno a estar atrás. Por ejemplo, tengo más espacio, dos ventanas en vez de una y bueno...esas son las ventajas que he visto hasta ahora. Debo admitir que le doy la razón a Cole en decir que se sentía como niño regañado estando atrás solo. Sin embargo, no es tan malo cuando la capota de su carro no está puesta.

Cole...cada día lo extraño más. Es algo cursi y miedoso la manera en que lo echo de menos. Desde el domingo que se despidio no he tenido más que unos cuantos mensajes de texto y una llamada el ayer que no me dio mayor información de cómo van las cosas. Es con lo que me he tenido que conformar estos cuatro días.

-Ya que no me contestaste en el instituto te volveré a preguntar. Amber, ya que no es el mejor momento te gustaría pasar la noche junto con Micaela en mi casa.

CUANDO MENOS TE LO ESPERÉS   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora