Una década lejos de ti

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Antes de seguir con el reencuentro unos fragmentos del pasado






Alec era el hombre más feliz en esos momentos, por fin después después de diez largos años volvería con Magnus, su Magnus.

- Felicidades hijo, estoy tan orgullosa de ti

- Gracias mamá, todo te lo debo a ti, sin tu ayuda yo no habría podido...

- Todo es por tu propio esfuerzo cariño, iras a la Universidad que querías, el proyecto que presentaste es el mejor del país

- Pero..., no quiero irme y dejarte aquí, vámonos juntos, regresemos a...

- Cariño tu hermana aún me necesita, no quiero dejarla sola

- ¿A ella o a papá?
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Alec sonrió recordando la conversación que tuvo con su madre una hora antes, observó a través de la ventana y no vio nada, la oscuridad de la noche escondía la belleza de la naturaleza, cerró los ojos intentando dormir y recuerdos de hace diez años llegaron.

Alec lloró todo el camino a la terminal de buses, no quería irse, no si Magnus se quedaba, pero su madre le había explicado que sólo le haría daño con su presencia.

- Algún día volveremos amor

- Pero..., ¿y si Magnus se olvida de mi?

- Eso no pasará cielo, el es tu omega, tu destinado, él siempre anhelará tu regreso.
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En ese mismo instante Maryse seguía en la terminal de buses, ansiaba tomar el siguiente he ir con su hijo, cuando estuvo a punto de comprar un boleto su celular timbro, fue una breve charla y una orden - Quédate ahí, iré por ti - hubiese querido hacer caso omiso pero ese hombre aún tenía poder sobre ella, salió y se sentó en la sala de espera mientras recuerdos de hace diez años llegaban

Alec había llorado hasta quedarse dormido en su regazo, era tan pequeño pero sus sentimientos por Magnus eran reales, y eso la tenía preocupada, esperaba que con el tiempo aquellos sentimientos no cambiaran, le agradaba Magnus y no deseaba verlo sufrir, el dolor de no ser amado era intenso pero con el tiempo ese sentimiento se convertía en recuerdos, pero el dolor de no ser amado por tu destinado jamás se olvidaba, era la muerte misma, observó la suave respiracion de Alec y acarició los oscuros cabellos de su bebé mientras a lo lejos veía la pequeña ciudad iluminada dándole la bienvenida, cuatro años habían pasado, cuatro años desde que tomó a su Alec en brazos y se fue a vivir a otro estado.

Ella fue inmensamente feliz, tal vez la más feliz de todas las mujeres, lo tenía todo, un esposo guapísimo, dos hijos y un hogar que era la envidia de todos. Pero todo eso quedó en el olvido cuando Robert la engaño con una de sus amigas, ella siempre pensó que eran una pareja destinada, pero al parecer sólo ella lo consideraba así, Robert encontró a otra Alfa igual que él y de inmediato se divorció de ella, ahora entendía que él nunca la amo, era por eso que jamás la marcó.

Aquel hombre destruyo sus sueños y rompió aún más su corazón

- Ella será una Alfa, me encargaré de su educación junto a Anne, en cuanto al niño, no lo quiero, llévatelo contigo, es débil y enfermizo, desde ya se ve que será un omega igual a ti - después de aquellas palabras arrebató de sus brazos a Isabelle, su pequeña niña de sólo tres años, y se la entregó a su amante. En un mundo dominado por Alfas, ella una simple omega no pudo hacer nada más que callar sus lágrimas
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Sacudió su cabeza tratando de borrar aquellos dolorosos recuerdos, bebió un poco de café, la noche era fría y todos iban muy abrigados, a lo lejos vio una madre tratando de llevar a su hijo en brazos y nuevamente los recuerdos la inundaron.

Adiós Mi Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora