Capítulo 2 / Compañeros

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Recorriendo un largo pasillo del piso 4, con todas las paredes de madera oscura y alumbradas por pequeñas arañas que colgaban del techo dando un aire entre tenebroso y acogedor, era una mezcla extraña, todo el piso estaba cubierto por una alfombra vinotinto y a cada seis metros desde la entrada del pasillo habían jarrones con flores aparentemente artificiales y lo recorría un suave viento fresco que llegaba del aire acondicionado; finalmente llegaron a una habitación cuya puerta estaba entreabierta y de adentro se escuchaban unos golpes amortiguados. Scott se quedó de pie frente a la puerta esperando a que el señor que lo guió hasta allí entrara primero, se apartó a la derecha y así lo hizo el otro.

El señor abrió la puerta de par en par y dejó ver en el interior de la habitación a un chico de unos 26 años y tez blanca de pie moviéndose rápidamente en contra de un saco de boxeo que ahí estaba colgado en medio del lugar, se notaba por su sudorosa camiseta gris que llevaba bastante tiempo entrenando; pero paró de inmediato al ver a los dos entrar a la habitación.

-Marcus –Saludó el chico al señor con expresión seria, fue a su cama que quedaba a la derecha de la habitación y tomó una toalla para pasársela por la frente y luego llevársela al hombro, posterior a eso se quitó las vendas de las manos que usaba para golpear el saco- ya casi terminaba.

-Bien, -Respondió este- ya llegó tu compañero. Que se acomode aquí durante estas horas para que se adapte a su nueva habitación.

-Listo, -El chico miró de arriba a abajo a Scott y dio un paso hacia él quien seguía parado en el umbral de la puerta- Soy Yorman Lippert.

Scott lo observó con detenimiento, sin parpadear, y reaccionó ante la mano que se extendía hacia él para ser estrechada.

-Scott Dashner –Le dio un fuerte apretón y vio que Yorman sonreía con una casi imperceptible malicia, lo que le hizo recordar que no debía confiar en nadie-.

-Bienvenido compañero. –Dijo Yorman acercándose a su cama para sentarse al tiempo que el señor Marcus se iba dejando la puerta abierta-.

Scott terminó de entrar y puso sus maletas a un lado, se dirigió a la cama que estaba a la derecha junto a una mesita llena de libros de misterio y se sentó, recorrió lentamente con la mirada el lugar observando que había un televisor, una radio, un armario, y un cajón que por los momentos no llamó su atención, además del saco de boxeo y una pera de boxeo que estaba en un rincón hacia la cama de su compañero, también había una puerta que supuso sería el baño.

Se quitó el suéter y se quedó con una franela azul marino que dejaba ver el dragón que tenía tatuado en el brazo izquierdo.

-Entonces, ¿cuánto tiempo llevas aquí? –Preguntó a Yorman-.

-Un año, ya no me ven como amenaza, en una semana por fin saldré de esta porquería.

-Entonces ya estás rehabilitado.

-Sí, ya me consideran un hombre nuevo. –Se quitó los zapatos y la camiseta y se paró a buscar una toalla de baño en el armario- Aquí tendrás que pasar por pruebas Scott, tendrás psicólogos y psiquiatras que te estarán tratando, y si no cooperas o haces algo malo pues lo pagas.

-¿Cómo se pagaría eso?

-Tienen sus métodos, y créeme, a veces no te gustarán en absoluto, en especial el psiquiatra Joseph quien también es científico. –Aunque le hablaba a Scott, no dejaba de hacer sus cosas, por lo que no le prestaba mucha atención a su presencia, realmente-.

Scott miró hacia la puerta al notar movimiento, era un chico de unos 28 años que iba pasando y se detuvo unos segundos en frente mirándolo, era moreno de cabello negro y ojos ámbar, alto y atlético, era el mismo al que había visto cuando llegó, observándolo desde la ventana. Lo saludó con un movimiento de cabeza y el otro le respondió con el mismo gesto de una manera un poco altiva antes de seguir su camino. Yorman ni se dio cuenta puesto que estaba de espaldas colocándose la toalla alrededor de la cintura.

Instituto Asesino - Una Prisión PeculiarWhere stories live. Discover now