Capítulo 3 / La Cena

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Cuando Scott entró al comedor vio a su alrededor, todo era color madera y vinotinto, y la araña que estaba en el centro del techo parecía una imitación perfecta de oro. Había tres mesas bastante largas, una de ellas estaba casi ocupada por completo, otra estaba apenas con unos cuantos y en la tercera solo estaba sentada una muchacha a la que le calculó unos 20 años.

Buscó con la mirada y encontró con ella a Yorman quien estaba en la mesa que estaba casi totalmente ocupada, observó que a su lado izquierdo había un asiento vacío y se aproximó a él, sentándose en ese puesto. Varios lo quedaron mirando, algunos con indiferencia, otros con curiosidad y unos pocos con cierta... maldad, como si quisieran buscar problemas. No vio a Arnold en ningún lado, mientras que Amanda se encontraba a unos cuatro asientos de distancia en la fila de enfrente, en los extremos de la mesa no había nadie, y a lo largo de la misma había velas que daban un aire peculiar a la cena, la cual aún no servían. También vio a la distancia alejado de su asiento, a Matheus, quien veía una de las velas de la mesa como si fuera lo más interesante del mundo, ni le dirigía la mirada. Luego tendría que saber cómo supo su nombre.

-Y cuéntanos chico nuevo –Comenzó a hablar una chica pelirroja que estaba sentada justo en frente de él, debía tener unos 27 años, puso los codos sobre la mesa y entrelazó sus manos en una expresión de curiosidad e interés genuino, por lo que él volteó a mirarla directamente- ¿qué te trajo aquí?

-Eso señorita, no es asunto de nadie. –Respondió lentamente-.

-Oh –Se echó hacia atrás y se apoyó en el espaldar- pues está bien, te entiendo, no debe ser fácil ser el nuevo de aquí y que todos te quieran conocer ¿o sí? –Volvió a apoyarse en la mesa y le extendió la mano- permíteme presentarme, me llamo Charlotte Cussler, a tu servicio guapo.

Scott sintió como la chica le clavaba la mirada con sus ojos verdes, parecía haber deseo en ellos, y más atrás sintió como la chica estiraba su pierna bajo la mesa para acariciar la suya suavemente con el pie. Él movió su pierna para romper el contacto.

-¿Y a ti qué te trajo aquí? –Le preguntó-.

-Pues, asesiné a varios hombres luego de seducirlos –Comenzó a hablar moviendo sus manos delicadamente y algo en ella le hizo pensar a Scott que tal vez, aunque bella, le faltaban unos tornillo en la cabeza- por lo general luego de haber asesinado a sus novias o esposas y haberme acostado con ellos, ¿pero qué te puedo decir? No veo nada de malo en divertirse y experimentar un poco de placer antes de portarse mal –Se rió un poco- Me atraparon apunto de clavarle una daga en el corazón a un chico que quiso que lo amarrara a la cama, y pues luego de que mi abogado intentara evitar que me encerraran en prisión durante quién sabe cuántos años, llegó al acuerdo de que me trajeran aquí para que me rehabilitara.

-Es solo una ninfómana que no puede vivir sin sexo y sangre en sus manos –Hizo el comentario cortantemente un hombre de 46 años, cabello negro igual que sus ojos que parecían la noche misma-.

Charlotte volteó a su derecha furibunda, lo miró y le hizo una promesa de muerte con la mirada.

-No me veas así, niña, solo digo lo que veo en las personas –Algunos se interesaron en lo que ocurría y los quedaron viendo, Yorman era el más cercano y pendiente de lo más mínimo- así como veo que este nuevo reclutado es alguien que aunque a simple vista parece ser alguien que no es un asesino en serie, lo cierto es que lo es y de los más peligrosos de hecho, hay rasgos más allá de los físicos que permiten observarlo y darse cuenta a una distancia prudencialmente cercana. Soy Dexter Katzenbach, fui psicólogo hijo, no me niegues lo evidente.

-¿Y según usted, qué me evidencia como alguien peligroso? –Scott no perdió la compostura-

Pero en ese instante antes de que Dexter respondiera, la comida comenzó a llegar y ser puesta sobre la mesa, no era de extrañar que no hubiesen cuchillos entre los cubiertos.

Instituto Asesino - Una Prisión PeculiarWhere stories live. Discover now