Siempre he sido tuyo

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Me da penita que lean esto, pero algunas de mis lectoras lo pidieron, sólo espero que sea de su agrado

Lamento haber demorado tanto en subirlo pero he estado un poco ocupada, gracias a quienes lean y ya sólo nos queda el último capítulo.








Alexander me está abrazando, y yo..., yo siento un sinfín de emociones que no creía posible existieran, su agarre se volvió un poco más fuerte y empezó a aspirar mi aroma.

- No sere capaz de contenerme por mucho más tiempo

Su voz ronca a causa del deseo que siente por mí me excitan aun más, pero también es a causa de la inmensa alegría de estar con mi alfa destinado que yo tampoco podré contenerme por mucho más tiempo, el éxtasis se esta desbordando por cada poro de mi piel.

Cuando él era pequeño y lo levantaba en mis brazos sentía como si mi corazón se fuese a detener, lo mismo me pasa ahora cuando es él quien me levanta a mi para hacer que rodee su cintura con mis piernas.

Un beso que de inocente no tiene nada, siento sus labios, su lengua, sus dientes, Alexander me está explorando, me está probando, yo también quiero a pesar de no haberlo hecho nunca, no tengo experiencia pero mis labios y mi lengua tienes vida propia, saben que y como hacerlo.

Nos falta el aire, tenemos que separarnos aunque no queremos hacerlo, su rostro está sonrojado, se que yo también debo de estarlo ya que siento mi piel caliente, nuestra respiración es agitada y nos miramos a los ojos mientras un hilo de saliva aún nos esta uniendo. El me besa nuevamente, pero es un beso distinto, un beso del que solo había leído en libros, un beso esquimal, y es tan tierno que acelera mi corazón.

- Tu aroma es tan dulce..., no puedo evitarlo Magnus..., deseo besarte una y otra vez..., deseo..., a pesar de ser la primera vez que beso a alguien..., yo..., quiero más..., lo quiero todo de ti.

Las manos de mi alfa no permanecieron quietas por mucho tiempo, mi muy cara gabardina de diseñador terminó en algún rincón del departamento y no me importó. Sentí frío ya que sus labios abandonaron los mios a pesar de mis protestas, pero fui recompensado, esa maravillosa boca se dirigió a mi cuello donde empezó a besar, morder y lamer, sacándome suspiros de placer, no se en que momento pero cuando me di cuenta ya estábamos en mi habitación.

- ¿Siempre fue así Magnus? Cuando era un niño... ¿siempre lo soportaste?

- Siempre, a pesar de que sabía estaba mal, siempre... -  Las osadas manos de mi alfa habían bajado hasta mis glúteos, donde acariciaron un momento para luego bajar mucho más, trazó pequeños círculos por sobre el pantalón, yo estaba caliente y húmedo, mis labios no se callaron nada - esta clase de violenta lujuria, desde que eras sólo un niño..., yo..., te deseé como no tienes..., ahhhh

- Increíble incluso tus pantalones se están mojando - no pude contenerme más, mi cuerpo tembló y un vergonzoso jadeo escapó de mis labios

- Eso es porque yo siempre, yo siempre quise ser abrazado por ti...

No pude decirle más, mi erección dolía y se que la de Alexander también, así que me armé de valor y di el primer paso, baje el cierre ante la atenta mirada de mi alfa, su sonrojo me puso más caliente, tomé su mano y la lleve a mi miembro ya húmedo, escuché su gruñido mientras yo dejaba deslizar mi pantalón - Así Alexander..., se siente bien... - él bajo un poco mis boxer mientras me besaba nuevamente, sus manos hacia maravillas en mi pene, arriba y abajo, tan gentil, de pronto escuché los botones de mi camisa chocando contra las paredes y las lámparas, el había dejado de masturbarme por breves segundos y luego volvió a la tarea.

Me estaba consumiendo en el fuego de la lujuria, a cada instante deseaba más, de pronto dejo mis labios y me observó con una cálida sonrisa, dejo pequeños besos en mis mejillas y su caliente boca bajo hacia mi pecho donde se prendió de uno de mis botones, solté un gemido tan fuerte al mismo tiempo que uno de sus largos dedos entraba en mi. No era la primera vez, ya antes había probado con los juguetes que me regaló mi tío pero esto era de otro mundo, ante las embestidas de sus dedos mi ano se contraía haciendo la fricción más deliciosa que había experimentado hasta ahora.

