Tu eres mi prometido

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Alec hubiese querido correr con Magnus nada más llegar pero tenía asuntos importantes que atender, después de años había una oportunidad de detener al hombre que separó a su familia.

- ¿Entonces ya no tenemos que preocuparnos por él?

- No cariño, logramos atraparlo, por fin después de años de perseguirlo cometió un error y ahora está siendo trasladado a un reclusorio de máxima seguridad - Lilit estaba mirándolo con ternura, ella era la hermana de Asmodeo Bane quien había tomado el caso de Andrew Lightwood hace diez años, fue su hermano quien pidió su ayuda luego de que Alec le contara el motivo por el cual su familia se había separado.

- Gracias tía Lilit

- Oh cariño, que no haría yo por ti, ahora ve a buscar a mi estúpido sobrino, estoy segura que estas impaciente por verlo, toma esto es un regalito de mi parte.

- ¿Que es?

Alec intentó abrir el paquete pero Lilit lo detuvo - No lo abras aquí, me arrestaran si ven que ando dando estos regalitos a un niño.

Justo en ese momento llegó documentación urgente y ya no pudo preguntarle que había en la caja. Salió presuroso y tomó un taxi, la ciudad había cambiado mucho ya no había pequeños comercios sino grandes edificios, el taxi giro y corto camino pasando cerca a un parque y él sonrió recordando como se conocieron.

Alec había esperado por diez largos años, cada día había pensado en él, en sus ojos verdes con motitas doradas, en su cabello negro, en su piel canela y su dulce sonrisa, y en ese aroma que lo hacía feliz y desear estar en sus brazos.

Tal vez fuera un niño, pero desde que lo vio aquella vez que lo salvó de aquel perro algo cambió, de pronto se volvio posesivo, no le gustaba cuando ese hombre Ragnor, Catarina o algún otro se acercaba y lo abrazaba, tampoco le gustaba cuando su propia madre le daba un beso de despedida, antes no entendía pero ahora si, eran celos, nadie en el mundo debería de tocarlo, nadie más que él.

Y es por eso que no pudo contenerse cuando vio a ese hombre envolver a Magnus en sus brazos, pagó el taxi, bajo y cruzó la pista sin precaución, estuvo a punto de ser arrollado por un auto, el conductor le lanzó una grosería pero no le importó, el siguió corriendo hasta llegar junto a la pareja, empujó a Imasu con tal fuerza que lo hizo caer al suelo y jalo a Magnus escondiéndolo en su pecho mientras le lanzaba una mirada de odio al hombre que se había atrevido a tocar a su omega

- No toques a mi Magnus

Sintio a su ahora pequeño omega tensarse y luego de solo segundos relajarse y estremecerse - Alec..., ¿Alexander?

- He regresado..., he vuelto como prometí, Magnus...

- ¿Qué haces aquí? ¿Escapaste de casa? ¿Que...?

- No nada de eso, yo he venido a verte Magnus, yo he venido por ti como prometí, ¿es que ya olvidaste aquella carta que escribí cuando era niño?

- Como si eso pudiese pasar...

Imasu los miraba asombrado, Magnus jamás había permitido que nadie lo acariciara como el ojiazul lo estaba haciendo, él había abrazado a Magnus no porque se fuera a caer sino porque había empezado a desprender aquel delicioso aroma a omega que vuelve a un hombre loco, el deseo por el moreno fue más fuerte y después de aspirar su olor intento besarlo, pero no imagino que sería empujado con tanta fuerza, miro a Magnus con la esperanza de que alejara a Alec pero no sucedio, fue ahí cuando entendió que ese ojiazul frente a él era el Alfa del moreno, Magnus debió de percibir su presencia he inconscientemente empezó a desprender feromonas llamándolo.

Las lágrimas no se hicieron esperar, fueron muchos años, una década añorándolo, todo ese tiempo guardando sólo recuerdos, Magnus se abrazo a la esbelta figura de Alexander y aspiró, mala idea.

- No puedo creerlo ¿enserio eres tú Alexander? ¿no es un sueño?

- He vuelto Magnus, ahora para quedarme - Alec estaba hundiendo la nariz en su cuello, ahora ya no era un niño y el aroma dulzón de su omega lo estaba descontrolando, lo abrazo posecivamente, estaba presumiendo frente a Imasu.

- Por cierto ¿Quién es está persona?

- El es Imasu, mi aprendiz

- Gusto en conocerlo, soy Alexander Lightwood, el novio de Magnus - Alec vio con satisfacción como Imasu retrocedió dos pasos, iba a decir algo más cuando Magnus casi grito.

- Estas equivocado, tu eres mi prometido

Alec lo miró con asombro y sin esperar más lo abrazo llenándolo de pequeños besos por todo su rostro, Alec era demasiado cariñoso y ahora que Magnus era más pequeño que el aprovechó la situación para llenarlo de mimos, ni siquiera se dieron cuenta cuando Imasu se fue diciendo adiós.

Ambos se tomaron de la mano y caminaron un poco, en todo el recorrido Magnus no pudo apartar sus ojos del rostro de Alec, no podía creer que su pequeño Alfa se hubiese convertido en un hombre tan apuesto.

- Magnus me estás mirando demasiado..., cuando me miras de esa manera no soy capaz de contenerme.

De pronto Magnus cayó al suelo llevando sus manos hacia su zona privada, estaba humedo, dolía, estaba sonrojado y acalorado, entro en celo en ese mismo instante, su aroma se intensificó haciendo que los alfas de la zona miraran interesados, intentó pararse pero no pudo hacerlo.

- Espera, ¿qué haces?..., Alec ¿a dónde me llevas?

- A casa, te necesito Magnus, estoy a punto de perder el control y no quiero que nadie más que yo disfrute de tu aroma

- ¿A casa? Espera ¿podrías bajarme? Todos nos están mirando

- Que miren, que sepan que eres mío

Llegaron a casa y Magnus se sorprendió cuando Alec sacó una llave de su bolsillo

- ¿Cómo es que...?

- Tía May fue quien me la dio

Magnus pensó en su traidora madre, él le había preguntado varias veces por Alec y ella siempre le dijo que no sabía a donde se habían mudado.

Sintió cuando lo bajo y lo abrazo, sus cuerpos encajaban perfectamente, estaba admirando las sonrojadas mejillas de su Alfa y de pronto fue besado tiernamente, tan suave, tan dulce, tan perfecto, correspondió de igual manera y cuando se separaron quiso volver de inmediato a labios de Alec

- Mío

Magnus se quedo en silencio solo el tiempo necesario para soltar una suave risa y Alec hizo un puchero que le recordó a Magnus a ese pequeño del cual se enamoró.

- Eres mío Magnus..., desde aquella primera vez que nuestros ojos se encontraron, desde ese mismo instante tú me perteneces, eres mío, mirame a los ojos y dímelo

- Soy tuyo

Esta vez fue Magnus quien atacó sus labios, suaves caricias que pasaron a ser mordidas, un beso húmedo donde sus lenguas participaban.













En un primer momento dije que esta historia sería una adaptación, pero ya debieron de darse cuenta que no es lo mio, he cambiado muchas partes y agregado cositas que no están en el manga, bueno lamentó si las aburrí.

Gracias por estar aquí, leyendo lo que escribo y sobre el siguiente capítulo debería ser xxx, pero me da penita 🙈🙈🙈, así que posiblemente pasemos al epílogo.

Gracias una vez más.









Adiós Mi Alfa Where stories live. Discover now