DOCE

2.3K 209 14
                                    

¿Qué es lo que hace que me aferre tanto a él? ¿Será el calor de su cuerpo junto al mío? ¿La sensación de plenitud que me envuelve cuando estoy con él? ¿El saber de su necesidad hacia mí?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


¿Qué es lo que hace que me aferre tanto a él? ¿Será el calor de su cuerpo junto al mío? ¿La sensación de plenitud que me envuelve cuando estoy con él? ¿El saber de su necesidad hacia mí?

Haber escuchado de su propia boca que necesita de mí, son de las cosas más gratificantes que me han ocurrido en este último tiempo. Quizá sea demasiado mediocre, quizá solo me esté aferrando a la nada misma.

Nos encontramos en mi habitación con las persianas bajas, aún así se cuela algo de claridad. Para ser honestos no tengo la más puta idea de qué hora es, y tampoco quiero hacer ningún movimiento, ya que temo que se despierte, aunque en este momento mi vejiga esté a punto de explotar. Me voy a quedar acá un rato más acurrucado a su cuerpo.

Luis tuvo una noche muy larga y le costó poder dormir. Tuve que darle unas de mis clonazepam, sé que está mal, pero él necesitaba dormir. Entiendo por lo que está pasando. Sé lo que se siente.

Él se encuentra apoyado en mi pecho con la boca entreabierta, corro el pelo de la cara y lo peino con mis dedos. Me inclino hacia él y le propicio de un beso en los labios, suave, casto. Él frunce la nariz pero no hace más nada que eso.

Podría estar todo el día viéndolo como si fuese un acosador, pero tiene que comer y mínimo darse un baño. Ha pasado por mucho en tan poco tiempo. No quiero que se enferme, no quiero que nada malo le pase. Cuidar de él, como él, intentó hacerlo conmigo.

***

-¿Qué música escuchas? Nunca te lo pregunté.

Estamos comiendo o por lo menos yo lo estoy haciendo. Su pelo todavía esta mojado producto de su reciente baño.

-Lo que vos escuchas seguro que no.

Él intenta hacer una sonrisa, creo que su pregunta es una evasiva a mis cuestionamientos implícitos.

Todo mis interrogantes están danzando en el aire. Espesos, pesados, tediosos. Y él los percibe.

Su plato se encuentra repleto y apenas probó bocado.

-¿No te gusta lo que cociné?

-Sí esta muy rico -dice, sin ánimos jugando con el tenedor.

-Estás dando vuelta con ese churrasco desde hoy, Luis.

-Perdoname. Tengo el estómago cerrado.

¿Qué es lo que pasa realmente? ¿Qué es lo que pasó? ¿Qué es lo que no me está contando?
Necesito saber todo, todo de él, de su pasado aunque eso implique hablar del mío, estoy dispuesto a hacerlo si él lo está.

-Podrías comer un poco más, por favor, Luis -pido con mi mejor tono conciliador-. Si comes un poquito más te pongo algo de lo que yo escucho.

Levanta las cejas y me mira. Parece un nene que hay que chantajear para que coma.

Corta un trozo de carne y se la lleva a la boca. Saborea el alimento exagerando la acción, cierra los ojos y emite un sonido que me transporta a otro lugar.

Me retuerzo en la silla cuando veo tocar sus labios el tenedor. Parezco un maldito depravado, pero a mi favor debo decir que Luis es demasiado tentador.

-Mmm -expresa una vez más, abriendo los ojos. Son grandes y hermosos. Dicen más que cualquier palabra, dicen más que cualquier declaración de amor.

-¿Te gusta? -pregunto con la garganta seca.

-Mucho -responde, haciéndome calentar aún más.

Y en un abrir y cerrar de ojos mi imaginacion cobra vida y lo veo inclinado a mí, de rodillas en el suelo, haciendome un pete. Observo con detenimiento su boca, sus labios. Están rojos y brillantes. Divago en mi mente con un Luis chupando todo a su paso, succionando todo. Lamiendo las heridas. Curándome el alma.

Mis pies se mueven de un lado a otro, retorciéndome de deseo. Debo enfocarme, él no está en condiciones.

No me puedo concentrar a esta altura pienso que lo hace adrede ¿me está provocando? Siento un picor en mi cuero cabelludo y carraspeo varias veces para simular mi excitación.

-¿Vas a poner la música o no? Estoy comiendo no te podes quejar -reprocha, trayéndome a la realidad.

Me encantaría poder levantarme, pero tengo una hermosa erección rozando mi joggineta.

Alcanzo su mano por arriba de la mesa y la llevo a mi miembro, acercándolo a mí. Él frunce la frente sin saber qué pasa.

-No puedo pensar en otra cosa que no sea tu cuerpo; tu cuerpo, vos, todo vos. Pensé que te había perdido -confieso.

-¿Por qué pensaste eso? -Cuestiona mientras me toca y hurga en mi ropa.

-Boludo, te habías ido. Desapareciste por tres días, pensé...

Despoja mi pene erecto y comienza a masturbarme.

-¿Qué pensaste? -Cuestiona mirándome a los ojos.

-Nada. Ahora estás acá. Y quiero que te quedes -expreso con la voz entrecortada.

Reprime una sonrisa y acomoda mi ropa. Se levanta de la silla y va hacia el equipo de música.

Extiendo mis manos a los costados sin saber a qué está jugando. Me siento estafado.

-Estoy seguro que te gusta este tema -dice de espaldas a mí. Sin saber que disco puso. Lo espero ansioso.

La música comienza y está en lo cierto es uno de los tantos temas que me gustan, pero no tanto como él.

Luis viene a mí con paso lento. Es tan delgado, tan hermoso, tan perfecto. La claridad de su piel irradia brillo y una sensación de tibieza que resulta ser adictiva.

Se sienta en mis piernas y me observa sin decir nada. Llevo mis manos a su espalda y ejerzo un poco de presión. Él me regala una sonrisa, pero no de esas que dan ternura. Son de esas sonrisas asesinas que te dicen que ya estás perdido, que ya caiste,y qué a ésta altura, ya no hay vuelta atrás.

Tengo la sensación de que él sabe lo que me produce.

Mis manos suben hasta llegar a su nuca y lo traigo a mi boca. La abro apenas. Él se aferra de mis brazos y comienza a besarme. Fuerte apasionado, necesitado.

Con el corazón roto [PAUSADA]Where stories live. Discover now