- Ya... mhmm, si te mueves así dentro de mi..., me voy a correr

- Magnus..., yo también..., ya estoy...

Mi Alexander subió mis piernas un poco más y se empujó dentro de mi, un escalofrío placentero me hizo gritar, no solo por el dolor sino por el inmenso placer y alegría de ser uno con mi alfa. Sentía su pene caliente y palpitante entrar una y otra vez en mi mientras yo me empujaba hacia el en mis ansias por sentirlo más profundo.

Abrí más mis piernas y lo jalé hacia mis labios, nuestros besos eran perfectos, nuestros gemidos coordinados, sus embestidas se volvieron más duras, grité por el placer que mi alfa me estaba dando, quiso separarse y no se lo permití, lo abracé contra mi y él aprovechó para lamer, morder y succionar mis tetillas, estaba en el cielo

- Estar dentro de ti..., mhmm siento como si me fuera a correr en cualquier momento

- Esta bien..., está bien... - no podía hablar por el inmenso placer que mi alfa me estaba dando, lo atraje más cerca si es posible, mis piernas apretaron su cintura - está bien, así que ve hasta lo más profundo y déjalo salir todo

Un beso intenso, nuestras manos unidas, el vaivén de nuestras caderas, sus embestidas fuertes y rápidas llenándome hasta lo más profundo, así recibimos nuestro primer orgasmo, nuestros gemidos debieron de escucharse en todo el edificio pero no me importaba, yo quería más.

Nuestras respiraciones agitadas y nuestras mejillas rojas era una visión maravillosa, podía verla a través de sus ojos, él volvió a besarme y a llenarme de caricias, mi pene estaba más que contento y lo demostraba irguiendose con orgullo. Alexander me giró y me subió en sus piernas, yo mismo guié su grueso miembro a mi estrecho ano, ambos sentados, esta vez me tocaba a mi dirigir así que empecé a subir y bajar lentamente mientras el me masturbaba, no se en que momento volví en mi después de mi orgasmo pero Alexander ya estaba preparándome una vez más.

Estaba echado en cama y mi alfa levantó mis caderas poniéndome en cuatro, jugó con sus dedos mientras mordía mis nalgas, mis jadeos se hacian más fuertes y de pronto lo sentí entrar de golpe, las embestidas fuertes desde el primer momento, mi cuerpo temblaba a causa del éxtasis, estaba húmedo, mi lubricación natural producía sonidos obscenos con cada empuje, estaba cerca una vez más, mi boca no era capaz de retener la saliva y mis ojos estaban llenos de lágrimas, no podía pensar en nada más que mi alfa, mi alfa llenándome, mi alfa dándome placer, mi Alfa, mío.

- parece que te duele..., ¿quieres que la saque..., Magnus?

- N..., No...., más..., más Alexander

Ver su rostro sonrojado anegado de lágrimas, la saliva escurriendo por la comisura de sus labios, escucharle pidiéndome más, me descontrolo y éxito mucho. Fui más duro mientras sujetaba sus caderas para que no se moviera y de pronto su aroma me hipnotizo, el escondió su rostro de mí, pero dejó su cuello al descubierto y no pude contenerme, un par de estocadas justo en su punto dulce hizo que apretara y aprisionara mi pene en su estrecha entrada.
Mi lengua lamió la piel de su cuello y sintió su pulso descontrolado, di pequeños besos y mordí, lo escuché gritar así que lo penetre un poco más fuerte y luego gimió con fuerza al igual que yo, nuestro orgasmo llegó y fue lo más placentero que había sentido, lo había marcado, había marcado a mi omega, mío.

No se como describir el momento en que me marcó como suyo, ¿me dolió? Si lo hizo, pero fue más el placer que sentí, nuestra conexión fue completa, podía sentir todo lo que estaba sintiendo y estoy seguro que el también lo siente, el amor que se desborda en mi corazón.

Estábamos cansados pero aún así no queríamos parar, nuestros cuerpos pedian más después de aquellas tres primeras veces, después de eso ¿cuantas veces más me he corrido? ¿Cuántas veces Alexander se ha corrido dentro de mí? Se siente tan bien que ya no se si soy yo quien se esta corriendo o no, no puedo decirlo.

- Mío, eres mío - inconscientemente solté esto, no pensé que Alexander me escucharía pero lo hizo.

- ¿De que estas hablando?, desde hace diez años que soy tuyo Magnus, siempre he sido tuyo - esta última declaración me hicieron correr una vez más.







Adiós Mi Alfa Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora